"Behavioral economics y sostenibilidad: Cómo el interés particular puede destruir el bien común"
¿Hasta qué punto el interés global por cuidar el planeta se ve afectado por las "aparentemente" inocuas acciones derivadas de un comportamiento individual pero irresponsable? Es la tragedia de los comunes. De los comunes en la sociedad global y sostenible de hoy en día. Enrique Belenguer, responsable global de Behavioral Economics de BBVA, nos alerta sobre esta tragedia y sus consecuencias.
Todos queremos habitar un planeta en el que podamos vivir bien nosotros y las generaciones venideras. Pero nuestros comportamientos no son siempre consistentes con esto. Es sorprendente, por ejemplo, la cantidad de coches que circulan por las carreteras colapsadas en nuestras ciudades con una sola persona. Si tenéis oportunidad, contad qué porcentaje de los vehículos funcionan casi vacíos. Este ejemplo y otros muchos más no son producto del COVID, sino que sus raíces vienen de mucho antes.
Estos comportamientos que no favorecen el cuidado del medioambiente están asentados en un dilema personal. Ya hablamos en su día de que como el efecto de una sola persona parece insignificante, le quitamos importancia. A consecuencia de ello, resulta lógico que nos planteemos la siguiente cuestión: ¿Hago algo que es bueno para mí con mínimas consecuencias o algo que es bueno para todos pero que me supone un sacrificio?
La tragedia de los comunes: Si todos piensan igual y llevan una vaca más a pastar pueden destruir el pastizal.
Este tema se lleva estudiando desde hace mucho tiempo denominándose la tragedia de los comunes. En el dilema original publicado por el biólogo y ecologista Garret Hardin se habla de un pasto en el que los ganaderos de una población llevan sus vacas a pastar. Uno puede pensar que podría llevar a una vaca más, que no va a pasar nada. Pero, si todos piensan igual y llevan cada uno a una vaca más a pastar pueden destruir el pastizal por la sobreexplotación y que al final nadie tenga donde ir a pastar.
De una forma similar el psicólogo estadounidense Barry Schwartz habla en uno de sus artículos de “¿Cómo escapar del dilema en el que muchos individuos actuando racionalmente en su propio interés, pueden en última instancia destruir un recurso compartido y limitado, incluso cuando es evidente que esto no beneficia a nadie a largo plazo? [...] Nos enfrentamos ahora a la tragedia de los comunes globales. Hay una Tierra, una atmósfera, una fuente de agua y seis mil millones de personas compartiéndolas. Deficientemente. Los ricos están sobre-consumiendo y los pobres esperan impacientes a unírseles.” (B. Schwartz, 2009)
Ante esta clase de problemas una de las posibles soluciones es establecer premios y castigos para reequilibrar esta situación. Sin embargo, este tipo de estrategias pueden no funcionar tan bien como esperamos y, sobre todo, afectan más a quienes menos tienen. Los premios y castigos no dejan de ser una estrategia de motivación extrínseca, es decir, no realizamos una acción porque realmente queramos sino que las llevamos a cabo para recibir un premio o bien para evitar un castigo.
Existen enfoques alternativos con los que podemos ampliar las miras. Somos más consistentes con nuestros comportamientos cuando hacemos las cosas porque su realización nos motiva de una forma más intrínseca o internalizada. En este sentido, lo que se plantea es que las medidas que fomenten la motivación intrínseca son más eficaces a cambiar el comportamiento que aquellas orientadas a motivaciones extrínsecas como los premios o castigos.
Debemos fomentar que las personas internalicen sus motivaciones para ser sostenibles.
Con este objetivo debemos trabajar en fomentar que las personas internalicen sus motivaciones para ser sostenibles, es decir, acciones encaminadas a hacerles ver cómo ese comportamiento sostenible es positivo para la sociedad y positivo para ellos mismos, para el bien común y particular; así como fomentar una imagen propia positiva, todos nos queremos ver como un buen ciudadano, un buen vecino, un buen familiar, un buen amigo.
Como se puede ver, seguimos apoyándonos en el conocimiento de Behavioral Economics para que el deseo de las personas por cuidar el medioambiente y su comportamiento vaya alineado.