Cómo se hace correctamente una factura
En España, las facturas son documentos imprescindibles en el día a día de los trabajadores autónomos o freelance ya que están obligados por ley a presentarlos cada vez que realicen un trabajo dentro de su actividad. Para que sean válidas, deben cumplir una serie de pautas.
La utilidad de estos documentos estriba en que demuestran la compraventa de un bien o servicio. Los autónomos necesitan emitirlos para poder cobrar por el trabajo hecho y para que quede reflejado a efectos legales. Las facturas les ayudan, además, a agilizar la elaboración de las declaraciones de IVA trimestrales y anuales. Emitirlas puede parecer un proceso sencillo pero hay que tener claro cómo debe hacerse, cuándo conviene registrar un tipo determinado y las particularidades que tiene en cada caso.
Tipos de facturas
Dentro de las variantes que existen, la más común es la factura ordinaria, donde se deja constancia de la operación comercial, que puede ser la compraventa de un bien o la prestación de un servicio.
Otros tipos son: la rectificativa (se realiza para corregir un error en una factura anterior), la recapitulativa (incluye varios trabajos para el mismo cliente), simplificada (para aquellos trabajos que no excedan los 400 euros, en ella no hace falta poner todos los datos que se incluyen en la factura completa) y la electrónica (con la misma validez que la física).
Cuándo se debe emitir una factura
Es obligatoria para los autónomos en todas las operaciones que realicen dentro de su actividad, aunque hay algunas excepciones como las actividades dentro del régimen especial de agricultura, pesca y ganadería o las realizadas por autónomos en el régimen simplificado de IVA, entre otras.
Respecto al plazo, lo más lógico es emitirla en el momento en el que se culmina el trabajo. El periodo puede alargarse hasta el 16 del mes siguiente al periodo de liquidación de los impuestos que le correspondan, cuando el destinatario sea un empresario o un profesional que actúa como tal.
Qué datos debe contener
Una factura válida y bien hecha debe contener la siguiente información: el número de documento, la fecha de emisión, los datos del emisor y del cliente (nombre y apellidos o razón social y NIF), dirección completa del emisor y del cliente, descripción de la operación (aquí hay que poner el precio unitario de cada operación, si ha habido más de una, así como el precio total y los posibles descuentos aplicados), el tipo impositivo de IVA (en función del servicio prestado o bien adquirido) y el recargo de equivalencia en los casos en los que sea procedente. Además, hay que restar, si es obligatorio, el porcentaje de retención en el IRPF, que es distinto según el tipo de autónomo.
La cantidad total se obtendría mediante la siguiente operación: base imponible + IVA – retención.
En qué formato se puede presentar
Las facturas pueden emitirse, tanto de manera electrónica como en papel. Se admite que aparezca en cualquier lengua y moneda, pero la cantidad debe mostrarse siempre en euros.
En Internet existen multitud de ejemplos y plantillas de facturas para autónomos, que se pueden personalizar. Además, hay varios programas de facturación para gestionar las operaciones.