Ventajas e inconvenientes de pedir un préstamo para estudiar
Tipos de interés más bajos, comisiones reducidas o inexistentes y plazos de devolución más largos. Son algunas de las ventajas de los préstamos para realizar estudios. Antes de contratarlo, hay que analizar bien las condiciones para no descuidar la salud financiera.
Como cada año académico, termina el curso y muchos estudiantes tienen que tomar una decisión sobre qué estudios cursarán después del verano. Hay jóvenes que piensan en el futuro mercado laboral, en su vocación, en sus inquietudes. Los hay que se quedarán en su ciudad, que buscarán su camino en otras comunidades, o incluso en otros países. Según el Global Monitoring Educational Report, elaborado por la UNESCO, el número de estudiantes universitarios a nivel mundial se ha duplicado en la última década. Además de crecer la demanda de estudios universitarios en Asia y América, son sus estudiantes los que más viajan al extranjero para especializarse. Por su parte, en Europa es el programa Erasmus + el que más estudiantes mueve: más de 335.000 al año.
En este escenario, la creciente especialización y la globalización han alcanzado el mundo de los estudios. La oferta es cada vez más amplia y variada, y va mucho más allá de acabar unos estudios de grado e incluso del máster posterior. Una oferta de estudios que también se abre al exterior y que requiere un mayor presupuesto. Es una realidad que el coste de las universidades públicas es mucho menor que el de las privadas, pero hay situaciones en que los estudiantes o sus familias no pueden asumir los gastos de los estudios al margen de la titularidad de la institución académica. Y más aún si por convicción o notas de corte, el estudiante decide salir de su hogar para formarse.
Es en este contexto donde aparecen los préstamos para estudiar, que sirven, por ejemplo, para cubrir los gastos de una universidad o sufragar un postgrado en el extranjero. Eso sí, el coste de los estudios varía mucho entre países.
En aquellos donde existen estudios universitarios pagados parcialmente por el Estado, como ocurre en México, España o Chile, las cuantías de los préstamos son bajas en los niveles universitarios básicos y aumentan para ciertas especializaciones en centros privados o fuera del país. Por el contrario, en otros como EE. UU. sus costes son mucho más altos. El resultado es que la forma de devolver, especialmente el plazo, es muy distinto en ambos modelos.
Una inversión rentable
Hay veces que no se puede acceder a los estudios deseados sin financiación. Es cuando entran en juego los préstamos, que no solo cubren las matrículas para cursar un grado, maestría, licenciatura o posterior especialización, sino también aspectos esenciales como la manutención, la residencia e incluso otros gastos menores, pero no menos importantes, cuando el centro de estudios está lejos del hogar familiar.
Para Laura Martínez, del comparador Banqmi, “los estudios no dejan de ser una inversión muy rentable, incluso más que otras, ya que su objetivo principal es perfeccionar los conocimientos, lo que se traducirá en mejoras profesionales y sueldos más elevados”.
¿Qué ventajas tiene pedir un préstamo para estudiar?
Estas son algunas de las características que hacen de los préstamos productos atractivos. Lo más importante es consultar con la entidad elegida las diferentes condiciones:
- Tipos de interés. Suelen ser más competitivos que otros préstamos al consumo. Es importante preguntar cuál es el Tipo de Interés Nominal (TIN) para determinada cuantía y si incluye o no seguro de vida. Y cuál es la Tasa Anual Equivalente (TAE), cuánto te va a costar realmente el préstamo.
- Comisiones más bajas. Incluso estas comisiones pueden llegar a ser inexistentes. Lo mejor es preguntar si hay comisiones por la concesión del préstamo o por pagar de forma anticipada la deuda que contrae el estudiante. Los expertos coinciden en que en los préstamos para estudiar estas comisiones suelen ser muy bajas.
- Plazos de devolución más adecuados. Existen los llamados periodos de carencia, la posibilidad de devolver el préstamo hasta pasados unos años una vez finalizados los estudios. Con estos plazos más comprensivos se busca acomodar la devolución a la consecución de un puesto de trabajo.
¿Cuáles son las desventajas de los préstamos para estudios?
La principal es asumir un coste –unos intereses– que hay que devolver junto al capital. Esto puede ser un problema en muchas ocasiones si no se cumplen las expectativas de conseguir un empleo o tener una mejora laboral.
Por ello son importantes dos cuestiones:
- Acomodar la financiación a la verdadera capacidad de pago.
- Tener ciertas garantías de devolución, ya sea por aportaciones propias o por aportaciones ajenas. Por ejemplo, la ayuda de los padres o de otros familiares para no llegar a situaciones de impago.
Financiar una mejora en la formación no deja de ser una obligación entre dos partes en las que hay que cumplir lo firmado: devolver las cantidades en los plazos pactados. Es importante analizar la institución donde se van a realizar los estudios. El prestigio, las salidas profesionales o la existencia de bolsas de empleo son aspectos muy importantes que deben considerarse antes de matricularse.
Con todo ello, los préstamos para estudios son una herramienta de gran utilidad. Analizar sus características para encontrar la mejor opción es el primer paso.