Siete consejos para sacar el máximo partido a tu dinero mientras estudias
El comienzo de los estudios superiores supone para muchos jóvenes el primer paso hacia la independencia. Se gana libertad, pero también responsabilidades, entre ellas las financieras, para las que no siempre están preparados. Ofrecemos aquí siete consejos para disfrutar de la vida estudiantil sin que el dinero se convierta en un problema.
El primer paso para sacar el máximo partido a nuestro dinero, sea cual sea nuestra situación económica, es siempre tomar conciencia de cuáles son nuestros ingresos y, sobre todo, nuestros gastos. No es raro que lleguemos a fin de mes sin saber exactamente en qué nos hemos gastado el dinero, pero cuando los ingresos son modestos es especialmente importante entender cómo, cuándo y en qué gastamos.
Para analizar el funcionamiento de nuestras finanzas personales y saber si es necesario introducir algún cambio, lo primero que debemos hacer es “registrar todas las entradas económicas (beca, salarios esporádicos, asignaciones familiares…) aunque no se posean ingresos fijos. Conocer los gastos y los ingresos permitirá definir cuánto se puede gastar semanal o mensualmente sin caer en deudas”, explica Adolfo Ruiz Guzmán, profesor de la Universidad Anáhuac México.
A partir de este ejercicio, se pueden dar los siguientes pasos:
1. Hacer un presupuesto. Una vez conocidos los recursos con los que se cuenta, hay que poner el foco en los gastos que se necesita atender. Una vez que tenemos clara esta información se puede calcular cuánto se puede gastar cada semana y decidir qué cosas son necesarias o superfluas. “Es crucial reservar entre un 5% y un 10% de los recursos disponibles para imprevistos y ordenar los gastos desde los imprescindibles hasta los que son prescindibles (salidas a comer o un libro que está en la biblioteca) y así ajustarse a los ingresos existentes”, añade Javier Santacruz, vicepresidente de Asociación de Educadores y Planificadores Financieros de España (AEPF).
2. Reducir los gastos variables. Como resultado de este análisis, a menudo no queda otro remedio que rebajar los gastos fijos o prescindir de algún capricho.
- La alimentación es una de las partidas en la que más invierte un estudiante y existen fórmulas para reducir lo que se gasta. Además, muchas de estas medidas, además de mejorar nuestra salud financiera, tienen una repercusión positiva en la salud física. Por ejemplo, planificar el menú es un ahorro seguro. También lo es evitar la comida preparada o las compras de alimentos en grandes cantidades, que a menudo terminan en la basura. Lo recomendable es adquirir marcas blancas, más baratas, o productos en oferta, así como preparar la comida en casa y congelarla para consumirla a lo largo de la semana. Llevar un táper a la universidad será un alivio para el bolsillo. Si se come fuera, se recomienda aprovechar los descuentos para estudiantes. Algunas cadenas suelen ofrecer 2x1 u ofertas en determinados días.
- Para reducir los gastos de los suministros es necesario comparar las tarifas de electricidad, de agua y de telefonía y optar por la mejor oferta. Ser conscientes del coste de la energía es crucial. Por ejemplo, cada grado menos de temperatura en el termostato supone reducir en torno al 7% el consumo de energía en la calefacción, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía y la Comisión Europea. “Hay que pagar siempre las facturas a tiempo para evitar los recargos por demora (o los cortes de suministro) y, si tiene una tarjeta de crédito, no hay que aplazar los pagos para no acumular una deuda”, añade Manuel Alonso, consejero y director comercial de la consultora OVB España.
- Otra buena idea es viajar en el transporte público. Para ello es necesario informarse bien de los abonos para jóvenes disponibles en casi todas las ciudades del mundo. Otras opciones saludables son caminar hasta el centro de estudios o ir en bicicleta.
3. Poner freno a los gastos superfluos. Algunos pasan desapercibidos y a menudo pueden llegar a sumar una importante cantidad de dinero. Son los llamados gastos hormiga, pequeños gastos del día a día (caprichos en el supermercado, cafés, chicles…) que pueden suprimirse sin problema.
Pero, también están los llamados vampiro o fantasma. Los primeros están dentro de los gastos fijos: las tarifas de luz, agua, telefonía móvil. Y se generan cuando nuestro consumo de estos servicios es inadecuado o excesivo. Por ejemplo, cuando se utilizan programas muy largos en la lavadora o el lavavajillas, que provocan una consumición de más e innecesaria. Entre los segundos están las suscripciones a plataformas online o las cuotas del gimnasio, que si no se aprovechan pueden estar produciendo una merma mensual o anual de nuestros recursos.
3. Piso compartido o residencia de estudiantes. Resolver esta duda y tomar la decisión más conveniente depende del presupuesto disponible para afrontar este gasto fijo mensual. El precio de los alquileres en las grandes ciudades ha provocado que las familias, y los estudiantes, valoren la opción de los centros con precio cerrado. El precio mensual de las residencias de estudiantes puede oscilar entre los 600 y los 750 euros al mes en Madrid y Barcelona, más la pensión media o completa (otros 200 euros) e incluso algún extra por disponer de habitación individual.
Por su parte, el piso (compartido) otorga mayor independencia, aunque requiere una mayor organización. En España, por ejemplo, alquilar una habitación en un piso compartido cuesta una media de 475 euros al mes, de acuerdo con los datos publicados en diciembre de 2023 por el portal Idealista. Mientras que en Ciudad de México asciende a unos 200 euros, según datos de la inmobiliaria Gabinohome, aunque este precio depende de la zona y la duración del contrato.
Es importante valorar la distancia a la Universidad a la hora de buscar vivienda para no gastar de más en el transporte.
5. Comprar todo (o casi) de segunda mano. Desde los muebles para la casa hasta la ropa, reutilizar es siempre más barato y más respetuoso con el medioambiente. Comprar o alquilar libros de texto usados y venderlos cuando ya no se necesiten puede ser una buena opción. “Los libros de texto pueden ser muy caros y puede que el estudiante no necesite quedarselos para siempre”, subraya el consejero y director comercial de OVB España.
6. Buscar un empleo o una fuente adicional de ingresos. Una buena forma de mantener las finanzas saneadas es buscar un empleo de media jornada (según el turno de clase) o para los fines de semana. Dar clases particulares, trabajar de dependiente en una tienda, cuidar niños, entrenar algún equipo infantil o juvenil son algunas de las posibilidades para conseguir un dinero extra.
La economía digital ofrece también oportunidades a los estudiantes para conseguir ingresos: la venta por internet de objetos que ya no se usan, los servicios ‘freelance’ para realizar tareas puntuales, o monetizar los perfiles de redes sociales son algunos ejemplos.
7. Usar la tarjeta de estudiante. Parece una obviedad, pero, en ocasiones, no se conocen todas las ventajas que ofrece. Las tarjetas de estudiantes en diversos países suelen ofrecer descuentos en cines, copisterías, algunos restaurantes o en el transporte.
En España, algunos carnets ofrecen hasta 150.000 descuentos en diversos negocios: desde gimnasio, transporte, comida rápida, tiendas de electrónica, festivales de música, hasta el entretenimiento online, alojamientos y aerolíneas.
Al otro lado del Atlántico, en la Ciudad de México, los estudiantes pueden disfrutar de una tarifa especial en el Sistema de Transporte Colectivo Metro. Y en Buenos Aires, con el Boleto Estudiantil SUBE, los estudiantes argentinos viajan gratis en el colectivo, tren, transporte fluvial y servicios urbanos, suburbanos e interurbanos.