¿A qué equivalen las emisiones de gases de efecto invernadero que emites?
Darse una ducha, ver la televisión o cocinar son actividades diarias que generan un impacto medioambiental, en ocasiones, invisible. Es esa rutina e invisibilidad la que ha contribuido de manera silenciosa a llevar al planeta a la emergencia climática. Sin embargo, es posible que si conoces las consecuencias de determinadas acciones, decidas reducir tu huella de carbono.
Comienza la semana. Suena el despertador y lo primero que haces es ducharte. A simple vista no tiene nada de malo pero, ¿cambia la percepción si sabes que una ducha de aproximadamente cinco minutos emite entre 90 y 500 gramos de dióxido de carbono, dependiendo del tipo de caldera que te proporcione el agua?
Calcula tu propia huella de carbono
Si además te has despertado desde la habitación de un hotel, es importante que sepas que dormir una noche en un establecimiento de este tipo genera 3 kg de CO2 procedentes de la iluminación y climatización de las habitaciones o del cambio diario de toallas, por ejemplo.
Tu día continúa yendo a la oficina y has decidido que entre las prendas de tu ‘outfit’ no puede faltar el pantalón vaquero, y como complemento, un collar. Unos ‘jeans’ de importación generan 6 kg de dióxido de carbono principalmente asociado a su transporte, ya que generalmente las empresas que los fabrican están lejos del punto de venta. En cuanto al collar, has de saber que la fabricación de joyas supone un impacto a la hora de fundir los metales y por su extracción, y que su fabricación emite 400 kg de CO2.
En esta ocasión, has elegido moverte en tu vehículo privado para hacer el recorrido de 1km hasta tu puesto de trabajo, con lo que puedes llegar a emitir 121 gramos de carbono. En este caso, la cantidad de gases de efecto invernadero expulsados por un coche depende de la potencia y el tamaño del motor, la velocidad a la que se conduce, el tipo de gasolina utilizada para llenar el depósito y el peso del mismo. Si por el contrario en el último momento has decidido dejar aparcado tu coche y optar por otros transportes como el tren o el autobús, las emisiones de CO2 son de 40 gr y 23 gr respectivamente.
En relación a la movilidad, es importante también conocer lo que supone para el planeta hacer un viaje en avión, por ejemplo, entre la ciudad de Bilbao y Tokio. En este caso las emisiones de dióxido de carbono llegan a los 2.000 kg. Y es que un avión produce 3 kg de CO2 por cada kilo de combustible.
La huella de carbono que se genera en la vida doméstica
Tras finalizar la jornada laboral decides acercarte al supermercado para hacer la compra. En tu lista: aguacates, tomates, bananas y carne roja. Si la procedencia del aguacate es de otro continente, uno solo deja una huella de carbono de 80 gr de dióxido de carbono, además de que su cultivo supone un importante impacto para el medioambiente: un kilo de aguacates puede necesitar más de 1.000 litros de agua y su alta demanda está impulsando la deforestación de selvas y bosques. Si hablamos de la banana, la importación de una sola pieza en barco desde otro continente produce 80 gramos de dióxido de carbono. En cuanto a los tomates, si los que se compran son de invernadero, mantener esta infraestructura caliente durante el invierno para conseguir que maduren implica que un kilo de esta verdura haya generado nueve kilogramos de dióxido de carbono.
La compra de un kilo de carne roja lleva consigo el haber emitido cuatro kilogramos de CO2 procedentes del metano propio de las digestiones de los animales, así como del uso de fertilizantes, los tractores y la maquinaria utilizada de las granjas.
Al llegar a casa decides preparar la cena y, para ello, necesitas utilizar el horno. Aunque las emisiones que puede generar este electrodoméstico dependen de su eficiencia energética (que podrás conocer a través de la calificación que incluye su etiquetado), una hora de horno puede suponer la generación de 400 gramos de dióxido de carbono. Además, y sin darte cuenta, no seleccionas los residuos generados durante la cena y depositas los restos en en el mismo contenedor. Si estos suman un kilo, es importante que sepas que estás generando 700 gramos de carbono ya que la basura no reciclada es llevada a vertedero, donde los restos orgánicos se pudren bajo tierra generando gases de efecto invernadero. Además, los desechos son incinerados utilizando combustibles fósiles, provocando más emisiones.
Y llega el momento de relajarse, para ello optas, en primer lugar, por ver un rato la televisión la cual has dejado en ‘stand by’. La electricidad que consume este dispositivo mientras que está encendida es lo que más emisiones genera, pudiendo alcanzar los 35 kilogramos de CO2 en un año. Pero no hay que olvidar el modo reposo, que puede producir hasta 15 kg de este gas al año.
Después de ver la televisión decides que jugar a la videoconsola es una buena forma para desconectar tras un ajetreado día. Sin embargo, ese tiempo de ocio también influye en el planeta: en un año pueden producirse hasta 20 kilogramos de dióxido de carbono debido a factores como la electricidad necesaria para su funcionamiento, la pantalla y la conexión a internet.
Recomendaciones para reducir las emisiones contaminantes
Una buena manera de revertir la situación y evitar el calentamiento global como consecuencia de la huella de carbono, es hacer partícipe a la sociedad como uno de los actores claves del cambio a través de hábitos más sostenibles.
Desafiar a la huella de carbono que se genera a nivel individual puede hacerse con un consumo responsable que abogue por productos locales y ecológicos; impulsar la movilidad sostenible mediante el uso del transporte público o de medios no contaminantes -como las bicicletas eléctricas o los patinetes eléctricos, además de reciclar en casa.
Otras acciones que van más allá del día a día y que ayudarían al medioambiente son, por ejemplo, la participación en iniciativas de plantación de árboles, los grandes generadores de oxígeno y capturadores de carbono. Por ejemplo, plantar un olivo absorbe 570 kilogramos de carbono para vivir, mientras que una encina alcanza los 5.000 kg.
Lo importante es tomar conciencia de que los pequeños gestos de hoy harán que el planeta esté mejor en un futuro.