Así afronta el sector petroquímico su sostenibilidad: el reciclaje es clave
El sector petroquímico será de los últimos en abandonar el petróleo como materia prima, pero también busca ya su sostenibilidad medioambiental. Reciclar y gastar menos agua, usar energías renovables y tecnologías como el hidrógeno, y capturar y secuestrar el dióxido de carbono (CO2) están en su punto de mira.
Cuando los generales de Roma fundaron Tarraco hace 2.200 años, empezaron con poco más que un refugio de invierno para las tropas que habían de conquistar Hispania. Poco a poco, sin embargo, la ciudad ganó importancia. Allí se construyó una ceca para fundir y acuñar monedas y se excavó una importante cantera de piedra caliza. A partir de entonces, la actual Tarragona ya no dejaría de estar poblada.
Aquella incipiente industria tampoco llegaría a abandonar del todo la zona, aunque poco tenía que ver con lo que se hace hoy en la ciudad catalana. A pocos kilómetros al sur de anfiteatros, circos y villas clásicas, se levanta el mayor polígono petroquímico del sur de Europa, uno en el que se producen cerca de 20 millones de toneladas de derivados del petróleo y productos químicos cada año.
Allí, entre asfaltos, plásticos, fibras sintéticas, fertilizantes y todo tipo de combustibles, es difícil pensar en el pasado. Allí, la industria mira a un futuro complejo en el que la sostenibilidad medioambiental parece la única alternativa y en el que el sector afronta su propio reciclaje.
El agua y la obsesión por la circularidad
A unos 80 kilómetros al sur del polo petroquímico de Tarragona, el río Ebro desemboca en el Mediterráneo tras haber recorrido cerca de 1.000 kilómetros desde su fuente. Antes de disolverse en el mar, el Consorci d’Aiguas de Tarragona bombea una porción de su agua para los usos urbanos e industriales de la provincia. El año pasado fueron 63,9 hectómetros cúbicos, de los cuales un 34 % se destinó a industrias, fundamentalmente, petroquímicas.
Y es que el consumo de agua (sobre todo, para refrigeración) y su gestión posterior como residuo es uno de los grandes desafíos medioambientales del sector. En Europa, la industria petroquímica genera cada año unos 1.750 millones de metros cúbicos de aguas residuales. En el caso de Tarragona, la mayoría acaba de vuelta al Mediterráneo tras ser depurada. Pero en un futuro no muy lejano puede que el residuo se transforme de nuevo en recurso.
“Hace alrededor de 10 años se construyó una estación regeneradora de aguas del Camp de Tarragona, una infraestructura que coge el agua residual urbana tratada por las depuradoras y la regenera para su uso en el polígono petroquímico”, explica Xavier Martínez, director de la Unidad Tecnológica de Agua, Aire y Suelos del Centro Tecnológico de Catalunya (Eurecat), entidad responsable del proyecto europeo REWATCH para desarrollar soluciones de reciclaje del agua residual del sector petroquímico. Hoy, el 17 % del consumo del polígono petroquímico de Tarragona procede de esa instalación de regeneración.
“Lo que hicimos en REWATCH fue ir más allá y diseñar un sistema para reutilizar el agua residual de la propia planta petroquímica, que ahora se libera en el mar, y poder reintroducirla en el ciclo industrial”, añade el investigador. “La circularidad y la mejora de la eficiencia en el uso de recursos es una de las grandes oportunidades de la sostenibilidad de la industria petroquímica”.
El sistema desarrollado por REWATCH logró generar agua de elevada calidad a partir de la residual y tiene el potencial de reducir el consumo de la industria en un 24 %. Además de minimizar el impacto ambiental, la solución tecnológica promete ahorros del 13 % en costes relacionados con el consumo del agua y del 23 % en costes energéticos.
¿Un futuro neutro en carbono?
Más allá del agua, la sostenibilidad encaja de muchas maneras en la cadena de valor del sector petroquímico, pero ninguno de estos encajes es tan complicado como el de las emisiones. Esta industria es un elemento central de las sociedades desarrolladas (produce desde plásticos a fibras sintéticas, pasando por detergentes, fertilizantes o neumáticos). Sin embargo, su propia esencia, el petróleo y sus gases asociados, debería tener cada vez menos cabida en nuestro mundo si queremos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar los peores impactos del cambio climático.
Según la Agencia Internacional de la Energía, el petroquímico será de los últimos sectores en abandonar el petróleo como materia prima, ya que su sustitución es mucho más compleja. Aun así, deberá afrontar una reducción drástica de emisiones y desarrollar alternativas para mejorar su eficiencia energética, buscar sustitutos a sus principales productos y, más a largo plazo, capturar el carbono de la atmósfera.
“La industria petroquímica está haciendo un esfuerzo importante por la descarbonización. La industria afronta su propia regeneración, encara una transición que va a tener que completar sí o sí”, señala Xavier Martínez. “Las principales tendencias van dirigidas, por un lado, hacia el uso de energías renovables en la industria y, por otro, a desarrollar tecnologías energéticas alternativas como el hidrógeno. A más largo plazo, la sostenibilidad del sector también pasa por la captura y el secuestro de carbono”.
Buena parte de las empresas petroquímicas han establecido objetivos de descarbonización a medio y largo plazo. Sin embargo, la implementación de los planes parece ir por detrás. Según el último informe de Transition Pathway Initiative, el 83 % de las empresas de las industrias del gas y del petróleo sigue en trayectorias de negocio que son incompatibles con los compromisos del Acuerdo de París.
Mientras avanza en su circularidad, desarrolla alternativas como los biomateriales o mira con esperanza a tecnologías todavía en su infancia como la captura de carbono o el hidrógeno, la industria petroquímica sigue buscando la clave para alcanzar su sostenibilidad sin perder competitividad por el camino. De que lo consiga depende el éxito del planeta para echar el freno del cambio climático.