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Análisis y opinión 21 oct 2016

¿Hay señales primaverales en la economía chilena?

Antes de responder a la pregunta que origina esta columna, partamos por los hechos objetivos. No se puede desconocer que en las últimas semanas las cifras económicas han sorprendido de manera favorable al consenso de los analistas. El desempleo disminuyó a 6,9% en el trimestre terminado en agosto y la actividad económica creció 2,5%, por sobre lo esperado. En septiembre, el IPC registró un alza que fue un tercio de lo esperado y la menor para ese mes en una década. Agreguemos a esto el repunte que tuvieron los indicadores de confianza de consumidores y empresarios el mes pasado y el alza de 13% en las ventas de automóviles nuevos.

Objetivamente, cuesta encontrar en los últimos años un mes en que se hayan observado simultáneamente un conjunto tan amplio de buenas noticias económicas. El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, calificó estas señales como “primaverales”, lo que tuvo una rápida respuesta de parte del presidente de los empresarios Alberto Salas. El máximo representante de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) consideró ésta una analogía poco feliz… es que en el sector privado aún está latente la fallida proyección de “brotes verdes” que hace ya algún tiempo realizó el número dos de Hacienda, el subsecretario Alejandro Micco.

Quizás la principal razón para no ser completamente optimistas con las cifras recientes es que todas tienen una serie de matices que impiden visualizar un cambio de tendencia claro. En el caso del mercado laboral está el ampliamente discutido tema de la precaria calidad de los nuevos empleos y la casi nula creación de empleo asalariado; a esto se suman los riesgos latentes de deterioro cuando se produzca el ajuste aún pendiente en el sector de la construcción habitacional.

En cuanto a la actividad económica, con la información disponible prevemos un tercer trimestre con un crecimiento de 1,3%, nada como para celebrar. Para 2017 proyectamos una expansión del PIB muy similar a la de este año, ya que no observamos un mayor dinamismo en el sector minero en el que sustentan las previsiones más optimistas.

"Es cierto que las noticias en el margen han sido positivas, pero es muy pronto para cantar victoria y pensar que lo peor quedó atrás

Pese al repunte reciente, los indicadores de confianza se mantienen en terreno pesimista y no muy lejos de los mínimos alcanzados durante la crisis internacional de 2008-09. Y la baja inflación es, en gran medida, consecuencia de las dificultades de las compañías para subir precios en un ambiente de muy bajo crecimiento de la demanda. La contrapartida de esto es que las tasas de interés de corto plazo continúan bajas y los mercados financieros han incorporado con mayor nitidez un escenario en el cual la tasa de política monetaria experimentaría dos recortes durante el próximo año, lo que significará menores costos de financiamiento para personas y empresas.

En síntesis, es cierto que las noticias en el margen han sido positivas, pero es muy pronto para cantar victoria y pensar que lo peor quedó atrás. Mención aparte merecen los esfuerzos por la búsqueda de acuerdos y la moderación de la agenda de reformas, lo que sin lugar a dudas contribuye a mejorar el ánimo empresarial y a recuperar la confianza de los agentes económicos.