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Cómo refrigerar la casa: trucos para ahorrar en el aire acondicionado

A la hora de elegir un aire acondicionado, hay que tener en cuenta cuál es  el que mejor se ajusta a la vivienda. A partir de ahí, hay que tener en cuenta algunos puntos para obtener la mejor refrigeración del hogar, como instalarlo donde es más eficiente, calcular bien las horas y el rango de temperatura o ayudarle con ventilación, toldos o pantallas verdes.

Cómo refrigerar la casa: trucos para ahorrar en el aire acondicionado

El café para todos, es decir, dar por hecho que cualquier aparato de aire acondicionado sirve para cualquier vivienda, es un error, según Pedro Ruiz, experto del departamento de Estudios y Legislación de AFEC (Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización). "Su tamaño, potencia y ubicación dependen de las características de la casa, de su orientación, su ocupación y el aislamiento térmico".

De cara a contribuir con la eficiencia energética de la vivienda aconseja "contar con un asesoramiento profesional personalizado. Cada vivienda es única, como lo son las personas que la habitan". Además, hay que tener en cuenta varias normas generales que ayudarán al usuario en cualquier circunstancia, con o sin asesoría. Por ejemplo, que no se debe ubicar el aparato en zonas con corrientes de aire para que el termostato refleje correctamente la temperatura, ni cerca de fuentes de calor.

Diferentes sistemas refrigerantes

De acuerdo con el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), por lo general son pocas las viviendas construidas con instalaciones centralizadas de aire acondicionado, "mucho más eficientes energéticamente". Los más populares son los sistemas compactos (el evaporador y el condensador se encuentran en la misma carcasa; el más común es el de tipo ventana) y los sistemas partidos (con las dos unidades separadas: la exterior o condensador y la interior o evaporador).

"A igualdad de potencia, la unidad evaporadora y la condensadora son mayores en los sistemas partidos, lo que les permite alcanzar mayores rendimientos que los equipos de ventana", apunta el IDAE. Los equipos transportables, por su parte, son menos eficientes que los que se instalan fijos en una pared.

También existen sistemas irreversibles "que solo pueden suministrar o frío o calor", y reversibles, que suministran ambos. En este segundo caso, "la posición de ventilación permite ahorrar energía intercambiando el aire de dentro con el de fuera", aclara el IDAE. Por último, los sistemas evaporativos "están pensados para refrescar el ambiente unos pocos grados, con un consumo muy bajo", señala.

Aislamiento, eficiencia y sentido común

"El aislamiento es clave", apunta esta guía práctica para ahorrar en la refrigeración del hogar. Con ese objetivo, recomienda: "Comprobar que las puertas y ventanas de la habitación están cerradas mientras el aparato está funcionando. Facilita el enfriamiento e impide el derroche de energía". Este consejo en países donde las tarifas eléctricas son elevadas por diferentes motivos (altos impuestos, precios al alza del gas natural usado para generar electricidad, etc.) es especialmente necesario.

Tampoco "oriente directamente el flujo de aire frío hacia las personas —prosigue la guía—. No resulta agradable y además puede ser perjudicial para la salud. Los aparatos normalmente permiten regular la orientación de las palas manualmente, mediante el mando a distancia, tanto en vertical como en horizontal".

Ruiz recomienda no dejarse llevar solo por el precio a la hora de adquirir o renovar un equipo de aire acondicionado. Aconseja "elegir el equipo de máxima eficiencia, puesto que el sobrecoste inicial se amortiza siempre. Son equipos que trabajarán muchas horas durante muchos años, hay que pensar a largo plazo". En este sentido es indispensable guiarse por la clasificación de los diferentes grados de eficiencia energética atribuida a los electrodomésticos en algunos países. La máxima puede suponer un ahorro energético de más del 50%.

Cinco grados marcan la diferencia

Pero no basta con un buen equipo y una buena instalación, además hay que darle un buen uso. "Conviene ajustar la temperatura entre 24 y 26º C, suficiente para combatir los efectos del calor sin excesivos gastos de energía. Basta con seleccionar 5º C por debajo de la temperatura exterior para obtener una sensación de frescor", apunta la guía.

Otra manera de ahorrar energía es evitar que el aparato esté en marcha cuando no hay nadie en la habitación y programar la temperatura y la hora a la que debe empezar a funcionar. "Se puede seleccionar el modo Eco, que eleva la temperatura en el modo refrigeración y la baja en el modo calefacción", lo que puede reducir el consumo del aire acondicionado hasta en un 30%. "Cuando te vayas a la cama, utiliza el modo Sleep o noche, que apaga automáticamente el equipo a las seis horas de funcionamiento", concluye la guía.

'Podcast': Alternativas sostenibles al aire acondicionado para evitar el calor

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Es prioritario mantener el equipo de aire en buenas condiciones. "Los filtros deben estar limpios, no solo para garantizar un buen rendimiento, sino para cuidar la salud de las personas. La frecuencia recomendada para limpiarlos es al menos una vez al mes y hay que sustituirlos cuando acabe su vida útil y ya no filtren", subraya Ruiz. Para el experto, un mal mantenimiento puede elevar el consumo de energía incluso al doble. "Una revisión, al menos anual, sería muy recomendable".

Trucos de ayer y hoy

"Desde la Córdoba de Maimónides del siglo XII aplicamos las mismas medidas para no exponer nuestras viviendas al calor extremo en verano", apunta Ruiz, lo que hoy permite reducir la necesidad de aire acondicionado. Un recurso clásico es poner toldos en las ventanas de la fachada que recibe más sol, o, en su defecto, bajar las persianas.

También ayuda abrir las ventanas para facilitar la ventilación y las corrientes de aire —mejor durante las horas de menor temperatura como las primeras de la mañana o las últimas de la tarde—, disponer de cubiertas con vegetación o simplemente regar las plantas de jardineras, balcones, terrazas o jardines para refrescar.

La lógica es un recurso clave, por ejemplo para usar un ventilador, que consume menos electricidad, en momentos puntuales, lugares concretos o para una sola persona, o evitar fuentes de calor como electrodomésticos y dispositivos —horno, plancha, la televisión…— en las horas centrales del día. Siempre funcionará un remedio tradicional usado en tantos países cálidos y épocas: pintar de blanco o encalar para que las superficies de la vivienda reflejen mejor la radiación solar y reducir la temperatura interior.