¿Qué es un presupuesto familiar y por qué es importante elaborar uno?
De igual forma que cualquier empresa, pyme o autónomo necesita tener las cuentas claras si desea ser sostenible económicamente, la gestión del presupuesto familiar tiene como objetivo mejorar la organización del dinero y el control de ingresos y gastos. De esta forma, cada familia tendrá la foto exacta de cuánto tiene, cuánto puede gastar y en qué e incluso cuánto puede dedicar al ahorro. De esta forma, tendremos bajo control la salud financiera del hogar.
¿Qué es un presupuesto familiar y por qué es importante?
Según la definición de presupuesto según la RAE, concretamente en sus cuarta acepción, sería:
La cantidad de dinero calculado para hacer frente a los gastos generales de la vida cotidiana, de un viaje.
Esta es la definición que más se acerca al presupuesto familiar del que estamos hablando, y que, en nuestros propios términos, es una estimación mensual de los ingresos y gastos de la familia a lo largo de un año. Ahora bien, ¿por qué es importante contar con esta proyección?
- Para confeccionarla, tal y como veremos, es necesario analizar nuestro pasado, lo que nos ayuda a entender cómo hemos llegado hasta aquí, todo un ejercicio de introspección financiera.
- Además, es necesario completar esa información del pasado con unas estimaciones de nuestro futuro inmediato, teniendo en cuenta lo que dependen de nosotros y lo que no. Nos obliga a pensar dónde queremos ir y cómo, a planificar.
- Por último, seguir el presupuesto nos fuerza a ser disciplinados, nos advierte de posibles desviaciones y si, finalmente, hemos de corregirlo, nos hace ser conscientes del cambio que se esta produciendo.
El presupuesto nos hace ser conscientes de nuestra situación financiera, a ser protagonistas de la misma y no meros sujetos pasivos.
Para empezar, la herramienta
De partida, lo más obvio, presupuestar exige un instrumental, una herramienta que nos permita dejar constancia de nuestras previsiones, de nuestros análisis, de nuestras proyecciones, de nuestra evolución, etc. Veamos qué podemos usar para ello.
- Para los clásicos papel y bolígrafo, es decir, por ejemplo un cuaderno, donde anotaremos nuestros presupuesto y donde iremos haciendo el seguimiento del mismo.
- Para los más modernos, que enlazan tradición y modernidad, pueden hacerse con un kakebo japonés.
- Como alternativa muy interesante al papel esta la hoja de calculo, bien usando una hoja propia, bien cualquiera de las múltiples plantillas disponibles en internet. El recalculo automático de este instrumento ofimático nos puede simplificar mucho la vida a la hora de jugar con modificaciones, ajustes, etc.
- Por supuesto, también contamos con distintas 'apps' para llevar al día nuestras finanzas. Es especialmente interesante en este caso que permitan registrar los gastos de modo inmediato a su producción, bien automáticamente, al conciliarse con los movimientos bancarios, bien manualmente gracias a contar con un smartphone para apuntar operaciones de pagos in situ.
Lo importante es que, elijamos lo que elijamos, nos sintamos cómodos y nos invite a usarlo, a seguir con nuestro método.
La elaboración del presupuesto
A continuación vamos a explicar el método habitual para elaborar un presupuesto familiar medio (trabajador por cuenta ajena, con una nómina estable). Los pasos serían los siguientes:
- Recoger nuestros ingresos mensuales. Ha de ser muy rigurosa, sin presunciones optimistas. En esencia, las nóminas, alquileres u otros ingresos habituales estables. Nada de atípicos o extraordinarios.
- A continuación, deberemos recoger una estimación mensual de los gastos, distribuidos por categorías relevantes (vivienda, comida, transporte, etc). Para hacer esta estimación recurriremos a los movimientos de nuestra cuenta bancaria del año anterior, de tickets, contratos, e incorporaremos los gastos previstos para este año que en el anterior no se han producido. Los especialmente prudentes apuntan una categoría específica denominada extraordinarios o desviaciones que puede ser hasta de un 20% de los gastos estimados.
- Ahora comparamos mes a mes ingresos y gastos. En teoría todos los gastos deben superar los ingresos, y deberíamos fijarnos qué cantidad vamos poder ahorrar (algunos diferencian entre fondo de emergencia y ahorro financiero a largo). Si no es así, debemos repasar el gasto de ese mes, para ver si es posible que podamos ajustar algo. Si finalmente no es así, debemos tener en cuenta y anotar que ese agujero deberá cubrirse con nuestros ahorros.
Como vemos, con la mera confección del presupuesto ya hemos detectado en qué gastamos nuestro dinero y en qué meses podemos tener problemas, y nos hemos marcado unos objetivos mensuales. Esto nos invitará a reflexionar y actuar sobre esas partidas, a introducir medidas correctoras sobre gastos e ingresos y a darnos cuenta de la importancia del ahorro para atender saldos negativos. Y todavía no hemos empezado.
La ejecución y evaluación del presupuesto
Ahora toca ser disciplinados y gestionar el presupuesto, saber lo que podemos gastar, registrando su evolución. ¿Cómo lo hacemos? Sencillo pero trabajoso, no nos engañemos:
- Diariamente debemos anotar todos los gastos que realicemos. Para ello usaremos tickets, notas, extractos de cuentas bancarias. Cada apunte en su partida correspondiente.
- Con los ingresos haremos otro tanto, aunque será menos trabajoso (desgraciadamente hay menos ingresos extraordinarios que gastos de tal categoría).
- Según lo vamos apuntando, iremos comprobando cómo vamos en relación con lo previsto, es obvio que cualquier acción de mejora en los gastos nos dará más holgura, por lo que siendo conscientes de lo que nos jugamos apretaremos en ella.
- Al finalizar el mes, compararemos si nuestras predicciones se han cumplido. Si el resultado es deficitario, hemos de valorar si hemos de introducir alguna tipo de medida correctora en lo que queda de presupuesto, tanto para que gane en realismo como para que podamos cumplir nuestros objetivos de ahorro.
Es decir, se trata de ser riguroso en la ejecución de presupuesto, pero combinándolo con un dinamismo que no haga de este un papel mojado si se produce una desviación que lo convierta en un proyecto inviable. Al finalizar el año, haremos balance de la evolución mensual de nuestro presupuesto y del cumplimiento de los objetivos que nos hayamos marcado (ahorrar, amortizar hipoteca, etc), y todo ese soporte documental que hemos generado nos servirá para elaborar el presupuesto del siguiente año, que seguro que es mucho más fino, ajustado y útil que el primero que realicemos. Y así comienza un nuevo ciclo presupuestario.