¿Cómo puedo compensar mi huella de carbono? El camino hacia la neutralidad
Los expertos aseguran que compensar el dióxido de carbono (CO2) lanzado a la atmósfera es siempre el último paso: primero es necesario reducir al máximo su generación. No obstante, las organizaciones que quieran contrapesar su huella de carbono disponen de mecanismos para resarcir las emisiones que ahora no pueden eliminar.
En el interior del Gran Valle del Rift, en los alrededores del lago Eyasi y en la base de la meseta del Serengueti, un pueblo milenario ha hecho germinar la semilla del ambientalismo del siglo XXI. Los hadza, conocidos como los últimos arqueros de África por ser uno de los pocos pueblos de cazadores-recolectores que quedan en el continente, llevan milenios protegiendo su territorio. Desde hace una década, protegen, además, un inmenso almacén de carbono en las mismas tierras en las que los primeros ‘Homo sapiens’ empezaron a caminar.
En 2011, en colaboración con tres comunidades hadza, las organizaciones Plan Vivo y Carbon Tanzania lanzaron el proyecto Yaeda – Eyasi Landscape. El objetivo era salvaguardar unas 32.000 hectáreas de bosques ancestrales y el modo de vida de este pueblo indígena y, al mismo tiempo, certificar créditos de carbono para que las empresas de cualquier parte del mundo pudiesen compensar su impacto climático. El proyecto fue un éxito y en 2019 recibió el ‘Equator Prize’ de la ONU.
Ahora, el resto de los hadza (unos 1.300 en total) y otras nueve comunidades de pastores datooga se han sumado a la iniciativa. La iniciativa protege ya más de 111.000 hectáreas. Los suelos conservados y los árboles no talados evitan que cada año se emitan a la atmósfera 177.284 toneladas de dióxido de carbono, el principal gas causante del cambio climático.
¿Qué es compensar la huella de carbono?
En un extremo de la cadena, los hadza protegen las tierras y los bosques en los que viven desde hace miles de años. En otro, las empresas que no han logrado reducir sus emisiones de CO2 lo suficiente y tienen que compensar una parte encuentran una herramienta para hacerlo. En el medio, entidades que se encargan de medir y certificar la compensación de la huella de carbono. Pero ¿qué es exactamente compensar la huella de carbono y cómo funciona?
Cada empresa tiene una huella de carbono determinada, unas emisiones de gases de efecto invernadero, medidas en CO2 equivalente, que se generarán con su actividad. Aquí se incluye desde el consumo eléctrico o la calefacción hasta el uso del transporte que hacen sus empleados y, por supuesto, las emisiones de los productos o servicios que ofrecen. Para alcanzar una economía neutra en carbono en 2050, muchas empresas cuentan con planes de reducción de emisiones. Sin embargo, no todas se pueden eliminar a corto plazo.
Aquí es donde entra en juego los mercados voluntarios de carbono (MVC). A través de estos, las organizaciones que quieran compensar su huella de carbono aportan una cantidad económica proporcional a las toneladas de CO2 generadas. Lo hacen a través de los llamados créditos de carbono. Esta se destina a un proyecto que capte una cantidad equivalente de CO2 o evite la emisión del mismo dióxido de carbono, como el caso de la iniciativa de conservación con el pueblo hadza de Tanzania.
Transparencia y credibilidad
“Los mercados voluntarios de carbono no están regulados por ningún organismo gubernamental a nivel internacional”, explica Alejandra Gimeno, responsable de CeroCO2, la iniciativa de cálculo, reducción y compensación de huella de carbono de la Fundación ECODES. “Para garantizar la transparencia y la credibilidad de las compensaciones, las organizaciones implicadas en estos mercados, como ONG, consultoras, auditoras y universidades, han creado varios estándares para verificar la cuantificación de las reducciones de emisiones y las absorciones que generan los proyectos de compensación”.
