Salud financiera: ocho indicadores para medirla
Tener una buena salud financiera significa lograr un bienestar que se alcanza mediante una buena gestión de la economía personal, familiar o empresarial para poder hacer frente a imprevistos y conseguir metas vitales y de futuro. Hay ocho indicadores que permiten diagnosticar si las finanzas de una persona son saludables.
De igual manera que la presión arterial, el ritmo cardiaco, la temperatura o la frecuencia respiratoria son indicadores de las funciones vitales del cuerpo humano, existen métricas que permiten chequear la salud financiera de una persona o de una empresa.
El diagnóstico del bienestar financiero se centra en cuatro aspectos fundamentales: capacidad para gestionar ingresos y controlar gastos, liquidez para pagar facturas y hacer frente a imprevistos, nivel de deuda sostenible y planificación a largo plazo.
El Center for Financial Services Innovation (CFSI) ha identificado, en un estudio publicado en el Centro para la Educación y Capacidades Financiera de BBVA, ocho indicadores que miden el estado de la salud financiera de las personas.
- Gastar menos de lo que se gana: Este indicador, tal y como explica el estudio, es fundamental porque indica la capacidad del individuo para gestionar sus ingresos. Si la persona recibe más dinero del que gasta, podrá ahorrar y será más resistente ante eventos inesperados. Para mejorar este indicador, es recomendable calcular la cantidad total de ingresos y gastos que han tenido lugar en el último año y analizar los movimientos, mes a mes, para corregir gastos superfluos.
- Pagar las facturas a tiempo y en su totalidad: Hay dos tipos de facturas: las de prioridad alta, es decir, aquellas que no cuentan con un periodo flexible de pago, como las cuotas de la hipoteca de una vivienda y las de prioridad baja, más flexibles a la hora de satisfacerlas y con menos consecuencias en caso de impago. El grado en el que las personas se mantienen al corriente de todas sus facturas, tanto prioritarias como no, es un indicador de su capacidad para gestionar sus finanzas y los compromisos diarios y, por lo tanto, de su salud financiera.
- Tener suficientes ahorros en productos financieros líquidos: En la vida financiera de cualquier persona es habitual tener que hacer frente a los gastos inesperados: reparaciones, tratamientos médicos, una caída de los ingresos… Conviene contar con suficientes ahorros para afrontarlos y, de esta forma, no contraer deudas que puedan ser insostenibles. El informe recomienda transferir periódicamente una cantidad de dinero, de forma automática, al producto de ahorro correspondiente. Conseguir reunir el suficiente capital para vivir durante seis meses o más sin ingresos, es señal de buena salud financiera.
- Poseer suficientes ahorros o activos a largo plazo: Tener cubierto el corto y medio plazo es positivo para las finanzas, pero también hay que contar con el capital suficiente para afrontar gastos a largo plazo, como la compra de una vivienda o la educación de los hijos. La jubilación entraría también en ese horizonte. En este caso, conviene tener en cuenta la tasa de reemplazo para tener el mayor poder adquisitivo posible cuando llegue el momento del retiro.
- Tener un nivel de deuda sostenible: La persona que sabe manejar sus deudas, tiene una vida financiera más tranquila ya que no se ve afectada por los recargos por pagos atrasados. Uno de los factores en los que el estudio de CFSI hace hincapié es en el uso de las tarjetas de crédito: tener los pagos de dichas tarjetas al día es una señal de buena salud financiera en este apartado.
- Manejar un historial crediticio saludable: Según el estudio, las personas con un perfil ‘super prime’ o ‘prime’, es decir las que tienen una puntuación de crédito excelente y no representan ningún riesgo para los prestamistas o acreedores, son aquellas con mejor salud financiera.
- Tener seguros apropiados: Contratar seguros de poca calidad puede dar a los usuarios una falsa sensación de protección. Es conveniente adquirir estos productos teniendo en cuenta variables como el tamaño de la familia o el nivel de cobertura que se necesita. No contar con buenas coberturas, puede suponer un problema financiero a la hora de afrontar, por ejemplo, una emergencia médica.
- Plan de gastos para el futuro: Las personas que planifican sus finanzas (haciendo un presupuesto, transfiriendo dinero para el ahorro, etc.) y saben cómo afrontar los retos financieros del futuro, son aquellas que demuestran tener una mejor salud financiera. Solo de esta forma, adquiriendo hábitos saludables, se garantizan mejores oportunidades y una vida económica tranquila.