Qué es un plan de ahorro, qué tipos existen y cómo empezarlos
Planificar los gastos y establecer metas de ahorro son dos pilares importantes de la salud financiera de cualquier persona o empresa. Se trata de dos pasos fundamentales no solo a la hora de crear ese colchón financiero que permitirá hacer frente a gastos imprevistos, sino también para lograr objetivos vitales a medio y largo plazo: desde cambiar el coche hasta ahorrar para la entrada de una casa o disfrutar de una jubilación acomodada.
Independientemente del tipo de plan de ahorro escogido, todos ellos ofrecen ventajas para la salud financiera: genera ingresos pasivos, permite aumentar el patrimonio y evita el endeudamiento cuando surge un imprevisto.
¿Qué es un plan de ahorro?
No es lo mismo ahorrar que tener un plan de ahorro. Un plan de ahorro es una herramienta que establece una rutina de ahorro de forma estructurada, permitiendo definir las cantidades a depositar y la finalidad que se le dará al patrimonio. Para ello, es necesario analizar las metas a cumplir, los meses en que desea culminar estos objetivos, el costo de los mismos, el ahorro mensual necesario para lograrlos. Una vez realizado este análisis, es necesario priorizar las distintas metas dependiendo de la urgencia que se tenga para alcanzarlas.
Los elementos básicos en un plan de ahorro son, por tanto, el dinero y el tiempo. Dos cuestiones que, a su vez, vienen determinadas por la meta a alcanzar; no es lo mismo hacer un plan de ahorro con el objetivo de una gran inversión personal o familiar que si el propósito es hacer frente a una necesidad puntual o realizar un viaje.
En el mercado, los planes de ahorro son instrumentos que ofrecen las entidades financieras para guardar el capital de sus clientes, que reciben una rentabilidad por su depósito. Son productos financieros que permiten a sus poseedores ahorrar a corto, medio o largo plazo, para así aumentar su patrimonio futuro, añadiendo una rentabilidad por el depósito de su capital. Este último es guardado por la entidad gestora, que invierte en los mercados financieros para generar una rentabilidad adicional que incrementa el patrimonio.
¿Qué tipos de planes de ahorro existen?
La rentabilidad de un plan de ahorro está intrínsecamente relacionada con el riesgo que el cliente es capaz de asumir y con el tiempo que se disponga para logar el objetivo de ahorro.
A corto plazo: En este plan, la liquidez es esencial, por lo que el producto financiero debe garantizar la absoluta disponibilidad del capital en todo momento. El objetivo propuesto suele ser coyuntural.
A medio plazo: En este caso, el objetivo suele ser estructural; y su duración, inferior a 5 años. El producto requiere equilibrio entre rentabilidad y liquidez, que permita retirar el dinero en caso de imprevisto.
Plan a largo plazo: Este plan implica proyectos de más de cinco años. Por eso debe primar la rentabilidad sobre la liquidez, y el dinero invertido no debe requerirse con urgencia. En este caso el objetivo es estructural.
Diferencias entre los planes de ahorro a corto y largo plazo
Es fundamental entender que los planes de ahorro a corto y largo plazo tienen objetivos y características diferentes. Los planes a corto plazo se enfocan en metas más inmediatas, como la compra de un electrodoméstico o la creación de un fondo de emergencia, y suelen tener una mayor liquidez, permitiendo el acceso rápido al dinero. En cambio, los planes de ahorro a largo plazo están diseñados para metas a futuro, como la jubilación o la compra de una vivienda, ofreciendo rendimientos potencialmente mayores debido al tiempo que el dinero permanece invertido. Además, estos últimos pueden beneficiarse de incentivos fiscales en algunos casos, lo que los convierte en una opción atractiva para quienes buscan construir un patrimonio a lo largo del tiempo.
¿Cómo tributan los planes de ahorro en España?
En el caso de España, los planes de ahorro solo tienen deducciones en el cobro, en forma de capital, una vez pasa el quinto año de los rendimientos generados. No así en las aportaciones.
¿Cómo empezar un plan de ahorro?
Una vez que se ha elegido el plan, el siguiente paso es determinar claramente cuál va a ser el objetivo del ahorro. Definir esta meta permitirá enfocar nuestros esfuerzos en una dirección concreta y clara. De no hacerlo, existe el riesgo de que ese dinero acabe disperso en diversos proyectos de poca relevancia. Por ejemplo, en el caso del ahorro para la jubilación, es una buena idea tratar de determinar en qué medida vamos a necesitar complementar nuestra futura pensión.
Íntimamente ligado con el objetivo de un plan de ahorro está su horizonte temporal. Para determinarlo basta con responder a una sencilla pregunta: ¿De cuánto tiempo dispongo para alcanzar los recursos que necesito? Existen objetivos a corto o medio plazo, como puede ser cambiar de coche, y objetivos a largo plazo, como ahorrar para complementar la futura pensión de jubilación. No hay que olvidar que el horizonte temporal es una variable muy importante, pues muchas veces será la que determine los riesgos que se está dispuesto a asumir.
Para empezar a ahorrar, los expertos indican que hay que considerar nuestro patrimonio actual, pero también los ingresos futuros (salarios u otras rentas). Y hacer un balance de nuestra estructura de gastos. Solo así se tendrá una idea clara de los recursos que podemos destinar a nuestro objetivo.
Nuestra capacidad de ahorro depende de tener un sano equilibrio entre estas dos variables. Si el dinero destinado al ahorro no se ajusta a nuestro objetivo de tiempo, quizás hay que reducir gastos o reformular la meta.
El camino del ahorro no suele ser lineal. Hay que considerar eventualidades: alguna emergencia médica, una coyuntura económica complicada o incluso una pandemia. Así que nuestros objetivos o planes quizás sufran algún cambio. Eso sí, en caso de tener algún ingreso extra, no hay que desaprovecharlo para destinar una parte a alcanzar la meta. ¿Cuándo empezar? Ya mismo. Nunca es demasiado pronto.
Planes de ahorro de entidades financieras en España
Actualmente, las entidades financieras ofrecen diferentes productos de inversión diseñados para el pequeño ahorrador que busca recuperar su dinero a medio plazo. Estos han tomado el nombre técnico de planes de ahorro a largo plazo (PALPS). Según el profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), Jesús Pérez, estos son instrumentos de ahorro periódicos “dirigidos principalmente a ahorradores conservadores que deseen realizar aportaciones periódicas, con una duración limitada y componente fiscal favorable”. Dentro de esta categoría, los dos más conocidos son SIALP y CIALP:
El Seguro Individual de Vida o Ahorro a Largo Plazo (SIALP), como su propio nombre indica, canaliza el ahorro en forma de seguro de vida. Es un contrato de seguro ofrecido por las entidades financieras, en la que el cliente ahorra las cantidades depositadas y las ganancias producidas por la propia inversión.
Por su parte, las Cuentas Individuales de Ahorro a Largo Plazo (CIALP) son cuentas de ahorro que se instrumentalizan en un contrato de crédito en el que las partes son el contribuyente y una entidad de crédito. En dicha cuenta se pueden constituir los depósitos de dinero que se considere, así como realizar otros contratos financieros, siempre y cuando los servicios se contraten en la misma entidad donde se contrate la CIALP.