Singapur desde las alturas
Capital de negocios del sudeste asiático y escala obligatoria en la mayoría de los vuelos procedentes de Europa y América, Singapur es una ciudad-estado que crece a un ritmo vertiginoso, ganándole año a año terreno al mar. Sus edificios de formas imposibles protagonizan las portadas de las guías turísticas de esta ciudad en la que puedes almorzar en el puesto más modesto del mercado central y acabar el día en el local más exclusivo tomando un Singapore Sling. Aunque si el turista está dispuesto a excentricidades, los cajeros de lingotes de oro o el alquiler de carabelas pueden ser buenas opciones. Eso sí, atención a las numerosas prohibiciones que pueden acabar en abultadas multas: desde comer chicle por la calle hasta introducir en el metro durians, fruta de apreciado sabor pero con un olor insoportable.
El país de la orquídea
Símbolo nacional de Singapur, las orquídeas ya ocupan grandes espacios en el aeropuerto de Changi nada más aterrizar en la ciudad. Esta efímera flor llama la atención en parques y jardines pero para conocer todas sus variedades es imprescindible visitar el National Orchid Garden del Jardín Botánico, con más de mil especies diferentes. Otro espacio recomendable para los amantes de las flores es Gardens by the Bay con dos espectaculares invernaderos que reproducen diversos climas en un paseo no apto para alérgicos al polen. La visita a estos jardines puede culminar con el espectáculo nocturno sobre unas estructuras de árboles gigantes: un verdadero paseo por el país de Pandora de la película ‘Avatar’.
De un almuerzo en el mercado local a un cóctel en la azotea del rascacielos
Singapur es una ciudad de contrastes, nacida de un antiguo puerto de pescadores a golpe de ladrillo. Esta dualidad entre tradición y modernidad también se nota en la oferta gastronómica. Los hawkers son un buen lugar para degustar la variada carta de platos llegados de todas partes del mundo. Se trata de puestos de todo tipo de comida que conviven en un mismo espacio en el que puedes compartir mesa con gentes del lugar o ejecutivos trajeados. Uno de los más recomendables es Lau Pa Sat, en el distrito financiero. Otra zona con gran variedad de restaurantes y bares es Clarke Quay, sitio de encuentro para los jóvenes y no tan jóvenes. Para quien prefiera un ambiente más exclusivo, 1-Altitude es un sitio de copas en la torre más alta de la ciudad desde donde se puede observar la mejor vista a la bahía de Singapur.
Vuelta al mundo en un paseo
Su ubicación estratégica en el centro del sudeste asiático hace de Singapur un punto de encuentro de varias culturas. Chinatown es uno de los barrios más coloridos de la ciudad y el centro de la comunidad china. Recorrer Pagoda Street bajo los típicos farolillos rojos transporta al viajero a cualquier calle de Pekín. En la orilla opuesta al río Singapur se encuentra Kampong Glam, el barrio árabe. La Mezquita del Sultán gana en altura gracias a los edificios bajos de sus calles peatonales, ideales para tomar un té o disfrutar de una cachimba. A escasos metros se sitúa Little India, un hervidero de puestos donde encontrar artilugios tecnológicos de otras épocas, collares ceremoniales de flores llamativas o montones de especias para condimentar el mejor de los curris de pollo.
Ocio y deporte al gusto del consumidor
Sentosa presume de ser el punto más al sur del continente asiático. Se trata de la isla-parque temático donde se refugian los singapurenses los fines de semana. Tiene las mejores playas del país y las más llamativas atracciones: una sucursal de Madame Tussauds, actividades de surfing con olas artificiales, túnel del viento e incluso el parque de Universal Studios. De vuelta al centro, cabe destacar la amplia cartelera de espectáculos en la ciudad. El complejo de Theathers on the Bay acoge a lo largo de todo el año musicales, óperas y conciertos de artistas de todo el mundo. Para los amantes del deporte, Singapur cuenta con dos importantes citas anuales: el Gran Premio de Fórmula 1, el único de todo el circuito que se celebra de noche, y las WTA Finals, la final de maestras de tenis femenino que reúne a las mejores tenistas de la temporada.
Sin miedo a las alturas
Las dimensiones de Singapur hacen que su desarrollo sea en vertical y la mejor forma de apreciarlo es desde las alturas. Singapore Flyer es la noria más alta del mundo. Con 165 m supera al London Eye en treinta metros y ofrece una de las vistas más especiales de la bahía en un paseo que dura media hora. Aunque si hay un edificio que ha cambiado el skyline de la ciudad es el opulento Marina Bay Sands. Al megacomplejo no le falta de nada: hoteles, casinos, centros comerciales, pistas de hielo, cines, auditorios… Pero sin duda la joya de la corona es la Infinity Pool, la piscina que ocupa la parte más alta del hotel en la planta 57. Un lujo reservado solo para los clientes de sus habitaciones. Para quién no pueda permitirse pagar una estancia, puede disfrutar igualmente de las vistas desde el Sky Park a 200 m sobre el suelo.