Manual para organizar mejor las finanzas corporativas
Los recursos financieros de una empresa o un negocio son limitados. Con ellos, gerentes y directivos tienen que tomar decisiones operativas y estratégicas a corto, medio y largo plazo. Organizar bien las finanzas corporativas es clave para la salud financiera de una organización.
No importa el tamaño de la empresa o del negocio. Y da igual si se trata de finanzas corporativas o de tesorería. Lo importante es que se necesitan herramientas para tomar las mejores decisiones con el objetivo de crecer, hacerlo con rentabilidad, controlar los costes y elegir las fuentes de financiación más adecuadas para cada necesidad. De esto tratan las finanzas corporativas.
Gestionar el capital de manera adecuada
El capital es el motor de una compañía por varias razones. En primer lugar, el capital suele ser en la mayoría de empresas la fuente única de recursos para iniciar el negocio.
Pero también lo es por la influencia que tiene en el resto de los recursos financieros. A lo largo de la vida de la empresa, si hay beneficios, parte de ellos se destinan de forma obligatoria a reservas, pero también esta cantidad se puede aumentar de forma voluntaria. Si se toma esta decisión, el resultado es que estas reservas sumadas al capital proporcionan beneficios importantes a la empresa:
- Proporciona seguridad.
- Ayuda a captar otros recursos como préstamos, ya que proporcionan más posibilidades de endeudamiento.
- Permite incorporar el capital de otros inversores, como por ejemplo los de capital riesgo.
Este último punto es muy importante. La entrada de nuevos accionistas puede conllevar una pérdida de poder. Si el valor del capital que aportan los nuevos accionistas supera el valor del capital de los accionistas originales, el control de la empresa puede sufrir cambios. Para evitarlo, cuanto más importante sea el capital original de la empresa, más posibilidades hay de conseguir recursos sin perder la mayoría del accionariado.
Conocer dónde captar recursos
Las empresas no solo viven de recursos propios. Es imprescindible conocer las posibilidades de conseguir recursos ajenos: las distintas formas de financiación. Para ello hay que tener en cuenta los diferentes plazos en los que se mueve la empresa.
- En el corto plazo, es esencial tener acceso a productos como las líneas de crédito o descuento comercial como el ‘factoring’. Con este mecanismo la empresa cede sus créditos (facturas o cualquier derecho de cobro) a una entidad financiera (factor) a cambio de que le abone por adelantado ese dinero.
- En el largo plazo, los préstamos son el producto fundamental para, por ejemplo, comprar un bien (vehículo, maquinaria o inmuebles). Es importante conocer los costes y otras características esenciales como cantidades máximas, plazos, garantías o la existencia de periodos de carencia (donde solo se pagan intereses). Así el gestor financiero sabrá si lo que le ofrece una entidad financiera se ajusta a los precios de mercado.
En las grandes empresas existe una posibilidad más, el uso de instrumentos de deuda, como emisión de pagarés o bonos en las que poder captar recursos del mercado.
En todo caso, conocer cómo funcionan las distintas formas de captación de recursos es un capítulo imprescindible en cualquier manual de finanzas corporativas para saber evaluar correctamente las posibilidades existentes y elegir la más adecuada.
Análisis y valoración de los proyectos
La elección de diferentes proyectos de inversión es otra pieza clave en las finanzas corporativas. Se debe partir de un correcto análisis y valoración de todos los proyectos. Es especialmente relevante calcular la rentabilidad estimada y sus costes, y hacerlo en diferentes escenarios, por ejemplo uno neutral, otro más pesimista y otro más optimista.
El resultado será obtener una valoración adecuada para conocer qué recursos financieros se necesitan a corto plazo, y así definir correctamente la estrategia financiera de la empresa.
La importancia de los directivos
Frente al enorme flujo de información necesaria para controlar las finanzas corporativas, las empresas necesitan directivos capacitados para poder analizarla y tomar decisiones. En este punto la labor del CFO (Chief Financial Officer), como destaca la consultora Michael Page, es esencial. El máximo responsable financiero debe destacar en ciertas habilidades:
- Liderazgo.
- Capacidad de afrontar las crisis.
- Mentalidad financiera
Uso de herramientas digitales
Los procesos de digitalización son también una pieza clave en las finanzas corporativas ya que mejoran la toma de decisiones y generan ventajas competitivas a la hora de gestionar todo tipo de operaciones financieras.
El uso de software ERP (Enterprise Resource Planning) permite interconectar todas las partes operativas de un negocio y darles una vertiente económica y financiera. Por ejemplo, si conocemos el tiempo que transcurre desde que se fabrica o compra una mercancía hasta que se vende y cobra, podremos analizar si es necesario o no anticipar el cobro de facturas, operación que tiene un coste financiero. Otro punto básico es analizar la rotación de un producto en almacén, ya que permite determinar cuándo y cuánto fabricar y así ahorrar costes.
No se trata solo de integrar las últimas tecnologías en el departamento financiero sino de interconectarlas con el resto de las áreas operativas de la empresa para conseguir con ello una información más completa.
Plan estratégico versus plan operativo
Uno de los desafíos mayores de las finanzas corporativas, tanto en empresas grandes como en las más pequeñas, es ser capaz de diferenciar las decisiones a corto plazo (operativas) de las de largo plazo (estratégicas).
Como señalan desde el proyecto de educación financiera Edufinet, “la planificación estratégica nos va a ayudar a determinar nuestra misión u objetivos en el camino, así como trazar la ruta a seguir para conseguir estos objetivos de una manera adecuada. La mayoría de las pymes y los autónomos tienen su plan estratégico en la cabeza, pero no terminan por plasmarlo en papel. A la hora de sentarse y marcar las pautas esto exige un mayor esfuerzo de reflexión. Si no tenemos una planificación, iremos sin rumbo, podemos encontrarnos posibles problemas que no hemos pensado y que podríamos solucionar una vez planificados”.
Con todo ello, un plan estratégico sólido es una hoja de ruta desde el origen hasta donde se quiere llegar. Este tiene que compaginarse con un plan operativo que se enfoca en las acciones a corto plazo, a través de planes de trabajo en el que hacer frente a las necesidades más inmediatas.
El problema de la asignación de recursos
Esta confluencia de planes y necesidades de las finanzas corporativas tiene muchas veces como límite el saber cómo asignar unos recursos, humanos, materiales, técnicos y financieros, que son limitados.
Por ello, la propia asignación es importante para la gestión financiera en la que se deben dejar de lado elementos subjetivos para usar análisis financieros, estadísticas e investigaciones de mercado que ayuden a tomar la mejor decisión.
La asignación de recursos también sigue un proceso:
- Analizar los objetivos y así determinar su importancia y las prioridades.
- Identificar los recursos disponibles.
- Asignar un presupuesto.
- Valorar sus resultados.
En definitiva, las finanzas corporativas se enfrentan al reto de analizar de forma objetiva donde invertir los recursos financieros, planificar y realizar un control ordenado.