ASC: un certificado para avanzar en la sostenibilidad de la acuicultura
El cultivo y producción de especies acuáticas se acerca en volumen a las capturas de la pesca tradicional: casi 90 millones de toneladas al año. Para la acuicultura, la sostenibilidad es una prioridad. Empresas y granjas se apoyan en los estándares ASC para lograr un producto final en armonía con el medioambiente y las comunidades locales.
Cuando nacen en la cabecera del río, los salmones son casi invisibles. Durante varios años, los alevines solo tendrán un objetivo: crecer y fortalecerse para la aventura que tienen por delante. Cuando están listos, descienden hasta el océano. Allí acaban de transformarse en peces poderosos y veloces que pueden llegar a superar el metro y medio de longitud. Pero su aventura no acaba ahí. No importa el tiempo que pasen en el agua salada. En el momento perfecto, encontrarán la desembocadura del mismo río que los vio nacer y lo remontarán para reproducirse.
La relación del ser humano con el salmón atlántico es tan antigua como la propia historia. Sin embargo, en el último siglo, la sobrepesca, la degradación de los hábitats fluviales y costeros en los que habita y los obstáculos en los ríos (como las presas) han puesto a la especie contra las cuerdas. Solo en estado salvaje, porque, de forma paralela, la cría de salmón en cautividad ha crecido como la espuma. Hoy, se estima que el 70 % del salmón consumido en el mundo proviene de acuicultura, el cultivo y producción de especies acuáticas.
Acuicultura sostenible para la cría del salmón
Muy lejos de las costas y los ríos de Escocia, Noruega o Canadá en los que crece el salmón salvaje, en la otra punta del globo, un país se ha convertido en símbolo de esta industria acuícola. Chile produce en la actualidad alrededor de un millón de toneladas de salmón al año aprovechando las condiciones idóneas de la costa de su mitad sur, desde la Araucanía hasta el estrecho de Magallanes. Para esta industria creciente, la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, un objetivo para el que cada vez más empresas y granjas de acuicultura se apoyan en los estándares del Aquaculture Stewardship Council, más conocido por las siglas ASC.
“Las certificaciones contribuyen a que lleguemos al consumidor final con un producto de valor agregado sostenible, saludable, de excelente calidad, donde son prioridades el bienestar de nuestros peces y la seguridad de nuestros colaboradores. Un producto que es cultivado en armonía con el medioambiente y las comunidades vecinas”, explican desde AquaChile, la empresa líder en producción de salmón en el país.
En la actualidad, Chile cuenta con 318 granjas de salmón certificadas con el certificado ASC, según refleja el último informe del Aquaculture Stewardship Council. La acuicultura es el sistema de producción alimentaria de mayor crecimiento a nivel mundial. Según la FAO, organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la producción acuícola superó los 87,5 millones de toneladas en 2022, mientras la pesca tradicional e industrial capturó 90 millones de toneladas.
“Si la acuicultura no está bien gestionada, puede tener una variedad de impactos adversos, como contaminación del agua, alteración de los ecosistemas locales y malas condiciones de trabajo. Cuanto más rápido crezca la industria de la acuicultura, mayor será su impacto potencial en el medioambiente y las comunidades locales”, añade Shophia Balod-Lorenzo, Global PR Manager de ASC. Por eso, en Chile y en el resto del globo, la importancia de estándares de sostenibilidad como ASC es crucial.
¿Qué son los estándares ASC?
El Aquaculture Stewardship Council es una organización joven. Nació en 2010 de la mano de World Wide Fund for Nature (WWF) y la Sustainable Trade Initiative (IDH). Ambas organizaciones impulsaron su creación siguiendo la recomendación de los Diálogos de Acuicultura, celebrados en 2004, que señalaron la necesidad de desarrollar estándares de desempeño social y ambiental verificables para las principales especies de acuicultura: el salmón, el camarón, la tilapia, la panga, al trucha, el abulón o bivalvos como ostras, mejillones, almejas y vieiras.
