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‘Clean cooking’, una solución para dejar atrás los combustibles contaminantes

Cocinar con combustibles sólidos impacta en la salud de mujeres y niños. Las partículas más finas de suciedad, polvo, hollín y carbón negro están detrás de la muerte de millones de personas en el mundo. El ‘clean cooking’ –el uso de gas licuado, de cocinas eléctricas o estufas de biomasa– ayuda a reducir las emisiones y los riesgos.

‘Clean cooking’, una solución para dejar atrás los combustibles contaminantes

Para millones de personas en el mundo, sobre todo mujeres y niñas, la hora del almuerzo comienza muy temprano por la mañana. Recorren varios kilómetros en busca de leña y cuando regresan a casa. Varias horas después, todavía tienen que encender el fuego, preparar los alimentos y cocinarlos.

El rastro de esta actividad queda presente hasta mucho tiempo después: al cocinar con los llamados combustibles sólidos (como la madera, el carbón vegetal o el estiércol de los animales), sus casas se llenan de un humo nocivo y de contaminantes que la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha dado en llamar ‘asesinos silenciosos’.

La contaminación que provoca esta forma de cocinar estuvo detrás de la muerte prematura de más de tres millones de personas en 2021. Las partículas más finas de suciedad, polvo, hollín y carbón negro pueden ingresar en los pulmones y en la sangre, causando graves problemas de salud. Los más perjudicados son los niños (porque respiran a mayor velocidad que los adultos) y las mujeres (dado que son las que más cocinan).

‘Clean cooking’, una solución para dejar atrás los combustibles contaminantes

Muchas veces, carecer de cocinas más eficientes tiene otras consecuencias importantes para las mujeres y las niñas, que no pueden asistir al colegio o tener un empleo al dedicar varias horas al día a recolectar combustible. El informe ‘A Vision for Clean Cooking Access for All’, elaborado por la IEA, señala que las mujeres que carecen de cocinas eficientes dedican, de media, cinco horas diarias a esta actividad.

Este problema está ligado también a la deforestación, a la degradación del medioambiente y a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). La IEA señala que la demanda de leña y carbón para cocinar está detrás de la pérdida de una superficie de bosque similar a la de Irlanda cada año.   En la República Democrática del Congo, en donde el 90 % de la población depende del carbón vegetal para cocinar, la recolección de leña acabó con aproximadamente 400.000 hectáreas sólo en 2020. Cifras como estas nos hablan de la pérdida de ecosistemas ricos en biodiversidad, que eliminan carbono de la atmósfera y que son la base de los medios de vida de miles de personas.

La solución, señalan desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es favorecer el ‘clean cooking’. Es decir, los métodos que permiten cocinar de forma menos contaminante y sin riesgos para la salud.

Logros y retos del ‘clean cooking’

“La contaminación del aire en los hogares es una de las mayores amenazas para la salud pública del mundo y es particularmente dañina para los niños. Pero la buena noticia es que la tecnología limpia es relativamente económica y ya está ayudando a salvar vidas”, señala Martina Otto, jefa de la Secretaría de la Coalición por el Clima y el Aire Limpio de la UNEP.

El número de personas que utilizan combustibles contaminantes para cocinar cayó de más del 50 % de la población mundial en 1990 al 29 % en 2021. Esto ha reducido un 36% las muertes por contaminación del aire en los hogares desde el año 2000.

¿Y cuáles son las soluciones de ‘clean cookingcon más potencial para favorecer estos cambios? Destacan las basadas en el gas licuado de petróleo, las cocinas eléctricas o las estufas de biomasa mejoradas. Estas soluciones no siempre acaban con las emisiones, ni reducen totalmente la contaminación, pero se engloban entre las que cumplen los requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar la buena calidad del aire en el interior de los edificios.

El informe ‘Accelerating clean cooking as a nature-based climate solution’, elaborado por la ‘Clean Cooking Alliance’, señala diez beneficios comunes del ‘clean cooking’ para las comunidades, el clima y la naturaleza:

  • Reduce las emisiones directas de gases de efecto invernadero y otros contaminantes.
  • Mitiga las emisiones relacionadas con la degradación de los bosques.
  • Favorece la reforestación y la regeneración de los bosques.
  • Reduce los riesgos para la biodiversidad.
  • Mejora la calidad del aire y minimiza el impacto de la polución en la salud.
  • Aumenta la calidad de vida y la seguridad de las mujeres.
  • Facilita la creación de medios de vida sostenibles en entornos rurales.
  • Permite un crecimiento económico sostenible.
  • Mejora la seguridad alimentaria.
  • Favorece la cohesión social, la estabilidad y la paz en las comunidades.
‘Clean cooking’, una solución para dejar atrás los combustibles contaminantes

Numerosas historias reales sirven de ejemplo. Muchas de ellas tienen lugar en África, un continente en el que casi cuatro de cada cinco personas están expuestas a la contaminación que producen las cocinas. En las montañas de Ruanda, la instalación de cocinas sostenibles y los programas de formación a las comunidades han permitido reducir la deforestación y el deterioro de los ecosistemas, lo que ha tenido un impacto muy positivo en las poblaciones de gorilas.

Para algunas mujeres de Kenia, contar con cocinas más sostenibles supuso reducir en siete horas semanales el tiempo dedicado a recoger combustible. Esto les abrió las puertas a realizar otras tareas y a tener sus propios empleos. Y la lista sigue.

Sin embargo, y a pesar de los avances, el acceso a la energía limpia sigue siendo limitado en África y el sur de Asia. La solución, indican desde la UNEP, es aumentar la financiación. La cifra la ha señalado ya la IEA: para lograr el acceso universal a una cocina limpia se necesitan 10.000 millones de dólares anuales hasta 2030.