“Si quieres, puedes”: palabra de mujer, palabras de Rut
Rut Pelaiza lleva toda su vida siendo un ejemplo: para sus padres, para sus hijas y, desde hace cinco años, para decenas de miles de mujeres del programa Palabra de Mujer, de la entidad peruana de la Fundación Microfinanzas BBVA. Recuerda que siempre quiso ser independiente y cuenta, orgullosa, que de mayor lo ha conseguido.
Y no fue sencillo. Un matrimonio difícil puso a prueba su entereza y, con la autoestima destruida, desafió su destino y le ganó la partida a todos los que por el camino la subestimaron. Rut asegura que las mujeres peruanas llevan esa fuerza en los genes: “Nosotras somos decididas: cumplimos todo lo que nos proponemos porque nuestra primera razón de ser son nuestros hijos”.
Así lo ha dicho en el mayor evento de empoderamiento de la mujer de Naciones Unidas, que reúne todos los años a las principales voces expertas en este ámbito. Un lugar tan emblemático para el mundo como inolvidable, desde ahora, para Rut.
En un acto de la Fundación Microfinanzas BBVA, ha hablado en nombre de millones de mujeres que luchan por una mayor igualdad desde sus pequeños negocios con los que progresan, a pesar de las adversidades, de la falta de oportunidades y de las barreras. Su intervención ha brillado por la magia de su relato: María, Teresa y Josefa –las tres muñecas de Rut con las que enseña educación financiera– han encontrado su hueco entre los asistentes y han conseguido, por un momento, trasladarlos al campo peruano.
Rut Pelaiza, durante el acto de la Fundación Microfinanzas BBVA en Naciones Unidas
Rut ha llevado al imaginario de todos los allí presentes un pedazo de su realidad: las muñecas son su medio para contar una historia que solo tiene un final posible: los ahorros no pueden estar debajo del colchón ni en una vieja lata de leche “Gloria”, sino en una entidad como para la que ella trabaja.
Allí, en una tarde de muchas que acaparan estos días las salas de las Naciones Unidas, Rut ha conseguido lo que quería: llevarse el recuerdo imborrable de su paso por Nueva York para hablar de lo que mejor sabe hacer: ayudar a otras mujeres que como ella, han tenido una vida llena de obstáculos y que, también como ella, se han acostumbrado a sortearlos.
Y así, con la maleta llena –de admiración, respeto y cariño– esta incansable mujer vuelve a casa junto a sus hijas para seguir dándoles un futuro y animarlas a conseguir aquello que más desean: la mayor, ser ingeniera de sistemas; la mediana, policía y la pequeña, ya se verá… Su mayor motivación: soñar sin límites y trabajar para superar todas las dificultades con el ejemplo de su madre y sabiendo que no es fácil llegar a ser Rut Pelaiza... Palabra de mujer.