Invertir los ahorros: Consejos para lograr una buena rentabilidad
Existen diversos productos en el mercado financiero que se adecuan a cada perfil. Desde los más sencillos, como los activos en renta fija, hasta los más complejos, como pueden ser los productos derivados. Una adecuada inversión es un buen instrumento para poder hacer frente a imprevistos y conseguir metas vitales y de futuro.
De hecho, no invertir los ahorros y mantenerlos ociosos conduce al empobrecimiento paulatino por el efecto de la inflación sobre el poder de compra del capital. Así pues, es conveniente que los ahorradores no solo guarden su dinero, sino que también lo inviertan, es decir, traten de buscar el mayor rendimiento posible dentro de ciertos parámetros siendo fundamental su perfil de riesgo. Variables esenciales para cuidar su salud financiera.
Inversión en productos financieros: rendimiento y riesgos
Invertir en productos financieros supone un impacto notable en las finanzas personales. Pero la complejidad de algunos de estos productos requiere contar con nociones básicas acerca de los factores que influyen en su rentabilidad en el mercado de valores, ese espacio físico o virtual en el que los inversores pueden canalizar su capital a medio y largo plazo hacia aquellas empresas y administraciones públicas que necesitan recursos.
¿Cuáles son los riesgos que implica la inversión en cada producto financiero?
Dado que invertir implica comprometer parte de los ahorros adquiriendo ciertos activos con la esperanza de obtener un rendimiento futuro, es vital saber de qué depende esta rentabilidad y cuáles son los riesgos que implica la inversión en cada producto financiero.
El rendimiento es la rentabilidad obtenida en una inversión, normalmente medida en porcentaje sobre el capital invertido, es decir, la ganancia que se obtiene en una inversión con respecto al precio que se pagó por ella. Aunque Laura Baselga, profesora de finanzas de Deusto Business School, también subraya que algunos inversores, además del rendimiento financiero, persiguen otros objetivos. “Por ejemplo, la inversión de impacto que busca generar, además de retorno económico, un impacto social y medioambiental”, argumenta.
Todo producto de inversión implica riesgos para el inversor, ya que existen factores que pueden hacer que el rendimiento futuro no sea el esperado. En el contexto del riesgo financiero, la volatilidad es un elemento a tener en cuenta. En tal caso, aquellos activos cuya rentabilidad tiende a oscilar, es más volátil, se consideran más arriesgados porque son menos predecibles.
Otro factor importante a la hora de identificar el riesgo, como explica Baselga, es la correlación con la rentabilidad del mercado o índice de referencia, también llamado Beta. “A mayor Beta, mayor riesgo, pues implica que el activo sobrerreacciona ante cambios en la rentabilidad del mercado”, explica la profesora, que también apunta al endeudamiento respecto a empresas comparables como factores que también ofrecen pistas sobre la rentabilidad de un producto financiero.
¿Cuáles son los principales productos financieros?
Los de inversión son cada vez más sofisticados. Los más negociados en los mercados se dividen en seis bloques:
- Activos de renta fija
- Activos de renta variable
- