Causas y consecuencias de la gentrificación: cuando la mercería se convierte en otra cafetería de diseño
La gentrificación es el proceso de desplazamiento de población local para dar paso a otra con más poder adquisitivo. Este fenómeno tiene muchas y diversas causas, desde las culturales y económicas a la turistificación. Y entre las consecuencias, el cambio físico de los barrios y la subida del precio de la vivienda o de productos de primera necesidad.
“Aquí antes había una panadería, esto era una cafetería y aquel local de allí, una tienda familiar de telas y productos de costura. Pero la mayoría de los comercios del barrio se han convertido en cervecerías y restaurantes de comida internacional”. Esta frase (u otra similar) podría escucharse por igual en Barcelona, Madrid, Ciudad de México, Lima o Medellín.
Y a continuación, entre jóvenes con cafés para llevar y fachadas decoradas con candados que abren las puertas de pisos turísticos sin tener que interactuar en ningún momento con sus dueños, podría escucharse otra frase: “Es por la gentrificación”.
En los últimos 60 años, el proceso de gentrificación ha transformado los barrios y ha desplazado a sus habitantes. Se trata de un problema global muy complejo. Si bien tiene numerosas causas y consecuencias, también un denominador común: la expulsión de la población local para abrir las puertas de los barrios a otra con más poder social y/o económico.
El origen de la gentrificación
El término gentrificación fue acuñado en 1964 por la socióloga Ruth Glass para referirse al desplazamiento de las clases obreras trabajadoras de los barrios de Londres a medida que personas de clase media y alta se establecían en las mismas zonas. Desde entonces, el proceso se ha repetido en ciudades de todo el mundo.
De acuerdo con ONU, la gentrificación se da cuando un proceso de renovación y reconstrucción urbano viene acompañado de un flujo de personas de clase media o alta, lo que puede desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención.
“La gentrificación implica expulsión, la sustitución de una población de menores recursos por otra de perfil socioeconómico superior. Hay muchas escalas de gentrificación y el problema ha ido cambiando a lo largo del tiempo, pero esta es la base del concepto”, explica Mirela Fiori, directora del Programa Ciudad y Urbanismo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Con la expulsión de la población local, desaparecen las actividades y los comercios típicos de los vecindarios densamente construidos: puestos de periódicos, tiendas de conveniencia, pequeñas librerías, cafés y restaurantes, tiendas especializadas o talleres de reparaciones, por ejemplo. Los mismos negocios que, añaden desde la ONU, contribuyen a hacer atractivas a las ciudades y que hacen que las calles sean elementos urbanos disfrutables.
“La gentrificación es un proceso de reestructuración de relaciones sociales en el espacio. Tiene que ver con cómo se transforman los distintos espacios de las ciudades para favorecer la integración de población de ingresos medios y altos y, en general, la reproducción del capital, ya sea este privado, comercial o inmobiliario. Esto desplaza a la población que no cuenta con los recursos económicos suficientes para quedarse”, expone Luis Alberto Salinas Arreortua, doctor e investigador del Departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Causas de la gentrificación
Aunque se da a nivel global, la gentrificación es un problema con características locales que varían de un lugar a otro. Pero las causas suelen tener raíces culturales y económicas con rasgos comunes.
“Hay zonas con un tipo de gentrificación protagonizada por colectivos que se interesan por la diversidad cultural y que se acercan a barrios de población originalmente inmigrante, por ejemplo”, explica Fiori. “Esta población no tiene necesariamente más recursos, pero sí otros niveles culturales. Es la gentrificación menos nociva, pero, sin que sea intencional, transforma los entornos al fomentar la creación de nuevos servicios que tienen que ver con la restauración o el arte, por ejemplo. Es lo que se vivió en Nueva York o en Londres hace unas décadas”.
“Este tipo de gentrificación no expulsa a la población inicialmente, pero sí a la larga, porque al transformar los usos se acaban revalorizando los entornos. Es un proceso que va en espiral y que cambia de escala, porque acaban interviniendo nuevas expectativas y la revalorización económica”, añade Fiori.
Las causas económicas de la gentrificación están ligadas al potencial inmobiliario de los barrios. De acuerdo con investigaciones de la UOC, las mejoras urbanísticas y la presión inmobiliaria son elementos claves en la gentrificación. La transformación de los barrios, que pasan a tener más servicios sociales y culturales, acceso al transporte público o áreas peatonales, hace que estos se hagan atractivos para vecinos de otras zonas de la ciudad, que optan por vivir en ellos.
En muchas ocasiones, señalan desde la universidad catalana, algunas zonas degradadas tienen un potencial económico tan grande que inversores, promotores, empresas y fondos de inversión impulsan un proceso de gentrificación.
“Lo que está pasando en muchas zonas urbanas es que hay inversiones masivas de fondos extranjeros en lugares que pueden ser potencialmente rentables. Cuando se terminan las obras de rehabilitación y remodelación, aumentan los precios, y la población que pasa a ocupar estos espacios cambia. Esto es verdaderamente grave cuando sucede en los barrios en los que los vecinos viven de alquiler, porque son los que resultan expulsados”, explica la directora del Programa Ciudad y Urbanismo de la UOC.
Otra causa de la gentrificación es la turistificación, que también termina desplazando a la población local. “La turistificación desplaza por diferentes motivos: por el ruido, por la incompatibilidad de usos, porque en tu barrio no encuentras más una carnicería, una papelería o una mercería. Porque todo se ha convertido, por ejemplo, en comercios de restauración o en galerías. Esto te expulsa”, ejemplifica Fiori.
Consecuencias de la gentrificación: de Madrid a Ciudad de México
Algunas de las consecuencias de la gentrificación son perfectamente visibles en las calles: los barrios cambian su imagen. “Uno aprecia transformaciones en el uso y la apropiación del espacio, en aspectos como el comercio y la población, que ya no es la misma que antes residía allí”, explica Salinas.
“Y evidentemente también en cuestiones físicas, por ejemplo, en la presencia de establecimientos comerciales dirigidos a la población de ingresos medios y altos. Es decir, de productos gourmet, barberías, marcas de prestigio y toda una serie de amenidades comerciales”, añade el investigador de la UNAM.
Otras consecuencias se viven de puertas para adentro. Los vecinos no pueden hacer frente a la subida del alquiler, dejan de encontrar productos de primera necesidad cerca de sus viviendas o simplemente dejan de disfrutar de la vida de barrio que tenían antes. La única solución que encuentran es marcharse, normalmente a la periferia, en donde se enfrentan a otros problemas, como las largas distancias para llegar a sus lugares de trabajo o la falta de transporte público.
“Quienes tienen el poder económico están desplazando a la población de bajos ingresos. Encontramos muchos casos en Ciudad de México, en México o en América Latina en general. Podemos hablar de la colonia Condesa, la colonia Roma, la colonia Juárez o Santa María de la Ribera”, expone Salinas.
En España, se dan casos de gentrificación en numerosas localidades. El portal inmobiliario Idealista pone como ejemplo Puerta del Ángel, Carabanchel o Usera, en Madrid, en donde la renta per cápita de los habitantes aumenta de forma paralela al precio del alquiler. Barrios como Malasaña o Lavapiés, en la misma ciudad, han visto cómo la revalorización de las viviendas ha expulsado a gran parte de la población residente habitual.
En Barcelona, por otro lado, el auge del turismo y la intervención de grandes inversores extranjeros ha llevado al desplazamiento de un importante número de ciudadanos hacia zonas más asequibles. Esto, señalan desde Idealista, ha alterado la configuración, los usos y los servicios de los barrios más céntricos.
Soluciones locales contra la gentrificación
“Hace 60 años que se habla de gentrificación. Esto mismo ya nos muestra que es un reto muy difícil de abordar”, señala Fiori. Entre las posibles vías para encontrar soluciones, la investigadora de la UOC destaca aumentar las opciones de vivienda pública y crear políticas de contención de la subida de los precios, sobre todo de alquiler.
“En Barcelona, uno de los elementos centrales para frenar los procesos de gentrificación ha sido la cuestión de la vivienda pública. Esto favorece la mezcla, y la mezcla es positiva, porque favorece la convivencia. Para las ciudades, tener diversidad en los barrios debe convertirse en un objetivo”, argumenta esta experta.
Desde la UOC, señalan también la necesidad de impulsar políticas que protejan a las comunidades de vecinos y fomentar la organización de actividades que den identidad a los barrios. Una de las claves para hacer frente a la gentrificación, destacan, es anticiparse a los procesos que la aceleran.
En varias ciudades del mundo, se están planteando diferentes soluciones para mantener la estructura de la propiedad y las características de cada barrio. En Barcelona, en Ciudad de México y en Nueva York, por ejemplo, las principales pasan por regular las plataformas de alojamiento turístico, para asegurar que la vivienda siga estando disponible para los propios vecinos y no se convierta en un lujo accesible únicamente para quienes acuden a conocer la ciudad.