Opciones para mejorar las habilidades profesionales
Competencias digitales, idiomas, innovación, creatividad, actitud emprendedora. El conocimiento por sí solo ya no es suficiente para afrontar un mundo incierto que cambia a velocidad de vértigo azuzado por los avances tecnológicos.
La sobrina de José Carlos Vázquez Parra, profesor-investigador del Instituto para el Futuro de la Educación de la Escuela de Humanidades y Educación del Instituto Tecnológico de Monterrey (México), comienza robótica el curso 2022-2023. A Vázquez Parra le encanta la idea porque considera que los estudios STEM (acrónimo en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son clave para afrontar un mundo cambiante con mejores expectativas laborales, y porque la decisión de la joven rompe una brecha de género –menos alumnas que alumnos en carreras técnicas y científicas– que se da en Latinoamérica, pero también en países europeos como España o Italia.
Muchos de los trabajos con mayor demanda a día de hoy desaparecerán para 2030, siendo sustituidos por empleos relacionados con campos STEM, según predice un apartado sobre el futuro del trabajo, lleno de análisis y datos, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha abierto en su página web. "Es probable que casi el 14% de los trabajos en los países de la OCDE estén automatizados, mientras que otro 32% corre un alto riesgo de estar parcialmente automatizado. Los jóvenes y aquellos con pocas habilidades son los que corren mayor riesgo", alerta. Por contra, quienes adquieran competencias digitales, sepan teletrabajar de manera autónoma o tengan idiomas, saldrán reforzados.
"Ayudar a las personas a navegar con éxito en un mundo laboral cambiante significa ayudarlos a adquirir las habilidades adecuadas para nuevos trabajos y nuevas tareas", concluye la OCDE.
Pero, ¿qué entendemos por habilidad? La primera acepción del término, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es: "Capacidad y disposición para algo". Cuando hablamos de habilidad profesional nos referimos a esa gracia o destreza para ejecutar una tarea laboral, léase, capacidad de adaptación u ejecución, trabajo en equipo, organización, comunicación, creatividad e innovación, capacidad de aprender constantemente.
Los expertos resaltan la importancia de mantener una actitud emprendedora, aunque se trabaje por cuenta ajena, como empleado en una empresa, y la imperiosa necesidad de formación continua, permanente o a lo largo de toda la vida, más en profesionales que llevan tiempo ocupando el mismo puesto. "Los cambios se suceden muy rápido, y ya no te puedes quedar solo con lo aprendido en la escuela o en la universidad", apostilla Vázquez Parra.
"La industria de América Latina y, por ende, las profesiones, están cambiando de lo reproductivo a lo creativo", insiste este defensor de la innovación y la creatividad, que observa el crecimiento "de un montón de unicornios tecnológicos" a su alrededor, y constata el aumento de programas de emprendimiento, creación y desarrollo de negocio en las universidades de la región.
"Cada vez se gradúan más chicas en materias STEM, pero no hemos conseguido trasladar esto a la industria", reconoce Vázquez Parra, quien, en el transcurso de sus investigaciones, ha llegado a la conclusión de que las mujeres se perciben igual de competentes que los hombres en cuanto a conocimiento o actitud, pero no en capacidades o habilidades. Lo que las penaliza a la hora de buscar un trabajo, emprender o aceptar cargos de responsabilidad que impliquen liderazgo. La clave no es tanto el conocimiento puro y duro como las habilidades que lo adornan, y esta lección es extrapolable a todos los estudiantes y profesionales.
Encarar el futuro profesional con garantías es complementar la base de conocimiento, que ha de ser sólida, con competencias y habilidades tanto profesionales como 'blandas' o transversales: empatía, liderazgo, escucha activa, autoconfianza, optimismo. "Conocimiento sin habilidades es como un bizcocho sin betún [nombre que recibe en muchos lugares de México un merengue utilizado para decorar pasteles]; el bizcocho no es el pastel completo", compara.
En un mundo competitivo, globalizado, transformándose a velocidad de vértigo por los avances tecnológicos, las fronteras entre lo personal y lo profesional se diluyen, y todo cuenta para mejorar las destrezas laborales, según detalla Vázquez Parra, recordando a uno de sus, doctorados, que hizo un 'post-doc' en la Universidad Politécnica de Catalunya (España) y, por curiosidad, tomó un curso sobre manejo y análisis de datos. "El otro día me decía, fíjate que he estudiado muchas cosas, pero ese curso es lo que más está resultando más valioso", apunta.
"Mi consejo a los jóvenes es que fluyan", tercia el investigador. "Hasta el XIX, los cambios tardaban cientos de años; en el siglo XXI, décadas; ahora hemos sido testigos de cómo, en dos años, el mundo se ha puesto de cabeza", enumera. "No sabemos qué conocimientos van a ser valiosos el día de mañana", afirma. Así que toca abrir la mente. "No te quedes solo con lo que la Universidad quiera darte; si encuentras un curso de emprendimiento que te llame la atención, apúntate; lee; mantente informado y al día; aprende idiomas", exhorta.
Otra recomendación es mirar al móvil. "El móvil es nuestra ventana al mundo; ser capaces de anticipar cómo nuestra profesión va a llegar a las personas a través de la tecnología nos va a permitir tener una visión muy global sobre cómo nos tenemos que preparar. La innovación surge de la necesidad, que nos obliga a ser flexibles", reflexiona.
Estos consejos prácticos se podrían resumir, de manera telegráfica, en:
- Adquirir competencias digitales. Los avances tecnológicos están transformando el mundo.
- Aprender idiomas.
- Mantener una actitud emprendedora, entendida como la capacidad de crear o transformar protocolos, proyectos, tareas o formas de hacer las cosas.
- Leer, mantenerse informado sobre la actualidad.
- No dejar de formarse. La formación permanente es una de las claves del mundo del futuro.
- Aprovechar cualquier habilidad o interés personal. No se sabe qué conocimientos o habilidades van a ser necesarias en el futuro.