¿Merece la pena ahorrar en tiempos de inflación e incertidumbre?
La inflación, el aumento de los precios de los principales bienes y servicios al consumo, se ha convertido en un fenómeno casi sin precedentes, especialmente para las generaciones más jóvenes. En este escenario, muchas personas se preguntan si merece la pena ahorrar cuando hay inflación.
Aunque la inflación ha sido habitual a lo largo del siglo XX en diferentes países, nos encontramos ante un escenario que muchas generaciones no han experimentado en su vida, sobre todo en Europa: una inflación de dos dígitos o cercana a los dos dígitos.
En España, la tasa de variación anual del IPC del mes de septiembre de 2024 se situó en el 1,5%, ocho décimas por debajo de la registrada en agosto. La tasa anual de la inflación subyacente disminuyó tres décimas, hasta el 2,4%, según lo publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En América Latina, por su parte, la inflación tuvo una aceleración en julio de 2024: Argentina volvió a registrar la inflación mensual más alta en América Latina con 4,03%. México ocupó la segunda posición al presentar una variación mensual de 1,05%, mientras que el acumulado en los primeros siete meses del 2024 fue 2,74%, la calculada en 12 meses quedó en 5,57%. En cuanto a otros países, Perú se apuntó una inflación mensual de 0,23% con una variación acumulada al mes de julio de 1,53% y la anualizada (agosto 2023-julio 2024) de 1,77% y en Colombia se observó un incremento de 0,20% en los precios con respecto a junio.
Entonces, ¿se puede ahorrar cuando hay inflación?
Los elevados niveles de inflación tienen severas consecuencias para el funcionamiento de una economía, y suponen una importante merma de los ahorros de los ciudadanos en términos reales. Además, hay que tener en cuenta que la inflación crece de manera exponencial, y no de manera lineal. Es decir, un país que haya registrado un 2 % de inflación interanual durante 30 años habrá experimentado una subida de precios total del 81 %. En España, por ejemplo, desde 1992, el IPC ha crecido un 118,8 %, según la calculadora del INE, haciendo que el dinero haya perdido más de la mitad de su valor.
Ante esta coyuntura, ahorrar, entendido como dejar el dinero debajo de un colchón, en una hucha o en una cuenta corriente, no es una opción atractiva. El impacto a largo plazo de una subida de precios sostenida en el tiempo es demasiado potente como para no hacer nada con nuestro dinero. Una alternativa a considerar en este escenario es la inversión.
¿Dónde invertir cuando hay inflación?
Para preservar el poder adquisitivo del dinero, los expertos recomiendan invertir y obtener una rentabilidad que supere el aumento en el nivel de precios. Existen diferentes alternativas para poner a trabajar el dinero que se ajustan a las necesidades y perfil de riesgo de cada persona: normalmente las mayores rentabilidades son las que conllevan también un mayor riesgo.
Tradicionalmente, el oro ha sido visto como activo refugio ante épocas de inflación. Así lo explica Daniel Marburger, director de Coininvest, un portal online especializado en comprar y vender metales preciosos. “Con la inflación disparada y los fondos en un momento muy inestable, el oro se convierte en una inversión muy atractiva que cada vez está más presente entre los inversores”. No en vano, desde que se iniciaron las presiones inflacionistas, el oro inició su escalada alcista alcanzando en mayo de 2023 los 2.000 dólares. A fecha de agosto de 2023, no supera los 1.900 dólares.
En este sentido, Marburger añade que la seguridad que el oro ha dado a sus propietarios durante siglos ha sido, precisamente, la capacidad de compra y la preservación del valor del dinero. “Mantener el poder adquisitivo no lo proporciona el efectivo, pero el oro ha cumplido y ha demostrado su historial”, indica el experto.
La opción inmobiliaria
Otra de las opciones para preservar el poder del dinero es invertir en el mercado inmobiliario. En esta línea, el estudio de PwC Emerging Trends in Real Estate refleja que actualmente el mercado cuenta con el mayor grado de confianza desde 2014, a pesar del incremento de los costes de las materias primas.
Para David Chamás, director general de la 'proptech' inmobiliaria Huspy España, la inflación se presenta como una de las variables que más pueden afectar al desarrollo del mercado inmobiliario durante los próximos meses, ya que de ella depende el poder adquisitivo de los compradores y el precio de las materias primas. “A pesar de que los próximos meses vendrán marcados por una inflación al alza, el mercado inmobiliario ha mostrado su resiliencia durante los duros años desde que apareciese la pandemia”, explica este experto.
Chamás considera que este es un sector preparado para los posibles cambios que se darán a futuro, y cree que la inflación supondrá un aumento en el precio de las viviendas. “El sector inmobiliario mostrará, una vez más, su capacidad para adaptarse a la situación del mercado, a variables como la inflación y la incertidumbre asociada. Es capaz de adaptarse a los nuevos retos y tendencias, ofreciendo una experiencia de compraventa sencilla y apoyando a compradores a lo largo de todo el proceso”.
Los fondos ganan terreno
Los fondos de inversión siguen ganando terreno en épocas de incertidumbre, especialmente en Europa y con la inflación como telón de fondo. Según datos de Inverco, los partícipes en fondos de inversión han crecido un 10,70 % en términos interanuales, comparado con agosto de 2021, hasta alcanzar los 16 millones de personas invirtiendo en España en fondos de inversión, un dato nunca registrado hasta ahora.
Existen algunos fondos que, de hecho, vinculan su rentabilidad al nivel de inflación oficial. Este es el caso de los que contienen bonos ligados a la inflación de algunos países. No obstante, también se puede optar por instrumentos de renta variable que superen los niveles de inflación.
En definitiva, lo importante es entender que los ahorradores disponen de algunas opciones para protegerse contra la inflación. No hay fórmulas mágicas, pero el ahorro ya no es una opción, porque tiene como contrapartida la reducción en el poder adquisitivo de nuestro dinero.