Siete medidas concretas para atajar el problema de las pensiones
A diferencia de otras épocas, la sostenibilidad del sistema de pensiones se ve agravada por el aumento de la esperanza de vida, el consecuente envejecimiento de la población y el déficit a la Seguridad Social (superior al 1,5% del PIB). Ante esta situación, ¿cómo se podría garantizar la sostenibilidad de las pensiones? BBVA Research propone siete medidas muy concretas:
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1.- El sistema de pensiones es como un termómetro que refleja las fortalezas y debilidades de la economía. En un país con una tasa del desempleo de casi un 19%, la mejor forma de aumentar los ingresos de la Seguridad Social sería reduciendo el desempleo de manera estructural y permanente, creando un empleo productivo y estable, e implantando las reformas estructurales apropiadas.
2.- Sería conveniente dejar que las últimas reformas efectuadas en 2011 y 2013 tuviesen pleno efecto para garantizar la sostenibilidad del sistema, sin revertir ninguna de ellas.
3.- El equilibrio entre ingresos y gastos requiere que para financiar pensiones mínimas más elevadas, que crezcan como lo hace el salario medio o la inflación, deben aportarse recursos permanentes, de la manera menos distorsionadora posible para el crecimiento y el empleo.
4.- Los aumentos de la pensión mínima deben ser compatible con una reducción gradual en las próximas décadas de la tasa de beneficio que representa la pensión media sobre salario medio, acercándola a los niveles de los países europeos más avanzados (actualmente en el 42,2% frente al 65,4% de España).
5.- Es necesario mejorar el funcionamiento del sistema eliminando todas aquellas reducciones de las cuotas que puedan ser sustituidas por otras alternativas más eficientes para crear más y mejor empleo (por ejemplo, cambios en la regulación laboral que incentiven la contratación indefinida), impulsando la convergencia de los regímenes especiales al régimen general, sustituyendo parcialmente cotizaciones sociales por impuestos indirectos, luchando contra el fraude y permitiendo compatibilizar pensión y trabajo, para generar más ingresos públicos.
6.- Es recomendable converger cuanto antes a un sistema de reparto que funcione con la transparencia e incentivos de las cuentas nocionales (o individuales), como en Suecia y otros países europeos. En una encuesta reciente del Instituto BBVA de Pensiones, el 71% de los encuestados se manifiesta a favor del establecimiento de una cuenta individual en la que cada persona pueda hacer un seguimiento de las cotizaciones que va acumulando a lo largo de su vida laboral y que la pensión se calcule en función de lo acumulado a la jubilación.
7.- Sería aconsejable crear cuentas individuales de capitalización de adhesión automática, con aportaciones tanto del trabajador como de las empresas en las que vaya trabajando a lo largo de su carrera laboral, independientemente de que la gestión de esas cuentas sea pública o privada.
Estas medidas deberían permitir que la pensión media gane poder adquisitivo, aunque crezca menos que el salario medio, de manera que el sistema pueda hacer frente al aumento previsto de la tasa de dependencia (es decir, el número de pensionistas por cotizante) sin necesidad de aumentar la presión fiscal que recaerá sobre los salarios de las futuras generaciones y de reducir la contributividad del sistema.