América Latina sigue avanzando en igualdad de género y autonomía para la mujer
La región se ha caracterizado por ser una de las áreas del mundo con mayores niveles de desigualdad de género. Sin embargo, en la mayoría de los países se ha avanzado de manera importante en el diseño de políticas de igualdad que benefician a las mujeres y que favorecen su participación en el contexto social y económico.
La legislación y las normativas que promueven la igualdad de género y la protección de la mujer frente al maltrato permiten que América Latina se adhiera al Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 5 de Naciones Unidas que busca poner fin a la discriminación y violencia femenina y empoderar a todas las mujeres y niñas.
En el informe 'La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes', la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, señala que los países de la región han progresado de manera significativa en el diseño y coordinación de políticas de igualdad de género. Esto ha permitido generar normas para hacer frente a la violencia contra las mujeres y conseguir una participación más igualitaria en los procesos de toma de decisiones, así como en la construcción de sistemas de información para poner en evidencia la situación de discriminación a las que se encuentran sujetas.
No obstante, el organismo regional de Naciones Unidas llama la atención de que el sistema económico y distributivo de América Latina no ha sido suficiente para superar las desigualdades de género. Considera que "la heterogeneidad estructural, económica y social presente en la región sigue constituyendo un obstáculo para la garantía de los derechos de todas las mujeres y niñas".
En otras palabras, los avances contrastan con las persistentes discriminaciones y los continuos actos de violencia, tanto física como psicológica, que se siguen registrando en los diferentes países. Esto, en general, responde a un tema cultural; de ahí la necesidad de que, además del diseño de políticas y normas, los gobiernos se preocupen también por generar los cambios desde el punto de vista educativo.
Según la Cepal, para analizar el progreso de la igualdad de género en la región se debe tener en cuenta el grado de autonomía o capacidad de las mujeres para tomar decisiones sobre sus vidas, según sus propias aspiraciones. "Las desigualdades de género tienen su correlato en la ausencia o en las limitaciones de la autonomía en sus tres dimensiones: económica, física y en la toma de decisiones, así como en sus interrelaciones, y a su vez encuentran determinantes en los ámbitos macroeconómico, productivo, institucional y sociocultural".
Al respecto, explica que la escasa diversificación productiva, así como la vulnerabilidad de los países de la región frente a los choques externos repercuten de manera negativa en la posibilidad de alcanzar la igualdad, al impedir el dinamismo del mercado laboral, lo que conlleva una distribución desigual de los beneficios del crecimiento.
También considera que al persistir la violencia de género y presentarse una sobrecarga de trabajo no remunerado y de cuidados, así como brechas salariales de género, se ponen barreras para la participación plena de la mujeres en la economía y frenan la creación de ambientes laborales más diversos y de estructuras productivas con mayores niveles de igualdad.
No obstante, se han dado avances importantes en cuanto a autonomía física y de toma de decisiones, gracias al desarrollo de leyes para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como acciones que amplían sus posibilidades de participar plenamente en las decisiones que inciden en su propia vida y en la de las demás mujeres.
América Latina: países con leyes integrales sobre violencia por razón de género contra las mujeres, 2019
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG). Los límites y los nombres que figuran en este mapa no implican su apoyo o aceptación oficial por las Naciones Unidas. La ley de Perú es de carácter mixto, debido a que se enfoca no solo en la violencia contra las mujeres, sino también en aquella perpetrada en el ámbito familiar. La ley incluye la violencia que ocurre en la comunidad, así como la tolerada y perpetrada por los agentes del Estado, lo que le da su carácter de integridad.
Desafíos por delante
Pese a los avances, hay varios desafíos que los diferentes países deben enfrentar para mostrar mayores resultados. Entre los principales destaca el de la implementación efectiva de las leyes y normas ya aprobadas, así como el de garantizar el pleno acceso de las mujeres a la justicia. Para ello, considera necesario entregar recursos públicos a los distintos organismos del Estado que se encargan de hacer cumplir la legislación, así como armonizar la normativa nacional con el marco internacional que garantiza los derechos de las mujeres y con las que se tengan a nivel de provincias y estados.
De igual forma, ve necesario fortalecer los mecanismos que permitan otorgarle a las mujeres mayores recursos humanos, políticos y financieros, aumentar su jerarquía y garantizar su sostenibilidad en el tiempo. En ese propósito es importante incluir la perspectiva de género en las estrategias y planes de desarrollo e implementar planes de formación y capacitación en materia de igualdad de género dirigidos a entidades públicas, en especial a los sistemas de justicia.
En cuanto a autonomía económica, el organismo regional de Naciones Unidas estima fundamental incrementar la co-responsabilidad entre hombres y mujeres, y entre los hogares, la sociedad y el Estado, dados los niveles de desigualdad en la distribución del trabajo no remunerado y de cuidados. También ve como un desafío "la necesidad de promover una educación integral que supere los estereotipos sexistas y promueva una cultura de igualdad entre mujeres y hombres, para derribar los patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos".
Y dado los persistentes niveles de violencia, la autonomía física sigue siendo un gran desafío. Para ello, según el informe, se deben ampliar o profundizar los marcos normativos sobre violencia para hacer frente a las nuevas manifestaciones de este fenómeno: el acoso político hacia las mujeres, el acoso callejero y en espacios públicos, y el acoso por medios digitales.
En relación con la autonomía en la toma de decisiones, la Cepal encuentra que la participación de las mujeres se mantiene baja a pesar de la existencia de leyes que promueven cuotas o la paridad en los espacios de decisión. Por ello, estima necesario "fortalecer la participación de mujeres en el Poder Legislativo de los países, así como generar condiciones para asegurar la participación y la incidencia efectiva de la sociedad civil en el proceso de elaboración y seguimiento de las políticas públicas de género".
BBVA y su apoyo a la igualdad
Como parte del compromiso de BBVA con la igualdad de género, la entidad apoya los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, entre ellos el número 5, que propende por la igualdad de género y la generación de oportunidades para las mujeres. En ese sentido, se fomenta la diversidad de la plantilla, a tal punto que hoy en día el 54% está conformada por mujeres. En esto ha ayudado la aplicación de la regla de Rooney, que obliga a que el 50% de los candidatos para puestos directivos y administrativos sean mujeres.
De igual forma, desde el área de Talento & Cultura se están adelantando cursos de formación sobre cómo enfrentar los sesgos inconscientes que llevan muchas veces a tener conductas discriminatorias. Esto teniendo claro lo que indican los expertos de que para conseguir diversidad e inclusión se deben romper las barreras mentales.
Adicionalmente, BBVA facilita la promoción de las mujeres con mayor potencial para que ocupen cargos de más responsabilidad y además adelanta iniciativas que buscan equilibrar las oportunidades profesionales de hombres y mujeres.
Todas estas iniciativas tienen alcance en los diferentes países donde BBVA tiene presencia, incluidos los de América Latina, en donde además se desarrollan diferentes actividades o programas que fomentan el emprendimiento femenino, apoyan las aspiraciones de la mujeres y ayudan a su empoderamiento.
Es de resaltar el apoyo que se viene dando desde la Fundación Microfinanzas BBVA para empoderar económicamente a las mujeres. En efecto, la mitad de los créditos que otorgan las diferentes entidades de la Fundación en América Latina está destinado a mujeres, muchas de ellas cabeza de familia, que gracias al apoyo que reciben sacan adelante sus emprendimientos y ofrecen un mejor futuro a sus hijos.