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Qué tipos de tarjetas bancarias existen y en qué se diferencian

Las tarjetas bancarias están presentes en la vida cotidiana de cientos de millones de personas. Las claves de su éxito son la comodidad y la sencillez con la que se puede realizar todo tipo de operaciones: retirar efectivo, realizar compras, hacer pagos… Para acertar a la hora de elegir, y cuidar la salud financiera, es importante saber qué tipo de tarjetas bancarias hay y cuáles son sus características.

Tarjeta de débito 

Es la modalidad más común de tarjetas bancarias y  fácil de usar. Está asociada a la cuenta bancaria y permite, entre otras funcionalidades, pagar en comercios físicos y online y retirar dinero en efectivo en oficinas o cajeros.

El importe de la operación se descuenta automáticamente del saldo disponible. Por lo tanto, si no hubiera suficiente dinero en la cuenta, no se podría llevar a cabo. Por razones de seguridad, la tarjeta de débito suele tener asociada un límite diario, sobre todo a la hora de retirar fondos del cajero automático.

Tarjeta de crédito

Se trata de un instrumento que permite aplazar los pagos de las compras, financiar operaciones concretas o disponer de dinero para realizar los gastos que sean necesarios dentro de unos límites de tiempo y de cantidad. Esta es la principal diferencia respecto a la tarjeta de débito, en la que las operaciones se cargan automáticamente en la cuenta contra el saldo disponible. En el caso de la tarjeta de crédito, no es preciso que en el momento de la compra se disponga de ese importe.

¿Conoces las tarjetas de crédito de BBVA?

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Las tarjetas de crédito permiten el pago de estas cantidades de dinero de dos formas. Se puede elegir el pago total sin intereses, de modo que se aplaza el pago de todas las compras que se hayan hecho con la tarjeta y se puede elegir el pago aplazado o aplazamiento de una compra determinada, que consiste en devolver la cantidad de dinero que se haya dispuesto en varios plazos con un tipo de interés.

En este caso, se puede elegir una cuota fija a pagar cada mes o, en el caso de aplazar una determinada compra, fijar un plazo para devolver todo el importe. Utilizar esta modalidad de pago aplazado sería como si el banco hiciera un pequeño préstamo que hay que devolver. Así que conviene utilizar esta financiación de modo responsable para poder hacer frente a las cuotas.

Los bancos suelen pedir una serie de requisitos antes de conceder una tarjeta de crédito ya que se trata de un producto financiero. La entidad bancaria aceptará o denegará su concesión en función de los criterios de riesgo, teniendo en cuenta el perfil del cliente.

Los principales requerimientos para disponer de una tarjeta de crédito son: ser mayor de edad y tener una cuenta bancaria para domiciliar el pago del dinero prestado, aunque las condiciones varían en función de las necesidades de la persona. Por ejemplo, en el caso de que necesite un mayor límite que el prefijado o más flexibilidad en los pagos. Otro de los requisitos importantes para conceder la tarjeta es tener capacidad económica para cumplir con las obligaciones de pago. Por este motivo, el banco siempre tiene que hacer una evaluación de solvencia en el préstamo responsable.

Una de las ventajas de las tarjetas de crédito es que suelen ir asociadas a prestaciones extra, como programas de fidelización por puntos, seguros de viaje o robo o la posibilidad de gestionar los pagos a plazos.

Tarjeta de crédito ‘revolving’ pago aplazado 

Es una modalidad de pago que permite aplazar el pago de las compras o disposiciones de efectivo que se realicen con ella. Se puede elegir la cuota a pagar cada mes o bien un porcentaje de la deuda pendiente. A medida que se vaya pagando, se vuelve a tener disponible el crédito. Al ser una línea de crédito siempre se le aplicará el tipo de interés pactado y las comisiones correspondientes, y por tanto, siempre hay coste.

Tarjeta de prepago

Se trata de instrumentos de pago que resultan muy cómodos y útiles para realizar gastos diarios, comprar ‘online’ o sacar dinero del cajero. Este tipo de tarjetas se pueden cargar con la cantidad de dinero que se desee, dentro de los límites que establezca la propia entidad, para realizar compras de productos y servicios.

Una de sus grandes ventajas es que el usuario puede controlar los gastos, ya que no permiten gastar más dinero del que se tenga disponible. Las tarjetas de prepago se pueden recargar las veces que sea necesario.

Tarjetas virtuales

Son instrumentos de pago concebidos para realizar compras a través de internet, evitando el uso de efectivo o tarjetas físicas. Las tarjetas virtuales no tienen formato físico, pero sí llevan asociadas una serie de datos, similares a los de las tarjetas físicas para operar, como el número de la tarjeta, la fecha de caducidad o el código de verificación CVV (‘Card Verification Value’).

Estas tarjetas son recargables y solo permiten gastar el saldo que se tenga disponible, lo que facilita el control de los gastos. Suelen estar asociadas a una aplicación para dispositivos móviles desde donde se pueden gestionar, de forma segura, las operaciones.

La digitalización ha entrado con fuerza en el ámbito de los métodos de pago. Las tarjetas bancarias físicas ceden terreno al pago con el móvil y otras funcionalidades como Bizum. También más allá de lo físico, el pago biométrico  ya es una realidad. Pero en cualquiera de estos medios de pago, el instrumento que se encuentra detrás son las tarjetas bancarias. Por eso conviene conocer qué tipos existen y sus diferencias para así poder tomar las mejores decisiones y cuidar nuestra salud financiera.

Aqua, la primera tarjeta sin numeración en España y América Latina

BBVA cuenta con una familia de tarjetas pioneras que, tras su lanzamiento en España, han aterrizado en México, Perú y Colombia. Se trata de Aqua, la primera tarjeta que no tiene impreso el número (PAN) ni la fecha de caducidad, además tiene un CVV  dinámico. Esto refuerza la seguridad tanto en su versión digital como en la física, ya que al no disponer de estos datos se previene un posible uso fraudulento de los mismos.

La tarjeta se emitirá en plástico reciclado, cumpliendo así con el objetivo de BBVA de reducir el impacto medioambiental. BBVA ha sido la primera entidad en España en distribuir tarjetas fabricadas con plástico de origen reciclado procedente de diferentes industrias como embalaje, impresión, automoción o ventanas.