¿Cómo puede el bono verde de un banco contribuir al cuidado del medio ambiente?
Un bono es un instrumento de deuda que las empresas emiten en los mercados de capitales para captar financiación de los inversores institucionales (por ejemplo, los fondos de inversión). Los bancos también emiten deuda: es una manera de obtener financiación con la que, después, prestan dinero a sus clientes. Junto a los depósitos de sus clientes, las emisiones son, para los bancos, una fuente adicional de financiación para ejercer su actividad.
De menos a más riesgo para el inversor, los instrumentos que pueden emitir son: cédulas hipotecarias, deuda senior preferente, deuda senior no preferente, deuda subordinada (Tier 2) y CoCos (Additional Tier 1 - AT1 -). Estos tres últimos tipos de deuda son necesarios para cumplir con los requerimientos de capital que exige el regulador y son capaces de absorber pérdidas cuando una entidad tiene un problema de solvencia o entra en un proceso de resolución.
Un bono verde tiene por objetivo obtener financiación para destinarla a proyectos que contribuyan a proteger el medio ambiente. Para que un bono reciba la etiqueta verde, debe seguir unos principios (‘Green Bond Principles’, en inglés), que recomiendan al emisor transparencia y reporte de informes sobre el destino del capital obtenido con el bono.
En el caso de BBVA, ya son tres los bonos verdes que ha emitido. En 2018, fue el primer banco español en estrenarse con el bono verde de mayor importe en la eurozona en ese momento, por 1.000 millones de euros. Fue una emisión de deuda senior no preferente, a un plazo de siete años. El banco logró reducir la huella de carbono en cerca de 275.000 toneladas gracias a este bono, al destinar el capital a financiar proyectos de energías renovables y transportes sostenibles. Un año después, su segundo bono verde repitió el importe y el plazo del primero, y también tuvo una excelente acogida entre los inversores, con una demanda que casi triplicó el importe colocado al final. A través de los proyectos financiados con los bonos verdes de BBVA emitidos en 2018 y 2019 se ha evitado la emisión de 724.000 toneladas de CO2 a la atmósfera, lo que equivale a las emisiones anuales de 285.000 coches; se ha tratado un volumen de agua equivalente al consumo anual de más de 140.000 personas; y se ha gestionado un volumen equivalente a los residuos anuales de cerca de 600.000 personas.
El tercer bono verde -y más reciente- llegó el 7 de julio de 2020 y, esta vez, BBVA fue el primer banco del mundo en emitir un CoCo verde.
¿Por qué un CoCo puede ser verde?
Dependiendo de sus características, estas emisiones se asemejan en mayor o menor medida a bonos o a acciones, lo que hace que también tengan una prelación a la hora de asumir pérdidas en caso de que se produjera una quiebra de la entidad.
Los bonos contingentes convertibles o CoCos (‘Additional Tier 1’, en inglés) son emisiones híbridas con elementos de deuda y capital. Su principal característica es que pueden llegar a convertirse en acciones si el ratio de capital CET1 (el capital mínimo de calidad de una entidad financiera) desciende por debajo de un nivel determinado.
Se trata de instrumentos perpetuos (sin un vencimiento determinado) aunque el emisor se reserva el derecho de rescatar el bono, una vez se cumpla un período concreto desde su lanzamiento (normalmente cinco años).
En el caso concreto de un CoCo verde, como ha emitido BBVA, la novedad reside en que la financiación obtenida en el mercado mayorista se destina a financiar o refinanciar proyectos sostenibles, como cualquier otro bono verde. Sin embargo, al tratarse de instrumentos perpetuos, no hay un plazo predeterminado para esa financiación, sino que existe un compromiso para reinvertir y preservar esa reinversión en proyectos verdes durante toda la vida del bono.
¿Cómo puede ser perpetuo un bono verde si no hay activos verdes perpetuos?
La financiación de proyectos verdes no necesita igualar el plazo del bono con el vencimiento de los activos subyacentes. El compromiso consiste en dotar activos elegibles (verdes) para financiar durante la vida del bono. En el caso concreto del CoCo de BBVA, el compromiso supone:
- Tener una cartera sólida de activos elegibles, que demuestren la capacidad de reinversión del bono. BBVA dispone de una opinión independiente por parte de la compañía DNV GL, que es quien certifica que los activos en que invierte el bono están alineados con el marco de BBVA y que el banco cumple con los criterios de gobernabilidad de su marco para seleccionar los activos.
- Tener una capacidad de generación de activos elegibles confiable y sólida. En abril de 2018, BBVA hizo público su Compromiso 2025, por el que se compromete a movilizar 100.000 millones de euros hasta 2025 en financiación verde, infraestructuras sostenibles, emprendimiento social e inclusión financiera. Hasta diciembre de 2019 se movilizaron 30.000 millones de euros, lo que demuestra el compromiso de BBVA. Además, la cartera de activos elegibles de BBVA asciende a 2.900 millones de euros a cierre de marzo, frente a los 1.800 millones de diciembre de 2018, y a pesar de haber realizado una amortización de 500 millones.
- Tener un modelo de gobernabilidad sólido. El 22 de junio, BBVA publicó su Informe de Bonos Verdes de 2019, que resume el impacto ambiental generado por los proyectos financiados a través de los bonos verdes emitidos en 2018 y 2019. PWC verificó que la selección de activos cumple con los criterios de elegibilidad y también sus impactos ambientales. Asimismo, se ha involucrado a un certificador diferente para preservar la independencia entre la evaluación inicial (DNV GL) y la certificación de reinversión (PwC). Además, BBVA implementó hace más de dos años los comités requeridos y la estructura interna responsables de la identificación, elegibilidad y trazabilidad de los activos.
- Tener una experiencia contrastada. En este caso, BBVA es el banco español más activo en emisiones verdes.
¿Cómo se compagina la financiación verde del CoCo con su función como colchón de capital del banco?
Hay que disociar la naturaleza del instrumento con el que se emite, el CoCo -con el que se cumplen los requerimientos regulatorios de capital -, con el compromiso de reinvertir los recursos obtenidos en proyectos de financiación en nuevos proyectos sostenibles elegibles. Son elementos independientes.
También debemos diferenciar entre el objetivo verde del bono y el racional financiero de la operación, que en el caso de CoCo emitido en julio, es refinanciar anticipadamente una emisión de abril de 2016 para el caso de que el banco decida amortizarla en su primera fecha de amortización (abril de 2021).