La compraventa de segunda mano gana fuerza en el mundo
La economía circular se abre paso a buen ritmo en sectores como el textil, los complementos, la electrónica o los productos culturales. Consumir artículos usados ha dejado de tener connotaciones negativas para convertirse en algo de lo que presumir. Estas son las claves del fenómeno.
Constituye una llamativa paradoja: a la vez que el vértigo de los tiempos y la revolución tecnológica nos imponen lo nuevo —avanzadísimos dispositivos que dejan obsoletos los anteriores, cascadas de actualizaciones, canciones efímeras, modas que duran tres meses—, la sociedad en su conjunto también están poniendo en valor lo no tan nuevo. La economía basada en productos de segunda mano está viviendo una prosperidad sin precedentes. No es una sensación: los datos lo refrendan.
Según datos recogidos del informe ‘Resale Report 2023’ elaborado por la plataforma de segunda mano ThreadUp, el mercado de ropa de segunda mano podría alcanzar los 351.000 millones de dólares en todo el mundo. Según dicho informe, ya creció un 28% en 2022, hasta los 177.000 millones de dólares, respecto a los datos de 2021 (138.000 millones de dólares). El informe, además, destaca que el precio sigue siendo el principal factor, aunque entre la Generación Z también aparece el atributo de la sostenibilidad.
Empresarios como Rob Cassedy, CEO de Wallapop, creen que estamos “ante un cambio de paradigma relevante”. Subraya que hemos llegado a un punto en que los ciudadanos no solo creen que es positivo dar una segunda oportunidad a determinados productos, sino que esta práctica se ha convertido en habitual en todas las ocasiones de compra. “Tanto es así, que casi la mitad de los consumidores (43%) ya considera productos de segunda mano cuando se enfrenta a una decisión de compra”, detalla el ejecutivo en el informe ‘La red del cambio 2022’ del portal de compraventa que dirige.
Si no fuese porque va más allá del sector de la confección, podríamos decir que la moda de segunda mano está de moda. Pero la compra de bienes usados abarca mucho más. Por ejemplo, en Suecia son los muebles los que lideran este mercado.
También en México, donde predominan las prendas de vestir entre los artículos adquiridos —el 21% de los consumidores ha comprado alguna prenda usada en el último año, de acuerdo con Statista—, el catálogo de segunda mano es diverso: los mexicanos adquieren también productos electrónicos (12%), muebles y artículos para el hogar (11%) y libros, películas, música y juegos (11%).
Alquiler de vestidos para fiestas o Zara Pre Owned, opciones en el mundo textil
En el mundo de la moda, las opciones para lucir a la altura de eventos especiales se han expandido más allá de la compra tradicional de prendas nuevas. Dos tendencias que han ganado terreno son el alquiler de vestidos para fiestas y la creciente popularidad de la moda 'pre-owned', particularmente con iniciativas como Zara Pre Owned.
El alquiler de vestidos para fiestas se ha convertido en una alternativa elegante y sostenible para aquellas personas que buscan lucir impecables en eventos sin comprometer su presupuesto o el medioambiente. Empresas y plataformas online especializadas como Borow ofrecen una amplia gama de opciones de vestidos de diseñadores renombrados, permitiendo a los clientes disfrutar de atuendos deslumbrantes sin la carga de la propiedad a largo plazo. Esta práctica no solo brinda acceso a piezas exclusivas a un precio más asequible que el precio original, sino que también reduce el impacto ambiental al fomentar la reutilización de prendas de alta calidad.
En paralelo, marcas líderes en la industria de la moda, como Zara, se meten de lleno en el mercado de la moda 'pre-owned'. Zara Pre Owned ofrece acceso a servicios de circularidad como reparación, venta entre clientes de las prendas Zara de sus armarios y donación, a través de su web, 'app' y tienda física.
Ambas tendencias reflejan una evolución en la percepción del consumidor, que busca un enfoque más consciente y sostenible hacia la moda. Ya sea eligiendo alquilar un vestido de diseñador para una ocasión especial o explorando la economía circular en una marca destacada de textil, los entusiastas de la moda están adoptando nuevas formas de expresar su estilo sin comprometer el planeta ni su presupuesto.
Claves del auge de la segunda mano
Este imparable auge de los artículos usados está unido a una creciente preocupación de los consumidores por el medioambiente. Al igual que reciclan correctamente cada vez más sus residuos y demandan coches eléctricos, se han dado cuenta de que reutilizando ropa y otros artículos contribuyen a reducir las emisiones contaminantes y el uso de materias primas como plásticos y metales.
