ROI: qué es el retorno de la inversión y cuál es su fórmula
El Retorno de la Inversión (ROI) es una métrica financiera que evalúa el rendimiento económico de una inversión en relación con su coste. Esta medida es crucial para las empresas y los inversores, ya que ayuda a evaluar la rentabilidad y eficacia de las inversiones realizadas.
Cualquier persona que esté al frente de un negocio sabe que uno de los grandes retos, especialmente al principio, es lograr que sea rentable. Se trata, además, de una preocupación que comparten los empresarios de todo el mundo: el 67% de las pymes menciona la supervivencia y la expansión cuando se les pregunta por sus mayores retos, según una encuesta realizada por el World Economic Forum en 2021.
Teniendo en cuenta que, en 2018, antes de la pandemia, solo el 45% de las empresas de la Unión Europea sobrevivían más allá de los cinco años, esa inquietud está más que motivada. Las causas de cierre de una empresa pueden ser muchas y muy diversas, pero cuando están relacionadas con la vertiente económica del negocio lo más que frecuente es que puedan ser resumidas con la frase “no salen las cuentas”. Es decir, la salud financiera de la empresa no era demasiado buena.
A la hora de diagnosticar esa salud financiera intervienen diferentes variables, pero una de las más importantes es la capacidad para evaluar si las inversiones que ha realizado la compañía han merecido la pena, e incluso de predecir antes de tomar la decisión si va a tener los resultados buscados.
Ese es el objetivo principal del ROI, las siglas de ‘return on investment’ (retorno de la inversión), que Leslie Rodríguez, profesora de Finanzas en la Universidad Europea, define como “un indicador de rentabilidad utilizado para evaluar la eficiencia o rentabilidad de una inversión”. Este cálculo ayuda a considerar acciones “que impulsen el valor de la empresa”, algo que la experta considera vital desde una perspectiva financiera.
El día a día de un negocio implica realizar inversiones que serán necesarias tanto para operar como para crecer, como “la adquisición de una nueva maquinaria, la capacitación a empleados, el fomento del trabajo en equipo, o el mejoramiento de la calidad del servicio, entre otros”, enumera Rodríguez.
El cálculo del ROI de las inversiones realizadas es esencial “para la toma de decisiones acertadas” porque “proporciona una visión clara sobre si una inversión está siendo rentable o dónde se pueden realizar ajustes para mejorar el rendimiento general de la empresa, lo que permite ayudar a los emprendedores y empresas a priorizar y optimizar sus recursos financieros de manera más efectiva”.
Cómo se calcula el ROI
La fórmula para calcular el ROI es la siguiente:
De este cálculo sale un porcentaje que es sencillo interpretar: si es positivo, la inversión ha sido rentable. Y cuanto mayor sea, más rentabilidad se habrá obtenido.
Puede verse con un ejemplo práctico: si una empresa ha obtenido por la venta de un nuevo producto 30.000 euros de beneficio (invirtieron 55.000 en su desarrollo e ingresaron 85.000), la fórmula sería:
- 30.000/55.000 x 100 = 5,45%
¿Es ese ROI bueno? Es positivo, como ocurrirá siempre que haya habido beneficios. Su valoración final dependerá de los objetivos de la empresa y de lo que hubiese estimado que obtendría de esa inversión particular. Por ejemplo, si la empresa hubiese estimado ganancias de 60.000 euros (y, por lo tanto, un ROI del 10,9%), quedarse en la mitad no podría leerse como un buen resultado.
Estrategias para mejorar el ROI
Cuando se calcula el retorno de la inversión de una acción que se repite con regularidad en la empresa (la venta de un producto determinado, por ejemplo), es interesante ver su evolución para comprobar si la inversión sigue siendo rentable o no, cómo está variando su rendimiento…
Existen además estrategias que se pueden utilizar para intentar que ese indicador sea cada vez más elevado. Estas medidas, puntualiza la profesora de la Universidad Europea, “dependerán del tipo de empresa, la industria y el entorno donde se desenvuelve”. Aun así, todas tienen en común que buscan “mejorar la eficiencia operativa, incrementar los ingresos y reducir los costos”, lo que maximizará el indicador ROI, explica.
Algunas de esas estrategias son las siguientes:
- Optimización de costes. “Buscar formas de reducir los costos operativos, ya sea mediante la optimización de la cadena de suministro, negociación de precios más bajos con proveedores, implementación de tecnologías más eficientes, etc.”, indica Rodríguez. Reducir esos costes ayudará a aumentar la rentabilidad y, por lo tanto, el ROI.
- Eficiencia operativa. Se trata de otra forma de reducir costes más indirecta, a través de la identificación y eliminación de procesos ineficientes o de la inversión en el desarrollo de habilidades y conocimientos de los empleados, entre otras posibles acciones, detalla la experta.
- Mejorar los ingresos. Para que el balance entre lo invertido y lo ganado mejore, además de reducir los costes, es importante también aumentar los ingresos. Para ello, Leslie Rodríguez propone, por ejemplo, “identificar y dirigirse a segmentos de clientes más rentables, utilizar técnicas para optimizar campañas de marketing y publicidad o desarrollar productos o servicios innovadores para diferenciarse de la competencia”. Estas acciones abren la puerta a un incremento de precios, lo que agranda también los márgenes de ganancia.