Banco Global de Semillas: Una copia de seguridad para la biodiversidad de los cultivos del planeta
Como salido de una película de ciencia ficción, la estructura de hormigón del Banco Global de Semillas rasga la blanca silueta de Svalbard. Una bóveda situada en el fin del mundo para guardar un verdadero tesoro: el arca de Noé vegetal que como en la historia bíblica pretende asegurar la continuidad de la biodiversidad, en este caso, de las variedades de todos los cultivos del planeta.
La puerta del Ártico parece un buen lugar para proteger la biodiversidad. El archipiélago noruego de Svalbard es el último trozo de tierra firme antes de llegar al Polo Norte. Un congelador natural asegurado por el permafrost (capa de suelo permanentemente congelado), de difícil acceso, neutral -aunque administrativamente pertenece a Noruega es considerado territorio internacional- y con una escasa población de 2.000 habitantes superada por el número de osos polares (algo más de 3.000). Condiciones óptimas para almacenar el mayor inventario de semillas del mundo.
La estructura visible del Banco aviva su misterio como botón de reinicio de la agricultura. Un juego de luces verdes, una puerta blindada y apenas unos metros de pasillo que no hacen pensar que en el interior de la montaña se extienden tres depósitos con capacidad para almacenar 4,5 millones de variedades de cultivos. El búnker interior donde se almacenan las semillas está a 150 metros de profundidad, construido a prueba de terremotos y volcanes, protegido de la radiación solar y a una temperatura constante de -18˚C.
“Actualmente contamos con más de 1,1 millones de muestras de semillas. Cada muestra contiene entre 300 y 500 de semillas, lo que significa que aquí dentro tenemos medio billón de diferentes variedades, alrededor de mil cultivos diferentes y unas 5.000 especies diferentes”, explica orgulloso el guardián del Banco Global de Svalbard.
Åsmund Asdal es una de las pocas personas que tiene las llaves del Banco Global, el código de entrada para ser más precisos. Trabaja en NordGen, el banco genético para los países nórdicos que además custodia el Banco Global. “Nuestro objetivo final es tener aquí una copia de cada semilla conservada en cualquiera de los bancos genéticos repartidos por todo el mundo. Esto supondría tener entre 2 y 3 millones de muestras únicas”, afirma a los pies del Banco Global horas antes de abrirlo para recibir nuevas semillas. Una tarea que repiten un par de veces al año para alimentar su enorme colección.
Copia de seguridad a prueba del apocalipsis
El aspecto rudo de Åsmund contribuye a acrecentar la leyenda de este lugar. Él por su parte huye de halo de misterio que envuelve la bóveda y lo aleja de amenazas zombis o presagios apocalípticos. “Alrededor de todo el mundo existen cientos, quizás miles, de bancos genéticos que guardan importantes colecciones de semillas. Recursos genéticos necesarios para los cultivos, la agricultura y la investigación. Por razones de seguridad, estos bancos genéticos producen copias de sus semillas que envían para almacenarlas aquí en Svalbard”, aclara.
“Si tienes copias de seguridad en otros lugares tendrás la certeza de que no se van a perder”, asevera. Las muestras aquí almacenadas funcionan como un ‘back up’ para esos bancos genéticos, que pueden acudir a recuperarlas en caso de pérdida. Algo que puede ayudar a producir variedades y alimentos en peligro de extinción por razones climáticas o el factor humano.
Åsmund Asdal, coordinador del Banco Global de Semillas de Svalbard - BBVA
Por su naturaleza, el banco solo abre sus puertas para recibir semillas. En muy pocas ocasiones, y siempre por malas noticias, las ha abierto en sentido contrario: en 2015 cuando la guerra en Siria destruyó el banco genético de Alepo o cuando ese mismo año Nepal reclamó sus depósitos para recuperar cultivos nativos perdidos durante un importante terremoto. Dos ejemplos que explican y justifican la existencia del Banco Global.
El valor no está en la rareza sino en la variedad
Variedades que llegan de todas las partes del mundo y de un total de 87 instituciones: “Tenemos depósitos de los 10 grandes centros internacionales, con varios cientos de miles de muestras de semillas, de bancos genéticos nacionales y regionales de todo el planeta”.
“Realmente no hay especies raras en el interior de la bóveda”, comenta Åsmund. “No tenemos semillas raras, tenemos genotipos raros”, y pone como ejemplo las 200.000 muestras de trigo que almacenan y cubren toda la diversidad existente de trigo en el mundo, algo crucial para la producción.
Actualmente, la agricultura moderna está basada en el cultivo de muy pocas variedades de semillas, pero muy productivas. La rentabilidad se ha impuesto a la conservación de la biodiversidad. Pero, como recuerda Åsmund, esto puede tener consecuencias muy peligrosas. “Lo sucedido en Irlanda es un gran ejemplo. Muestra cómo el cultivo de una o dos variedades de patata es algo muy vulnerable. Si aparece una nueva enfermedad, todas las patatas se verán afectadas. Si cultivas diversas variedades, diversos genotipos, algunas probablemente resistirán a esa enfermedad”, explica en referencia a la gran hambruna que sufrió el país en 1945 y que desencadenó una crisis económica, cerca de un millón de muertes y una importante ola migratoria.
Antes de que sea demasiado tarde
“El Banco Global de Semillas de Svalbard es un tesoro, es algo totalmente único y que tenemos que cuidar”, revela Lise Lykke Steffensen. Y sabe de lo que habla. Lise participó activamente en el movimiento de la cocina nórdica y ahora, desde la dirección de NordGen, continúa su lucha para visibilizar las graves consecuencias derivadas de la pérdida de cultivos. “El cambio climático es una realidad, lo ves al asomarte a la ventana, lo sientes en la temperatura, vemos que hay sequías, olas de calor, lluvias… La pérdida de biodiversidad no es tan evidente, pero es así”, explica.
Lise Lykke Steffensen, CEO de NordGen - BBVA
En el caso de biodiversidad no es tan palpable aunque “la biodiversidad es muy importante para nuestra vida diaria, solo hay que pensar en el oxígeno que nos proporcionan las plantas, los alimentos que obtenemos para poder comer o alimentar a los animales, los combustibles que nos proporciona para tener energía o también en las fibras para fabricar ropa. Cada nuevo informe que hemos recibido en los últimos 20 años así lo confirma: estamos perdiendo la biodiversidad y tenemos que hacer algo”.
Ese papel evangelizador es una de las principales funciones de NordGen, cuya prioridad es llenar los estantes del Banco Global con los más de 7,1 millones estimados de diferentes plantas y cultivos existentes. Una tarea fundamental pero no suficiente. “Podemos decir que el Banco Global es el lugar donde almacenamos biodiversidad pero tenemos que pensar en la biodiversidad en nuestras acciones diarias”, asevera. “Es muy importante que protejamos la biodiversidad. Y todos podemos contribuir eligiendo variedades, buscando diferentes opciones en nuestra compra diaria, preguntando por otras variedades, no basar nuestra alimentación en un tipo de variedad”, enumera. Solo hay que esperar que no sea demasiado tarde. Apostar por estas prácticas y por la concienciación es sin duda una prioridad. Y mientras esto sucede, el Banco Global de Semillas de Svalbard seguirá tejiendo su plan B y volverá a abrir sus puertas para recibir más muestras. Cada semilla que entre será una nueve especie a salvo.
El Banco Global de Semillas de Svalbard abre sus puertas para recibir nuevas muestras - BBVA