¿Cómo podemos convertirnos en ciudadanos ambientales?
Los ciudadanos tienen la oportunidad de ser agentes activos de la transición hacia una realidad más sostenible. Conocer los derechos y obligaciones ambientales e involucrarse en la toma de decisiones es la mejor manera de ‘contagiar’ el respeto y la sostenibilidad por el planeta.
Frenar la emergencia climática es un reto de dimensiones globales. Para conseguirlo, es imprescindible contar con políticas y gobiernos que favorezcan la transición hacia un sistema más sostenible mediante la reducción de emisiones y la financiación de energías verdes.
Sin embargo, la responsabilidad y las obligaciones no se quedan en la esfera política. Por un lado, están las empresas –desde las pymes a las grandes corporaciones– y sus posibilidades de impacto. Y también están los ciudadanos, que tienen la oportunidad de convertirse en agentes del cambio. Fuerzas capaces de pasar a la acción y contribuir a dibujar un futuro más respetuoso con nuestro planeta.
Los ciudadanos tienen mucho que aportar, por ejemplo, a la hora de promover economías circulares, reducir la contaminación y concienciar a la sociedad para tomar decisiones ecológicas. Además, su papel es doble: por un lado, tienen el poder de influir en las agendas de los gobiernos cada vez que votan en las urnas. Por el otro, pueden hacer cambios reales en su día a día y convertirse, así, en ciudadanos ambientales.
Información para cuidar el medioambiente
De acuerdo con la Red Europea para la Ciudadanía Ambiental (ENEC, por sus siglas en inglés, y con sede en Bruselas), un ciudadano ambiental es aquel que posee los conocimientos, las habilidades, las actitudes, las competencias y los valores necesarios para ejercer sus derechos y deberes medioambientales. Aquel que puede tomar y promover acciones tanto individuales como colectivas para resolver problemas, prevenir la aparición de otros nuevos y lograr la sostenibilidad tanto a escala local como global.
De acuerdo con ENEC, los ciudadanos ambientales tienen en común las siguientes características:
- Se dan cuenta de la importancia de la sostenibilidad y tienen en cuenta sus dimensiones ambientales, sociales y económicas.
- Tienen una relación saludable con la naturaleza, la valoran y la protegen.
- Conocen sus derechos y deberes medioambientales, los ponen en práctica e instan a otros agentes de la sociedad a hacer lo mismo.
- Identifican e investigan las causas estructurales de los problemas e intentan cambiarlas.
- Están involucrados en la toma de decisiones. Actúan de forma tanto individual como colectiva, en el ámbito privado y en el público y a escala local, nacional y/o global.
Los primeros pasos para luchar contra el cambio climático
Los ciudadanos tienen muchas opciones para dejar un impacto positivo en su entorno. Estas son algunas de las acciones que ayudan a proteger el medioambiente a nivel individual, de acuerdo con el Observatorio DKV de Salud y Medioambiente:
- Reducir la compra de artículos innecesarios y apostar por la reutilización y el intercambio.
- Dar prioridad a productos locales y de proximidad.
- Evitar la compra de productos con demasiado embalaje o embalaje innecesario.
- Reducir el uso del coche y optar por el transporte público o la bicicleta eléctrica.
- Reciclaje correcto.
- Hacer un uso responsable de las energías o el agua en el hogar.
- Mejorar la eficiencia energética de los hogares.
Una vez hecho el cambio a nivel individual, es posible transmitirlo al entorno. Las mejores armas de 'contagio' son la educación y la concienciación. Sin ellas, sería imposible empoderar a las personas para que identifiquen las causas de los problemas y ejerzan sus derechos y deberes para ponerles fin.
De acuerdo con un informe de Kantar, lo que más influye a la hora de formar una opinión sobre temas de medioambiente son las conversaciones cotidianas. Hablar con el entorno más cercano del compromiso climático y promover el debate en la comunidad es, muchas veces, más importante de lo que imaginamos.
Otra forma de formar parte de la ciudadanía ambiental es apoyar a quienes lideran el cambio. Esto puede conseguirse mediante acciones muy sencillas, como apoyar directamente a organizaciones o entidades de defensa del medioambiente, priorizar la compra de productos de empresas menos contaminantes o promover acciones colectivas. Por ejemplo, la limpieza voluntaria de entornos naturales o la recogida de dispositivos electrónicos antiguos para fomentar su reciclaje. No hace falta ir muy lejos para dar los primeros pasos y convertirse en un ciudadano ambiental comprometido y responsable.