Los españoles entre 55 y 65 años ahorran menos y sufren un mayor estrés financiero
En España, el conocimiento financiero de los mayores de 55 años está por encima del que posee el resto de la población. Sin embargo, el 50 % de este segmento de la población ahorra menos y sufre un estrés financiero muy superior al de la media. Así lo refleja el último informe del Observatorio del Ahorro Familiar (OAF), promovido por Fundación Mutualidad Abogacía y Fundación IE y liderado por la directora del OAF, Laura Núñez-Letamendia.
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¿Cuáles son los hábitos y la percepción del bienestar financiero de los mayores de 55 años en España? ¿Cómo viven el desafío que supone residir en uno de los países más longevos del mundo? Estas son algunas de las cuestiones a las que Laura Núñez-Letamendia y su equipo han querido dar respuesta con el informe, ‘Conocimientos y hábitos financieros de la población mayor en España’.
“Los estudios sobre la población mayor se han focalizado en temas como la soledad o las necesidades sanitarias. Esto ha dejado en el olvido el aspecto de las finanzas”, explica la directora del OAF. “Quizá porque las carreras profesionales eran estables y progresivas, y nuestro sistema de pensiones proveía una tasa de reemplazo del salario muy alta”.
Mayor estrés financiero
Sin embargo, ahora la situación es muy distinta, especialmente para la población que se encuentra en la década previa a la jubilación. Las personas de edades comprendidas entre los 55 y los 65 años, entre quienes un 44 % reconoce que no ahorra ni planifica sus finanzas, sufren en mayor medida que el resto de la población las consecuencias de un mercado laboral inestable. En consecuencia, registran cifras de paro de larga duración superiores a las de la media, lo que les produce un mayor estrés financiero.
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Por este motivo, el equipo de Núñez-Letamendia decidió incluir en su estudio sobre los hábitos de la población mayor en España, a este grupo de edad. “Es importante actuar en ese segmento ya que, a la par que sufre la inestabilidad del mercado laboral, necesita prepararse para afrontar en el futuro una caída de los ingresos en la jubilación que va a ser más significativa que la de las generaciones anteriores”, afirma la directora del OAF.
A esa inestabilidad en el trabajo se suman otros factores que hacen que dicho estrés se dispare. “Los hijos mayores con dificultades para independizarse que permanecen en la unidad familiar; la incertidumbre referida al futuro de las pensiones y la falta de políticas sociales”, resume Núñez-Letamendia.
Comportamientos contradictorios
El informe contiene datos muy reveladores sobre las personas jubiladas o a punto de retirarse, algunos de ellos incluso resultan contradictorios. Por ejemplo, el 70 % de los mayores asegura que recibe asesoramiento, pero esto no se traduce en una planificación de sus finanzas.
Otra tendencia llamativa se da a la hora de invertir. El motivo es que la población mayor recurre a ciertos productos financieros que pueden no ser los más adecuados para ellos debido a su volatilidad. “Los mayores de 65 años son los que invierten más en acciones”, explica la directora del OAF, que apunta a reminiscencias históricas para explicar esta tendencia. “Antaño existía la costumbre de invertir en acciones consideradas seguras por sus dividendos y la estabilidad de sus beneficios como las de Telefónica, los bancos y las eléctricas”.
Las finanzas y el género
Una vez más, la brecha de género se hace patente en este estudio, en el que las mujeres muestran menos confianza en sus conocimientos que los hombres. Laura Núñez-Letamendia cree que posiblemente dicha brecha sea menor ya que, “la mayoría de los estudios y la literatura están midiendo mal la brecha de género, debido a un diseño de las encuestas que adolece de la perspectiva de género adecuada”.
Los estereotipos de género, según esta experta, han hecho que las mujeres se encarguen tradicionalmente del presupuesto familiar y la cesta de la compra y los hombres de la negociación de los productos financieros y la gestión de los ahorros. “La solución viene por formar igual a mujeres y hombres en estos temas”, afirma. “Un canal muy adecuado, dada la masiva incorporación actual de la mujer al mundo laboral, podría ser la formación financiera ofrecida por las propias empresas dentro de su política de RSC”.
Al ser preguntada por los datos que a ella personalmente le han resultado más interesantes, Laura Núñez-Letamendia señala dos. “El primero, es que los mayores se fijen más que el resto de la población en que sus inversiones sigan criterios ESG. Quizá están preocupados por el mundo que van a dejar a sus descendientes”. El segundo, resulta menos positivo. “Los mayores perciben que la norma social (es decir, el entorno institucional y normativo) no favorece el ahorro”, afirma. “Esto alerta sobre la necesidad imperiosa de actuar sobre esta “norma social” si queremos fomentar el ahorro”.
“Los mayores se fijan más en que sus inversiones sigan criterios ESG”
Una investigadora concienciada
Laura Núñez-Letamendia lleva al frente del OAF desde 2020 y es profesora de finanzas del IE Business School desde hace 21 años. En 2021, una de las investigaciones que lideraba, sobre el papel de la educación financiera en el bienestar económico de los hogares, logró una de las becas de educación financiera del Centro para la Educación y Capacidades Financieras de BBVA. Los resultados de la investigación que se centran, entre otros, en los factores que influyen en el empoderamiento financiero, entendido como la confianza que cada persona tiene en sus habilidades para llevar a cabo acciones de gestión financiera, verán la luz a comienzos del próximo año.
Ahora, son las personas mayores las que han centrado el interés de esta experta que contesta con humor cuando se le pregunta por qué ha elegido esta línea. “Quizá porque me acerco inexorablemente a ese segmento de la población y tengo las mismas inquietudes y preocupaciones que implícitamente se reflejan en la encuesta”.
Pero hay otras cuestiones que siguen necesitando respuestas y que Núñez-Letamendia califica como apasionantes. “Tenemos varias líneas abiertas de investigación en el área del ahorro y los comportamientos financieros, en las que poco a poco iremos avanzando”, explica. “Desde diseñar estudios con perspectiva de género que nos permitan medir esta brecha correctamente o analizar los elementos que influyen en la percepción de bienestar financiero, hasta cómo esta percepción puede repercutir en la salud financiera y mental de las personas”.
En cuanto al impacto que debería tener esta última investigación, Núñez-Letamendia es concluyente. “Me encantaría que llegara a manos de los decisores políticos, y les hiciera reflexionar en concreto sobre dos cuestiones que considero muy importantes. Por un lado, las necesidades de las personas de entre 55 y 64 años, tan olvidadas en la política social y económica. Y por otro, el menor conocimiento financiero que tiene la población de menor edad, en comparación con el de los mayores, a pesar de su menor nivel de educación general. Parece que hay algo que no debemos estar haciendo bien en la sociedad en este sentido ¿no?”.