José Lezcano, director general del portal Milanuncios, explica que en muchas personas ha despertado la conciencia medioambiental cuando han entendido el impacto positivo que se puede generar gracias a la economía circular. “Cada día es más fácil disponer de alternativas sostenibles al consumo tradicional”, añade.
Aunque coyuntural, otro factor que está impulsando la nueva vida de artículos usados es la bajada del poder adquisitivo de muchas familias, debido a la subida de precios por la crisis energética y la guerra de Ucrania. No es solo que a la hora de equiparse recurran a productos de segunda mano (de precio más bajo que los nuevos), sino que numerosas plataformas dan la oportunidad a cualquiera de convertirse en vendedor, lo que multiplica este mercado y alarga el ciclo de vida de los bienes. Así, según datos de OfferUp de 2022, dos de cada cinco estadounidenses tienen en la venta de artículos de segunda mano su principal fuente de ingresos o la secundaria.
La plataforma Vinted, un servicio de venta de artículos de segunda mano, afirma que la creciente popularidad de plataformas como esta se debe a que los consumidores optan por darle una segunda vida a sus pertenencias y así ganar un dinero extra. Las personas que adquieren estos productos, por su parte, buscan artículos únicos o consumir de forma más responsable.
Entre 2014 y 2020, dos investigadores de la Universidad de Yonsei (Corea del Sur) se lanzaron a analizar, mediante técnicas de 'big data', la evolución del interés de los consumidores en la ropa de segunda mano. Además de apreciar que en 2019 dicho interés había crecido explosivamente, hallaron que si en 2014 lo que impulsaba sus compras era el ahorro de tiempo y dinero, en 2019 sus motivos fueron mucho más diversos, buscando la moda y la sostenibilidad, que parecen ser especialmente tendencia entre los consumidores jóvenes.
Los jóvenes, a la cabeza
En efecto, en este esplendor de la segunda mano también hay un componente generacional. Dado que en realidad esta industria ya arrastra varias décadas de historia, para los jóvenes el comprar productos usados es algo natural, con lo que han crecido, y carece de las connotaciones negativas que pudo tener en el pasado. Según el informe antes citado de BCG, la generación Z es la que compra (31%) y vende (44%) más artículos de segunda mano, seguida de cerca por los 'millennials'.
El profesor Luis Salvatella, coordinador del Máster en Economía Circular de la Universidad de Zaragoza, opina que las dificultades económicas están haciendo a los jóvenes más prácticos. Ya no necesitan atesorar discos o películas: lo que quieren es tener acceso a la cultura mediante Spotify o Netflix. No necesitan comprarse un patinete si pueden coger uno en la calle cuando lo necesitan. “Los jóvenes están más interesados en los servicios que en los objetos”, señala. “Esto hace que tengan una relación más objetiva con los productos, lo que facilita la adquisición de aquellos de segunda mano (si objetivamente valen la pena)”.
Los jóvenes han sido los primeros en consumir segunda mano sin complejos; el resto de la sociedad ha seguido su ejemplo. De modo que si décadas atrás comprar artículos usados era algo que la gente prefería callar, hoy es algo casi de lo que presumir. Ya no es cutre, ahora es 'cool'. Y eso se debe, según el profesor Salvatella, a que se ha implantado la idea de que comprar segunda mano es bueno porque estamos haciendo un favor al planeta. “La asimilación intuitiva de la economía circular favorece que el uso de productos de segunda mano tenga más connotaciones positivas”. En algunos casos, a los productos de segunda se les llega a asignar términos que realzan su valía, como 'vintage'.
Pero ¿es este apogeo pasajero o será la norma en el futuro? Nadie duda de que la preocupación y el compromiso por el medio ambiente solo pueden ir a más. “Creo que este es un movimiento de fondo que se mantendrá”, afirma el profesor Salvatella.
Hay quien piensa que no solo se mantendrá, sino que seguirá acrecentándose. Según un informe de ThredUp de 2022, se espera que el valor del mercado de la moda de segunda mano en Estados Unidos se triplique en los próximos diez años, de 28.000 millones de dólares en 2019 a 80.000 millones de dólares en 2029. Las modas vienen y van, pero esta parece que ha llegado para quedarse.