¿Cómo está Colombia en materia de energía?
La energía juega un papel fundamental en el desarrollo social y económico de un país. A medida que la riqueza de un país aumenta, su economía necesita más energía para el funcionamiento de su industria, movilizar su parque automotor, regular la temperatura de edificios y viviendas, y garantizar la demanda creciente que las personas tienen para alimentar sus equipos electrónicos y electrodomésticos.
Colombia no ha sido ajena a esta dinámica y su demanda energética ha aumentado con el tiempo. Entre 1975 y 2012 el consumo de energía se duplicó al tiempo que el PIB se cuadruplicó. También se observa una ganancia en eficiencia de tal forma que cada vez se necesita menos energía para producir una unidad de PIB. Lo anterior se explica en parte porque el país dejó atrás fuentes poco eficientes de energía como la leña y el carbón y migró a fuentes más eficientes como las hidroeléctricas para abastecer su consumo. Adicionalmente, los motores de los vehículos, incluyendo los de carga, se han vuelto cada vez más eficientes.
Cambio en las fuentes de energía
Actualmente cerca del 60% del consumo final de energía se abastece del gas natural, el diésel y la energía eléctrica. Este consumo evidencia un cambio drástico en las fuentes energéticas del país, si se tiene en cuenta que estos tres recursos apenas abastecían el 20% del consumo a finales de los años 70. Además, revela el crecimiento que ha tenido el parque automotor y su demanda de diésel, y los esfuerzos que ha realizado el país en la construcción de hidroeléctricas y en la mayor cobertura de gas natural para el sector industrial, residencial y transporte.
De lo anterior se deriva que el uso de estas fuentes muestra una tendencia al alza de tal forma que gran parte del funcionamiento de la economía depende actualmente de la disponibilidad de estas fuentes energéticas. Para garantizar que la economía siga creciendo es indispensable garantizar la disponibilidad de estas fuentes energéticas en el futuro inmediato.
Crecerá la importación de combustibles
En el caso del diésel, la apertura de Reficar, junto con los excedentes de petróleo con los que cuenta el país, implicarán una menor importación de diésel y gasolina lo que aumentará la seguridad energética de estos recursos. Sin embargo, en el mediano plazo, se proyecta que el país perderá la autosuficiencia de este combustible, y tendrá que importar una cantidad creciente del exterior para abastecer la creciente demanda. Esta transición no será difícil ya que un porcentaje alto de la infraestructura que usa el país para la exportación de petróleo y el transporte interno de combustibles podría usarse para distribuir estas importaciones.
Respecto a la demanda de energía eléctrica, en el corto y mediano plazo estará cubierta con varios proyectos que entrarán a generar energía en los próximos años. A los 15.000 megavatios (MW) que Colombia tiene actualmente instalados, se sumó la apertura reciente de El Quimbo que aportará 400 MW, Termotasajero II (150 MW) , Gecelca (160 MW) y Cucuana (68 MV). Sin embargo, el proyecto más importante es el de la hidroeléctrica de Ituango, el cual aportará 2,400 MW (la mitad de ellos los aportará en 2018 cuando entre en operación la primera etapa). Estas obras de infraestructura implican un aumento de cerca del 30% de la capacidad instalada y permitirán incluso exportar parte de la generación eléctrica.
De esta forma, el país debe estar tranquilo con la capacidad de generación eléctrica. Los eventos recientes de riesgo de razonamiento fueron resultado de una coincidencia desafortunada de tres eventos poco probables (!y que ocurrieron simultáneamente!): Un fenómeno de El Niño con una intensidad alta y los dos accidentes ocurridos en la represa de Guatapé y en la térmica Termoflores.
Gas natural, principal reto
Donde está el principal reto en materia energética es en el gas natural. Su producción viene en declive desde 2002 y se proyecta que en 2018 el país perderá su autosuficiencia. Dados los tiempos de hallazgo y desarrollo de nuevos recursos, es importante entonces que el Gobierno acelere la construcción de la infraestructura en puertos que permite la importación de gas licuado, así como el esquema de transporte que conduzca este recurso desde los puertos a los centros de gasificación, y de estos centros al resto de puntos de distribución nacional.
El Gobierno actualmente adelanta las dos primeras tareas con el licenciamiento otorgado a Promigas para que realice estas funciones. Sin embargo, aún falta la regulación que permita que el gas natural de esta planta no solo se distribuya a las plantas térmicas del caribe colombiano, como se tiene planeado, sino también a otros puntos o sectores que requieran de este combustible. Otra labor que también podría adelantar el Gobierno sería el aumento de confiabilidad del sistema de transporte de este recurso, de tal forma que el país tenga un sistema integrado que permita que las regiones que actualmente cuentan con excedentes (piedemonte llanero) suplan aquellas donde existe déficit de este combustible (caribe colombiano).
Fabián García es economista de BBVA Research Colombia
El consumo de energía en Colombia ha aumentando de forma paralela con el crecimiento de la economía: su evolución y las fuentes de abastecimiento.