¿Qué soñaban las estrellas en su infancia?
La imaginación de un niño no tiene límites. Cuando somos pequeños podemos conquistar la luna desde nuestra sala de juegos, abordar un barco pirata o luchar frente a dragones gigantes. Soñar con los ojos cerrados y la mente muy abierta. Pero, ¿qué pasa cuando esos sueños comienzan a hacerse realidad? ¿Qué sucede cuando el deseo detrás de cada vela de cumpleaños empieza a tomar forma?
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Joan Roca
Tradición e innovación son dos de los ingredientes indispensables en los platos de El Celler de Can Roca. Una combinación que Joan Roca ha sabido conjugar a la perfección hasta convertirse en uno de los mejores chefs del mundo. La cocina de su madre y de su abuela formaron la base del cocinero desde muy pequeño. "Cuando éramos pequeños nuestra abuela nos preparaba cordero con pan y tomate. Era algo muy especial", recuerda el mayor de los Roca. La imagen de esos platos de la tradición se grabó en la cabeza y en el paladar de Joan siendo un niño y le condujeron a formarse para montar su propio restaurante gastronómico. Un largo camino en el que tuvo que servir muchos banquetes de boda antes de poder cumplir su sueño. Meses sin un día libre que después de años de sacrificio vieron su recompensa.
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Josep Roca
Criarse en un restaurante familiar marca la personalidad de cualquier individuo. Josep Roca vivió su infancia detrás de la barra del bar de sus padres. El mediano de los tres hermanos reponía las botellas que se iban consumiendo cada día: "A los seis años era el encargado de llenar las botellas de las tinas a granel que teníamos debajo la cocina de nuestros padres. Ese sótano lleno de aroma de vino y humedad me acompañó siempre". Desde muy pequeño, la pituitaria de Josep fue enriqueciendo su archivo de olores hasta convertirse en la enciclopedia olfativa que es hoy. Aunque se formó como cocinero, pronto se daría cuenta que su papel estaba en la sala del restaurante, recibiendo a los comensales y conduciéndoles durante el servicio en ese viaje por los cinco sentidos que conlleva visitar El Celler de Can Roca.
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Jordi Roca
Jordi Roca llegó el último a la familia y quizás por eso estaba destinado a ser el encargado de poner el broche final en cada servicio con los postres. De pequeño pensaba más en el fútbol y la bicicleta mientras sus hermanos ya trabajaban en el restaurante familiar. Sus primeros recuerdos de niñez le llevan a pensar en los chocolates que su tía le traía de la fábrica donde trabajaba y que él devoraba en apenas minutos. "Empecé trabajando en sala pero enseguida me di cuenta de que los camareros eran los que acababan más tarde la jornada", bromea. Encontró su vocación ayudando al jefe de la partida de postres del restaurante y desde 1997 es el responsable del mundo dulce de El Celler de Can Roca. Algo que no ha cambiado es su pasión por el chocolate y pronto cumplirá otro de sus sueños: abrir su propia fábrica de chocolate a lo "Willy Wonka".
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Garbiñe Muguruza
Hay personas que vienen al mundo con un pan debajo del brazo. En el caso Garbiñe, nació con una raqueta en la mano. Ser la menor de tres hermanos con aspiraciones tenísticas marcó para siempre su futuro. Con solo 3 años empuñaría su primera raqueta para no soltarla nunca más. Y lo que empezaría como una afición se convertiría pronto en una forma de vida. "El tenis para mí es todo”, afirma. Paso a paso, sueño a sueño, fue logrando pequeñas metas: primero convencer a su familia y a sus entrenadores que estaba dispuesta a sacrificar todo por dedicarse al tenis, y después demostrarlo con exigencia y esfuerzo. "En cada cumpleaños, cada vez que soplaba las velas, el deseo siempre era el mismo: ser la mejor”, recuerda. Llegaron los primeros trofeos, los dos Grand Slam. Un camino con muchas luces pero no exento de obstáculos, que fue superando y que le permitieron disfrutar aún más de los éxitos. Antes de cumplir los 24 años se coronaba número 1 del tenis mundial y lograba su gran sueño.
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Miguel (Maico)
Miguel, la voz de Maico, siempre ha tenido cara de niño bueno. No es de extrañar que una de sus canciones favoritas sea 'Yesterday' y Venecia un lugar para perderse, después, claro está, de su Palma natal. A menudo le comparan con Adam Levine, cantante de Maroon 5, por el timbre de su voz. Quizás algún día esta comparación se haga al contrario. Miguel se nutre de sus experiencias y de las cosas que le inspiran para componer sus canciones, y viendo las fotos de su infancia dan ganas de cantar, como los Beatles, 'Oh, I believe in yesterday'.
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Nito (Maico)
Erase un hombre a una guitarra pegado... Podría adaptarse el famoso soneto a Nito, guitarrista de Maico. 'Bohemian Rhapsody', su canción favorita, tiene uno de los mejores solos de guitarra de todos los tiempos. Como en la canción de Queen, Maico puede asemejarse a una rapsodia, una pieza en la que diferentes partes se unen consiguiendo una composición brillante.
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Ángel (Maico)
El más tímido de los componentes de Maico es el encargado de ponerle ritmo con su batería. Enfermero de profesión y, desde muy joven, músico de vocación, su artista de referencia es el estadounidense Sufjan Stevens. Cuando le queda tiempo libre disfruta del ciclismo, una de sus aficiones. El corazón de este mallorquín está dividido entre Palma y Londres.
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Joan (Maico)
El más joven de los cinco componentes de Maico, fue el último en llegar a la banda. A pesar de sus tímidos comienzos con 'Guitar Hero', el mundo de Joan es el de los teclados. Fan absoluto de Coldplay, la música ha sido y es su pasión y su ocupación. Este pedagogo musical en ciernes siempre ha tenido claro que su futuro iba a estar ligado a un pentagrama.
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9
Emilio (Maico)
Este uruguayo de nacimiento es el bajista de Maico. De Michael Jackson a Coldplay, pasando por The Weeknd, los gustos musicales de Emilio son muy variados. Se puede ver en sus fotos de pequeño que no se decidía entre las cuerdas o la percusión, aunque finalmente se decantó por la primera opción. Aunque una de sus canciones favoritas es 'Bad', este título no se le puede aplicar a él, porque con su buen humor siempre arranca una sonrisa al resto del grupo.