De acuerdo con la experta, estos estándares permiten también verificar que los proyectos contribuyen al desarrollo socioeconómico de las comunidades donde se implementan y a la conservación de la biodiversidad. Aunque no son los únicos, estos son los principales estándares de los mercados voluntarios de carbono:
- Verified Carbon Standard (VCS, Verra)
- Gold Standard (GS)
- Climate Community and Biodiversity Standard- CCBS
- Carbon fix
- Plan Vivo
- Social Carbon
Todos ellos funcionan de forma similar. Las entidades verifican de acuerdo con una serie de reglas y requisitos públicos que los proyectos de compensación son reales y están funcionando, así como cuántas emisiones evitan o cuánto CO2 absorben de la atmósfera. Después, traducen esos proyectos en créditos de carbono, que son vendidos en los mercados voluntarios. Las compañías que los adquieren compensan su huella y contribuyen a financiar los proyectos.
De acuerdo con el registro global de proyectos de compensación de huella de carbono que lleva a cabo la universidad de Berkeley (EE. UU.), en 2021 se emitieron créditos de más de 5.000 proyectos suficientes para compensar 1.500 millones de toneladas de CO2, una pequeña fracción de los más de 35.000 millones de toneladas emitidos a nivel mundial el año pasado.
Primero reducir, luego compensar la huella
La primera gran clave para compensar la huella de carbono es no tener que hacerlo. La prioridad de los países y empresas debe ser reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a cero. “La compensación es siempre el último paso: primero es necesario reducir al máximo las emisiones”, señala Gimeno. “Lo ideal es que, con los planes de reducción, las empresas consigan ser carbono cero, es decir, que emitan carbono por lo que no es necesario capturar ni compensar. No obstante, es difícil llegar a la emisión cero. Así, la compensación es la acción que cierra el ciclo de gestión de la huella de carbono y es la herramienta que permite que una persona, entidad, producto o servicio sea neutro”.
La ONG ecologista Fondo Mundial para la Naturaleza, más conocida por sus siglas WWF, también recalca la importancia de tener un camino claro de reducción de emisiones y usar la compensación como complemento. En su informe ‘WWF position and guidance on voluntary purchases of carbon credits’ señala otras siete claves que las empresas deben tener en cuenta para asegurarse de que adquieren créditos de carbono de calidad y que realmente son útiles a la hora de mitigar el cambio climático.
- Adquirir créditos legítimos, basados en criterios creíbles de conservación y restauración de la naturaleza.
- Poder medir y cuantificar la compensación en base a evidencias científicas robustas y a métricas estandarizadas.
- Lograr que la compensación sume a la acción climática. Es decir, asegurarse de que los créditos de carbono adquiridos apoyan proyectos que no habrían tenido lugar de otra manera y que no se solapan con otras iniciativas.
- Mantener la compensación en el tiempo. Las toneladas de CO2 reducidas o absorbidas no deberán volver a la atmósfera una vez emitido el crédito de carbono.
- Compensar no permite emitir más. La existencia de estos proyectos no debe llevar a las organizaciones a pensar que pueden emitir más y después compensar la huella de carbono.
- Monitorizar, informar y verificar en todo momento el buen funcionamiento de los proyectos mediante entidades externas.
- Cumplir con la legislación ambiental y social. Los proyectos no deben violar las regulaciones ni los tratados locales e internacionales y no deben suponer perjuicios sociales o ambientales en el lugar en el que son implementados.
Los proyectos de compensación de huella de carbono han ido creciendo y evolucionando en el tiempo y hoy forman parte de las estrategias de lucha contra el cambio climático de muchos países. “En España, por ejemplo, la Ley de Economía Sostenible prevé la posibilidad de compensar las emisiones de CO2 de empresas y particulares a través de inversiones en incremento y mantenimiento de masas forestales”, añade Alejandra Gimeno. “Para ello, se ha creado un registro de proyectos forestales para compensación que establece los requerimientos de cálculo de la captura de CO2, verificación y obligaciones de mantenimiento y permanencia, siguiendo criterios y requisitos similares a los estándares del mercado voluntario de carbono”.
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero antes de mitad de siglo supondrá un esfuerzo titánico. Según el último informe del panel de expertos en cambio climático (IPCC), para evitar los peores efectos del cambio climático necesitamos alcanzar el máximo de emisiones en 2025 y reducirlas rápidamente a partir de ahí (un 43 % para 2030). Para hacerlo, hay muchos caminos y herramientas. Y la compensación es solo la alternativa para aquellas emisiones que, por ahora, no se puedan eliminar.