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Certificado DGNB System: edificios aliados del respeto medioambiental

Este sistema de evaluación y certificación de la sostenibilidad se aplica a más de 5.000 edificios en 29 países. No solo tiene en cuenta el impacto ambiental desde el diseño al mantenimiento, también el efecto saludable en sus habitantes.

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El recién rediseñado lado este de la icónica Estación Central de Leizpig (Alemania) ostenta una certificación DGNB Oro, lo que quiere decir que, atractivos arquitectónicos y estéticos aparte, ha sido construida bajo los criterios ecológicos que marca DGNB System.

Se trata de una herramienta de planeamiento y optimización para evaluar edificios y distritos sostenibles, que lanzó al mercado en 2009 DGNB (siglas en alemán del Consejo Alemán de Construcción Sostenible) en colaboración con el Ministerio Federal de Transporte, Construcción y Desarrollo Urbano del país germano.

Club sostenible

El DGNB System pertenece al club de los sistemas de evaluación y certificación de la sostenibilidad en los edificios junto con otras herramientas como la inglesa BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology) o la estadounidense LEED (Leadership in Energy & Environmental Design). "Analiza parámetros ambientales y establece una jerarquía en función del nivel de sostenibilidad alcanzado. El objetivo consiste en lograr la sostenibilidad global del edificio en todo su ciclo de vida", explica en el blog de la consultoría energética Zero Consulting su director de proyectos, Artur García.

La evaluación de todo el ciclo de vida del edificio es uno de los aspectos de DGNB System que, según subraya, más aportan a la economía circular. Otros son "la elección consciente de los productos de construcción en cuanto a su composición y origen, así como la facilidad de recuperación y reciclaje". Además, desde 2018 introduce bonificaciones que incentivan la economía circular.

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El podio DGNB

Esa parte de la Estación Central de Leizpig ha logrado el DGNB Oro porque su evaluación global supera la barrera del 65% y se sitúa en el 66,5%. Si alcanzara o superara el 80%, sería Platino. Por debajo de su clasificación, un 50% o más le otorgaría el DGNB Plata, y 35% o más, Bronce. La puntuación final hace media con la obtenida en cinco campos (cada uno de los cuales pondera 60 criterios): calidad ecológica, económica, sociocultural y funcional, técnica y del proceso.

"Es el único de los certificados de eficiencia energética que incluye el coste económico como requisito. En DGNB, si el edificio es más caro, penaliza", subraya García. "Se entiende que un edificio eficiente, pero muy caro, cojea, no es tan sostenible", insiste el experto. Por lo tanto su enfoque es holístico y pone igual énfasis en el medioambiente, la habitabilidad saludable para las personas y la viabilidad del proyecto. "El 30% corresponde al análisis de ciclo de vida, el 30% al coste y el 30% al confort. Está muy balanceado", valora el consultor. "Se centra en el edificio, no tanto en su contexto, aunque analiza cómo el emplazamiento beneficia a su entorno".

DGNB System cuenta con la certificación estándar para edificios completados y un pre-certificado que se aplica a proyectos en fase de planificación o de construcción. Su sede central se encuentra en Stuttgart y, según sus últimos datos, de 2020, es líder del mercado alemán en certificación de edificios.

Alcance internacional

Pero la importancia de su trabajo trasciende las fronteras germanas y se consolida como referencia internacional. Ya contabiliza más de 5.000 proyectos certificados en 29 países, donde se adapta a las regulaciones locales y a las particularidades medioambientales y culturales. Y lo acogen más de 1.300 organizaciones miembro (entre arquitectos, fabricantes, inversores e investigadores) que, según la compañía, forman "la red más grande de Europa para la construcción sostenible".

Incluye un espacio formativo, DGNB Academy, que adiestra en construcción sostenible y se distribuye por unos 40 países de todo el mundo, además de mantener colaboraciones con universidades en 10 naciones.
Asimismo, DGNB es el representante oficial alemán en el World Green Building Council, la red global de consejos de construcción ecológica que define ‘edificio verde’ como "aquel que en su diseño, construcción u operación reduce o elimina los impactos negativos y puede crear impactos positivos en el clima y el entorno natural". Cualquier construcción puede aspirar a entrar en esa categoría, desde una casa a una oficina pasando por una escuela, un hospital, un centro comunitario o una sede pública.

Cómo es un edificio ecológico

Las características para que un edificio merezca el calificativo de ecológico incluyen, según el WGBC, el uso eficiente de energía, agua y otros recursos; consumir energías renovables como la solar fotovoltaica; aplicar medidas para reducir la contaminación y los desechos; fomentar la reutilización y el reciclaje; una buena calidad del aire ambiental interior; usar materiales no tóxicos, éticos y sostenibles en la construcción y los interiores; considerar tanto el respeto medioambiental como la calidad de vida de las personas desde el diseño a la edificación y la operación.

"Los inversores cada vez esperan más que detrás de aquello en lo que se gastan el dinero haya un compromiso de sostenibilidad. Además, los edificios no ecológicos tienden a envejecer más rápido", reflexiona García. Y la legislación presiona. El Pacto Verde de la Unión Europea reclama explícitamente la obligación de garantizar que los edificios sean más eficientes desde el punto de vista energético.