Comprar muebles de segunda mano: una alternativa que abraza la economía circular
Entre 1990 y 2020, la deforestación acabó con más de 400 millones de hectáreas de bosque, según la FAO. La fabricación, transporte, venta y desechado de muebles está detrás de gran parte de este impacto. Pero hay un cambio de tendencia en favor del mobiliario de segunda mano, reciclado o reacondicionado.
Un orangután recorre el tronco de un árbol caído hasta llegar a una excavadora. La golpea y finalmente cae al suelo. Estas imágenes, captadas en un bosque arrasado en la isla de Borneo (Indonesia), dieron la vuelta al mundo en 2018. Los datos que siguieron fueron alarmantes: la población de orangutanes de Borneo se ha reducido a más de la mitad en los últimos sesenta años debido a la destrucción de su hábitat.
Detrás de la tala indiscriminada de árboles en Borneo están varios sectores, destacando principalmente la industria del aceite de palma y la maderera. Desde la década de los setenta del siglo XX, la isla ha exportado madera a gran escala.
Hoy, una mayor concienciación sobre el impacto medioambiental de la deforestación hace que cada vez más personas se decanten por la segunda mano cuando eligen su mobiliario. La compra de muebles usados ya no es solo algo de rastrillos y tiendas de antigüedades, sino que existen multitud de opciones para dar una nueva vida a sillas, mesas, lámparas o estanterías.
Radiografía de un sector en transformación
Aunque de forma menos pronunciada, el sector del mobiliario ha seguido una tendencia que protagonizan otros, como el de la moda: la de fabricar artículos a gran escala y de menor calidad, destinados a tener una vida útil breve y ser reemplazados rápidamente. De acuerdo con la European Environment Bureau, solo en la Unión Europea se fabrican unos 10,5 millones de toneladas de muebles cada año.
Este nivel de fabricación deja su huella en el medioambiente. Solo la extracción de una de las materias primas más utilizadas para dar forma a los muebles, la madera, tiene un gran impacto en el planeta. Se calcula que la deforestación acabó con 420 millones de hectáreas de bosques entre 1990 y 2020, y que entre 2015 y 2020 se perdió una media de 10 millones de hectáreas al año.
A la obtención de materias primas se suman la cantidad de energía y recursos naturales utilizados para la fabricación, el transporte, la venta y el desechado de los muebles. Y, aunque podría tratarse de una industria con un alto grado de circularidad (muchas piezas de mobiliario podrían durar muchísimos años), lo cierto es que el sector favorece un consumo lineal: de los más de 10 millones de muebles que se comercializan cada año en la Unión Europea, solo se recicla un 10%. La reutilización también es baja, y se da sobre todo a través de tiendas y plataformas de segunda mano y empresas y entidades sociales y benéficas.
No obstante, parte de la población inclina la balanza hacia un cambio de tendencia: de acuerdo con un estudio La red del cambio 2024 de la plataforma Wallapop, el 94% de los españoles encuestados contempla comprar artículos de segunda mano. Por otro lado, el 47% señala que en la compra de estos bienes influyen otros factores más allá del económico, como por ejemplo el deseo de realizar un consumo responsable.
Otro ejemplo de este cambio de tendencia es el hecho de que grandes gigantes de la venta de muebles han comenzado también a vender artículos de segunda mano. Es el caso, por ejemplo, de Ikea.
De lineal a circular: el caso de los muebles reacondicionados
Uno de los problemas que se presentan actualmente para que la industria del mueble avance hacia la circularidad radica en que muchos fabricantes utilizan materiales de peor calidad y menos robustos, a lo que se suma que el propio diseño no está pensado para durar ni para facilitar el reciclado. Esto hace que los muebles duren poco y no puedan utilizarse generación tras generación, como sucedía hasta hace muy poco.
Huir de este tipo de muebles y apostar por aquellos de calidad y duraderos es una de las premisas de Reoffice by Montiel, la única empresa española que reacondiciona muebles de alta gama usados y vuelve a ponerlos en el mercado. Su modelo de negocio se basa en comprar mobiliario de oficina a grandes empresas, restaurarlo y arreglarlo para venderlo posteriormente.
“Buscamos crear un sistema sostenible al recuperar un producto y volver a ponerlo en el mercado”, explica José Miguel Cegarra Leiva, director general de Reoffice by Montiel. “Existen diferentes circunstancias por los que nosotros accedemos a este mobiliario: una empresa puede cambiarlo por otro, mudarse o simplemente cerrar. En estos momentos, los muebles pueden convertirse en un problema, en un residuo. Nosotros conseguimos que no terminen ni en el vertedero ni se reciclen, sino que tengan una segunda vida”.
En 2023 Reoffice by Montiel tuvo una facturación de seis millones de euros. Y es que, según aseguran, hay mercado para los artículos usados. “Existe demanda. Tanto la segunda mano como el reacondicionamiento tienen dos motivos de compra principales: el económico y la sostenibilidad. La cultura de la segunda vida se ve sobre todo entre los millennial y los centennial, pero también en las empresas, que cada vez están más concienciadas con la sostenibilidad”, explica Cegarra.
Para los compradores, la principal diferencia entre la segunda mano y el reacondicionamiento tiene que ver con la garantía. Un producto reacondicionado ha pasado por una empresa que se encarga de repararlo, recuperar su mejor versión y ponerlo a punto antes de sacarlo al mercado, y ofrece además una garantía. Por otro lado, la venta de productos de segunda mano se da más a menudo entre particulares, tiendas o plataformas, a modo de intercambio.
Las ventajas de apostar por lo usado
Los beneficios de comprar artículos de segunda vida en buen estado son evidentes: se reducen tanto el gasto como el consumo de recursos materiales y la huella de carbono que genera la producción de uno nuevo. “En el caso del mobiliario reacondicionado, la diferencia de precio es de un 70% respecto a la compra nueva”, señala Cegarra.
“Esto es muy relevante para las empresas de nueva creación o las que están en procesos de ampliación o creación de nuevas sedes. El mobiliario es una inversión, por lo que, si la reduces, puedes dedicar más recursos a otros aspectos”, explica el director general de Reoffice by Montiel. “A esto se suma que al comprar artículos reacondicionados las compañías reducen su impacto medioambiental y contribuyen a alcanzar sus propios objetivos de sostenibilidad y ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés)”.
Gracias al reacondicionamiento, Reoffice by Montiel calcula que ha conseguido evitar la emisión de unos 8.400 millones de kilos de dióxido de carbono (CO2). Además, su equipo consigue reutilizar el 90% de los componentes de los muebles que compra; tan solo el 10% se envía a reciclar.
En esta aventura dejó también su huella BBVA, que vendió a la empresa de reacondicionamiento un conjunto de sillas de oficina usadas. Piezas que fueron transformadas en las oficinas de Reoffice by Montiel en Murcia para tener una segunda vida. “Esto no es nuevo. Antes los muebles pasaban de generación en generación. Y si las cosas se cuidaban y se mantenían era porque tenían una durabilidad. Hemos pasado una etapa de productos efímeros, pero creo que ahora viene un consumo de objetos para quedarse”, sostiene Cegarra.