Desde su creación, ASC ha establecido su propio sistema para desarrollar, operar, administrar, comprobar y revisar los estándares de sostenibilidad social y medioambiental. En la actualidad, ASC cuenta con ocho certificados para diferentes prácticas y especies. Para recibir el sello, las empresas deben cumplir los siguientes principios:
- Cumplimiento legal del territorio y la actividad que desarrollan.
- Preservación del medioambiente natural y la biodiversidad, así como de los recursos hídricos y la calidad del agua.
- Uso responsable y abastecimiento de piensos para animales y otros recursos.
- Buena salud y cría de animales. En la actualidad, ASC está trabajando en el desarrollo de un nuevo estándar para el bienestar de los animales.
- Responsabilidad social. Por ejemplo, las empresas no podrán tener trabajo infantil y deberán proteger la salud y seguridad de sus trabajadores.
“Los criterios para la certificación son sólidos y requieren del mantenimiento de registros, la monitorización continua y el cumplimiento de indicadores importantes del desempeño ambiental y social. Para ello, las granjas de ASC son auditadas por organismos externos totalmente independientes”, señala Balod-Lorenzo. Además, todos los criterios de los certificados ASC se basan en la ciencia y son continuamente actualizados a medida que se van publicando nuevas investigaciones.
“Esto requiere una revisión constante del trabajo que realizan todos los departamentos involucrados en el proceso de certificación, con la finalidad de hacer a tiempo los ajustes necesarios para dar cumplimiento a la norma”, explican desde AquaChile. “Para nosotros, esta certificación nos acerca a las nuevas exigencias de los consumidores finales y nos ha permitido estandarizar los procesos productivos, ya que desde el inicio de ciclo los centros operan bajo los requisitos de ASC a la espera de su auditoría de certificación”.
El proceso de certificación ASC
ASC desarrolla los estándares y los procesos de auditoría, pero la evaluación en sí misma se lleva a cabo de forma independiente por entidades auditoras certificadas. Estos organismos de evaluación deben estar calificados y deben hacer las auditorías de las granjas según lo establecido en los Requisitos ASC de Certificación y Acreditación de Granja (CAR). Así, el proceso para obtener el certificado ASC funciona de la siguiente manera:
- El productor se pone en contacto con la entidad auditora y firma un contrato con ella.
- En un plazo de 30 días, la auditoría es anunciada en la web de ASC para que cualquier parte interesada (desde accionistas hasta ONG) pueda participar en el proceso.
- La auditoría se lleva a cabo y se redacta un primer informe.
- El borrador se publica en la web de ASC, de nuevo con el objetivo de que todas las partes interesadas o stakeholders puedan hacer sus comentarios.
- El certificador decide si la granja cumple los requisitos de ASC.
- Se emite el certificado si se confirma el cumplimiento de los estándares.
Todo este proceso se desarrolla, de forma habitual, a lo largo de unos cuatro meses, aunque puede durar más. “El proceso de auditoría de los estándares ASC Farms es un proceso público en el que se involucra a todas las partes interesadas en la certificación de la empresa”, explica Óscar Vidal, Fish & Aquaculture Director de la entidad certificadora Bureau Veritas. “La auditoría no puede nunca iniciarse si no han pasado al menos 30 días laborables de su anuncio público. En el listado de ‘stakeholders’ se incluyen, por ejemplo, autoridades locales, nacionales, ONG, asociaciones locales de pescadores o comunidades indígenas”.
“Una vez ejecutada la auditoría, se publica el borrador del informe de auditoría en la web de ASC para que cualquiera pueda revisar su contenido. Este informe debe permanecer publicado durante un periodo de tiempo determinado antes de poder emitir el informe y el certificado finales de la empresa. Para facilitar la comunicación, el informe siempre se publicará en el idioma local y en inglés. De este modo, se garantiza la transparencia de todo el proceso de certificación”, añade Vidal.
Una vez concedido, el certificado ASC tiene una validez de tres años. Las granjas también están sujetas a auditorías de vigilancia anuales para garantizar que su actividad sigue ajustándose a los estándares de sostenibilidad social y medioambiental. Un proceso que, además, se refuerza gradualmente y a medida que vamos conociendo más sobre la acuicultura y su relación con el entorno biológico y humano que rodea las explotaciones.