Alberts, Altmann y Zuk reciben el Premio Fronteras por demostrar cómo influyen las relaciones sociales en la evolución
Las tres científicas galardonadas “han ampliado el conocimiento sobre la importancia evolutiva del comportamiento como motor de la supervivencia, la reproducción y la adaptación de los animales”, y han demostrado la necesidad de incorporar las interacciones sociales a los planes de conservación de especies, según ha destacado el jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación.
Jeanne Altmann, catedrática emérita de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Princeton, y Susan Alberts, catedrática de Biología y Antropología Evolutiva en la Universidad de Duke, han centrado sus carreras en el estudio de diferentes aspectos del comportamiento social de los babuinos, mientras que Marlene Zuk, catedrática de Ecología, Evolución y Comportamiento en la Universidad de Minnesota, ha explorado cómo las interacciones entre machos y hembras o entre los parásitos y sus hospedadores explican la elección de parejas, desvelando el papel de selección sexual en la diversificación de especies.
La vida social de los babuinos
En 1963, Jeanne Altmann viajó hasta el Parque Nacional de Amboseli, en Kenia, para estudiar a los babuinos. Pocos años más tarde fundó allí un innovador proyecto de investigación que ha realizado un seguimiento de cerca de 2.000 individuos a lo largo de varias generaciones, y que hoy todavía sigue vigente.
Susan Alberts, que en la actualidad codirige el proyecto de Amboseli junto con Altman, se incorporó a la investigación en 1983. “Hace 39 años la gente cuestionaba nuestra línea de investigación, y nos lo repitieron durante 15 o 20 años”, recuerda.
Sin embargo, a través de sus investigaciones Alberts y Altmann demostraron, por ejemplo, el importante papel que desempeñan los machos en el cuidado de sus crías. Aunque los babuinos se aparean con varias parejas, los machos son capaces de identificar a sus propias crías y les proporcionan cuidados, un fenómeno que llamaron “auténtico cuidado paternal”.
Otro objetivo constante en la investigación de las dos científicas ha sido desentrañar el papel de las hembras en las sociedades animales. “Había mucha bibliografía que decía que lo único relevante eran los grandes machos y el dominio entre ellos, pero nosotras demostramos bastante pronto que las hembras y sus relaciones eran especialmente importantes”.
Comprobaron que las hembras tienen una función tan importante como los machos a la hora de determinar los procesos sociales y que pueden pasar de ser aliadas a competidoras y viceversa en escalas de tiempo muy cortas, lo que determina el entorno característico de cualquier sociedad compleja.
Jeanne Altmann, Premio Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación
El papel de los parásitos en la selección sexual
Las investigaciones de Marlene Zuk han sido clave para entender la relevancia que tienen los parásitos en el comportamiento social de los animales. “Desempeñan un papel no solo en determinar si nos ponemos enfermos, sino en todo lo que respecta a los organismos en los que se hospedan: cómo eligen a sus parejas, cómo interactúan entre ellos… Porque evitar los parásitos y las enfermedades ha sido un motor primordial de la evolución”, expone la científica galardonada.
Zuk, según relata, asistió en directo a la rápida respuesta evolutiva del comportamiento de una especie de grillos en respuesta a la presión de un parásito. En general, los grillos macho cantan para atraer a las hembras, de modo que la selección natural suele favorecer a los machos que cantan más y mejor. Sin embargo, el canto de una especie de grillos no solo atrae a las hembras, sino que además llama la atención de una mosca parasitaria. Estas moscas depositan sus larvas en los grillos, y las larvas se alimentan de los insectos desde dentro, comiéndoselos vivos.
“Este conflicto de presiones de selección que actúan en direcciones completamente opuestas ha llamado la atención de los científicos desde Darwin”, enfatiza Zuk.
Marlene Zuk; , Premio Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación
Lo que la ecóloga pudo observar es que, a lo largo de unas pocas generaciones, se expandió una mutación en las poblaciones de grillos que los torna silenciosos. De esa manera, la detección por parte de las moscas se disminuyó en gran medida, aunque con la contrapartida de una menor eficacia de atracción del sexo opuesto.
Otro de sus hallazgos más importantes fue una demostración del papel determinante que desempeña el conflicto entre parásitos y hospedadores en la evolución por selección sexual. La científica se dio cuenta de que los ornamentos que caracterizan a los machos de muchas especies animales, como las colas de los pavos reales, son indicadores de su fortaleza ante los parásitos. De esta forma, una hembra que elige a un macho con ornamentos muy elaborados está eligiendo a una pareja sexual más resistente a las infecciones de estos patógenos. Estos mecanismos son determinantes en la evolución de numerosos grupos animales.
La importancia del entorno social en la salud de los animales
De manera más general, las científicas galardonadas han mostrado a través de su investigación la importancia de la interacción social en la salud, que a su vez media en la evolución de las especies. Por ejemplo, Alberts y Altmann dedujeron a través de sus investigaciones con babuinos que, en estos primates, tener vínculos sociales fuertes se asocia a una mayor esperanza de vida, y, en el caso de las hembras, se asocia además a una mayor supervivencia de las crías.
Susan Alberts, , Premio Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación
“Nuestra investigación ha contribuido a comprender que el entorno social es igual de importante que el físico a la hora de determinar la salud y la supervivencia, tanto para los primates que hemos estudiado nosotras como para muchos otros organismos que son criaturas altamente sociales”, resalta Alberts. “Esto significa”, continúa, “que los animales resuelven problemas en su entorno a través del comportamiento social, y las diferentes maneras en las que logran esto reflejan las múltiples soluciones que han encontrado a estos retos durante milenios de evolución”.
Herramientas clave para impulsar la conservación de especies
Las contribuciones científicas que han proporcionado Altmann, Alberts y Zuk sobre cómo las interacciones sociales de los animales influyen en su salud y supervivencia se han convertido en herramientas clave para las estrategias de conservación de especies amenazadas.
Aunque muchas acciones de conservación se centran en los animales más emblemáticos, señala Zuk, “las criaturas que no son grandes ni peludas pueden desempeñar un papel crucial en la evolución de la biodiversidad”. Los parásitos que ella ha estudiado durante décadas son un buen ejemplo: “Los animales no existen en el vacío, ni en cuanto a las interacciones de unos con otros ni en cuanto a las interacciones con otras especies”, destaca, como ilustra el ejemplo de los grillos.
En el caso de Altmann y Alberts, a lo largo de las últimas décadas han sido testigos de cómo los babuinos ya han empezado a sufrir el impacto tanto del calentamiento global como de la degradación de su hábitat. “En estos momentos”, advierte Alberts, “Amboseli está padeciendo una de las peores sequías de los últimos 50-60 años, y esto se debe tanto al uso que los humanos hacen del territorio, como al cambio climático global, que aumenta la probabilidad de sequías en esta región”.
A través de sus investigaciones más recientes, las científicas galardonadas han llegado a la conclusión de que los babuinos pueden servir como modelos para estudiar la capacidad de adaptación de muchos otros animales a la degradación ambiental: “Estudiando y documentando cómo los babuinos son capaces, o incapaces, de adaptarse a estos cambios en su hábitat”, explica Alberts, “seguramente podremos averiguar cómo muchas otras especies reaccionarán ante estos mismos desafíos”.