Aumenta la tasa de actividad de los españoles entre 55 y 64 años hasta el 63%
La prolongación de la vida laboral mejora la sostenibilidad del estado de bienestar y del sistema público de pensiones, tiene externalidades positivas sobre el empleo y la productividad de los trabajadores jóvenes y favorece el funcionamiento cognitivo. Estas son las principales conclusiones del informe de BBVA Research ‘Prolongar la vida laboral: ¿Por qué? ¿Dónde estamos? ¿Cómo hacerlo?’, que analiza la evolución en la tasa de empleo de los mayores de 55 años y explica medidas de éxito para impulsar la empleabilidad de este colectivo.
La tasa de actividad de la población española entre 55 y 64 años se ha incrementado más de 25 puntos desde mediados de la década de los 90, pasando de un 37% en 1995 hasta el 63% de 2020. Un dato nada desdeñable pero todavía lejos de las tasas de países como Suecia (83%), Estonia, Nueva Zelanda o Japón (79%). Una diferencia que se irá acortando según la Comisión Europea, que estima que, con las políticas adecuadas, la participación laboral de la población española entre 55 y 64 años continúe aumentando hasta alcanzar el 79% en el año 2060.
La falta de incentivos para prolongar la vida laboral ha provocado que España se sitúe entre las economías de la OCDE con una menor tasa de actividad de la población más mayor (entre 65 y 69 años). Apenas el 8% de la población española en este grupo de edad está ocupada, frente al 27% en el promedio de la OCDE y el 50% en Japón y Corea. Aunque en línea con países como Austria, Francia, Bélgica y Eslovenia, la diferencia con el promedio de la OCDE ha aumentado durante las últimas tres décadas.
La escasa participación en el mercado laboral de los trabajadores mayores en España limita su contribución a la sociedad y la economía. De hecho, España ocupa el puesto 18 en la UE en el índice de envejecimiento activo y el 22 en la dimensión de empleo.
Prolongar la vida laboral, una necesidad
Según el estudio de BBVA Research, el incremento de la longevidad y el retraso de la entrada en el mercado laboral dificultan la sostenibilidad del sistema de pensiones. El número de personas en edad de trabajar por cada pensionista ha disminuido de 7 en 1960 a 3 en 2020 y lo seguirá haciendo hasta alcanzar 2 en 2060, según la OCDE. De esta forma, prolongar la vida laboral de la fuerza de trabajo mejoraría la sostenibilidad del estado de bienestar y del sistema público de pensiones.
Además, el análisis concluye que, a nivel agregado, el empleo de mayores y jóvenes es complementario, por lo que incrementar la vida laboral del capital humano sería beneficioso para el empleo y la productividad de los trabajadores más jóvenes. Por último, los autores del informe han destacado los beneficios en el funcionamiento cognitivo de las personas al retrasar la edad de jubilación.
Una vez vistos los beneficios de alargar la vida laboral de los españoles, el informe centra su atención en identificar algunas medidas que permitan su implantación. En primer lugar, es recomendable incentivar que los trabajadores de edad avanzada dilaten su vida activa, facilitando la posibilidad de compatibilizar trabajo y pensión. En segundo lugar, es bienvenida la eliminación de los obstáculos que entorpecen la retención y contratación de trabajadores de edad avanzada, favoreciendo la diversidad generacional en la empresa y los modelos de trabajo flexibles y que faciliten la conciliación.
Para lograrlo, también es aconsejable mejorar la empleabilidad de ese grupo de edad, prevenir la obsolescencia e impulsar la adquisición de nuevas competencias mediante una formación permanente. Esto permitirá a los trabajadores incrementar su productividad y prolongar su carrera laboral.
En este sentido, países como Alemania ya están incentivando a los empresarios a invertir en formación de sus empleados de edad avanzada mediante bonificaciones. Otros como Australia, Países Bajos o Corea cuentan con programas de orientación laboral y formativa personalizados para empleados de más de 45 años.