¿Qué pasa si no puedo pagar un préstamo o crédito personal?
Uno de los pilares básicos para mantener nuestra salud financiera es hacer frente a las deudas, pero en ocasiones se viven contratiempos que dificultan el pago de la cuota mensual. Cuando esto sucede, lo recomendable es acudir a la entidad financiera que nos concedió el préstamo para buscar alternativas como refinanciar la deuda, alargar el periodo de devolución o, incluso, negociar un periodo de carencia.
Cuando se contrata un préstamo personal, se lleva a cabo con la intención y seguridad de que podremos pagar cada mes la cuota que corresponda. Por ello, se mide la capacidad crediticia y el endeudamiento de la persona interesada en contratar este producto bancario.
No obstante, a veces se viven contratiempos, como un despido, una enfermedad o un gasto inesperado, que pueden causar estragos en nuestro equilibrio económico y que nos imposibilite para cumplir con nuestro compromiso de hacer frente a la deuda mensualmente.
¿Qué hacer si se nos presenta esta situación y no podemos hacer frente a nuestro préstamo personal? Seguramente recibiremos una llamada de nuestra entidad o una carta de aviso. Dejar de pagar un préstamo, lejos de ser una solución, suele ser el principio de una deuda aún mayor. Por ello, lo mejor es tomar las riendas de nuestras finanzas.
¿Qué supone ser titular de un préstamo personal?
Antes de contratar cualquier préstamo, sea del tipo que sea, es importante ser consciente de lo que supone ser titular de uno. Un préstamo personal es un contrato en el cual la entidad financiera o bancaria nos adelantará una cantidad de dinero, con la obligación de que se la devolvamos en un tiempo pactado, con unos intereses y gastos.
Además, existe una característica en los préstamos personales que, por ejemplo, los diferencian de otros como los préstamos hipotecarios. Dichos préstamos tienen una garantía personal, es decir, el titular del préstamo ofrece como garantía todos sus bienes presentes y futuros.
¿Qué supone esto? Que en el caso de que no asimilemos las cuotas mensuales, en una situación extrema, puede que se embarguen nuestros bienes hasta que se cubra el importe de la deuda. Pero no solo nos comprometemos los titulares del préstamo. En caso de haber un aval, este acepta hacerse cargo de forma solidaria de las deudas.
Por ello, siempre antes de contratar un préstamo debemos cerciorarnos de si podemos permitírnoslo o si, por el contrario, va a causar una deuda y una situación aún peor.
¿Cuáles son las consecuencias de no pagar un préstamo personal?
La entidad no se olvidará de la deuda y reclamará el pago durante un tiempo. Seguramente, entre el tercer y sexto impago, la entidad inicie una reclamación judicial. Como hemos dicho anteriormente, con un préstamo de índole personal, ponemos como garantía todos nuestros bienes presentes y futuros. Por eso, si el impago se alarga en el tiempo, muy probablemente nos embarguen nuestros bienes. Desde la primera cuota que dejemos de pagar, la entidad empezará a aplicar unos intereses de demora, intereses que son superiores a los ordinarios. Todos ellos se irán acumulando a la deuda inicial, de manera que, si seguimos mes a mes sin hacerle frente, la deuda crecerá y cada vez deberemos más dinero.
Lo más común es un embargo de la cuenta bancaria o la cuenta nómina, pero si el saldo de esa deuda es elevado, la decisión judicial puede pasar por embargar la vivienda, el coche, la pensión, etc. Todo lo necesario para saldar la deuda.
Otra cosa a tener presente es si alguien nos ha avalado en el préstamo, ya que, si no es suficiente con nuestros bienes, el avalista también responderá de la deuda y, si es necesario, el juez podrá dictaminar que se embarguen sus bienes.
Y por supuesto, no pagar el préstamo también supondrá que se inscriban nuestros datos en los ficheros de morosos como el RAI (Registro de Aceptaciones Impagados), en caso de ser empresa, o el ASNEF (Asociación Nacional de Establecimiento Financieros de Crédito). ¿Qué supone esto? Estas son las listas de morosos que consultan todas las entidades de crédito, por lo que ser incluido en una de estas listas dificultará o imposibilitará la obtención de financiación en el futuro.
Planifica tus gastos y acude a la entidad
Cuando somos titulares de un préstamo o deuda la planificación de los gastos mensuales debe pasar a un primer plano. Debemos priorizar el pago de estas deudas frente a otros gastos, ya que, tal y como hemos visto, su impago puede acarrearnos graves problemas.
Tan pronto como veamos que no vamos a poder seguir pagando la deuda, lo recomendable es acudir a la entidad y comunicarle el problema. Siempre es mejor anticiparse al problema que dejar que este se sitúe encima de nosotros. Por ello, no debemos tener vergüenza por ir y pedir ayuda. Tengamos por seguro que encontrar una solución beneficia a ambas partes.
Normalmente la entidad nos ofrecerá alternativas como refinanciar la deuda, alargar el plazo de devolución del préstamo para que las cuotas sean más pequeñas o un periodo de carencia. Aunque todas estas soluciones harán que la deuda final sea mayor, nos puede ayudar a evitar las consecuencias mencionadas.