¿Será tu coche actual tu último coche en propiedad?
El ‘car sharing’ y los vehículos autónomos amenazan los cimientos del negocio automovilístico. ¿Provocará la tecnología que comprar un coche no tenga sentido?
La industria del automóvil y el enfoque con el que las sociedades urbanas afrontan la movilidad están cambiando a toda velocidad: restricciones medioambientales, avance de los coches eléctricos, primeras pruebas con vehículos autónomos, nuevos modelos de negocio basados en el concepto de la Movilidad como Servicio (MaaS)... Y, desde el punto de vista más comercial, asoma un cambio clave: puede que dentro de muy poco apenas tenga sentido tener un coche en propiedad.
Según un informe de la consultora PwC sobre el futuro de la industria automovilística, en los mercados de la Unión Europea, China y Estados Unidos se matricularán al terminar este 2017 63,5 millones de vehículos. Esa cifra aumentará en sus posteriores previsiones (2020, 2025 y 2030), pero con una diferencia básica: la propiedad compartida empezará a tener un peso en el mercado dentro de solo tres años, y su importancia se disparará con la generalización de los coches autónomos. La conclusión es que en 2030, en esos tres mercados, se matricularán 54,5 millones de vehículos para propiedad individual, mientras que los de propiedad compartida serán 27,1 millones de unidades. Conjuntamente, el mercado en Estados Unidos, la UE y China llegará hasta los 81,6 millones de vehículos nuevos, un alza del 28,5% entre 2017 y 2030.
Con más opciones de movilidad, el consumidor ya no estaría tan interesado en la propiedad de un activo que se deprecia rápidamente —se calcula que pierde un 18% de su valor el mismo día en el que sale del concesionario matriculado— y que no utiliza la mayor parte del tiempo. La tecnología, al facilitar la movilidad compartida y desarrollar los coches autónomos, es el principal motor de este cambio, pero también hay motivos generacionales, como detalla este gráfico:
Entonces, ¿ya nadie va a querer tener un coche? ¿Cómo nos moveremos por unas ciudades que acogerán al 70% de la población mundial? ¿Y cómo se va a adaptar la industria automovilística? El reciente South Summit de Madrid, una feria internacional de emprendedores e inversores tecnológicos, dedicó varios paneles y coloquios a tratar de responder estas preguntas.
Amovens es una de las muchas 'startups' que trata de hacer negocio con el desarrollo de la movilidad compartida, que cubriría el 25% de todas las millas que se conducirán en Estados Unidos en 2030, según las estimaciones de Boston Consulting Group.
Su fundador, el jerezano Mario Carranza, defiende que “todo el mundo necesita un coche, pero nadie debería comprar un coche”. Ahí está la clave de su modelo de negocio basado tanto en el alquiler de vehículos como en los viajes compartidos, al modo de BlaBlaCar. ¿Y por qué, según algunos, no se deberían comprar coches? Además de por su ya mencionada devaluación porque, según afirmó Reno Marioni, uno de los máximos responsables del desarrollo del vehículo conectado en BMW, “es un activo que solo se usa de media el 5% del tiempo”. El ejecutivo de la marca alemana no tuvo reparo en hablar de un “cambio radical: tenemos que dejar de pensar solo en las ventas de los coches y estar también muy pendientes de los servicios”.
No obstante, muy probablemente sea aventurado dar por muerto el concepto del coche en propiedad. El empresario estadounidense Scott Painter, que ha creado varias empresas dedicadas al mercado de vehículos de segunda mano, fue categórico: “Los coches en propiedad no van a desaparecer”. Es un activo, explicó, con un fuerte componente emocional, “ligado a hitos importantes en la vida, como el primer trabajo, un hijo, un ascenso o una mudanza a otra ciudad. ¿Quién no recuerda su primer coche?” Lo que sí va a cambiar, en su opinión, es un modelo de negocio que hoy depende demasiado de la financiación y es complicado para el consumidor.
“A lo largo de la historia solo un medio de transporte desapareció por la emergencia de otros: el caballo”, recordó Painter, “todos los demás primero sobrevivieron y luego se adaptaron”. Ahora es el turno de la evolución del automóvil: la propiedad de los vehículos será solo un episodio más en la revolución del sector.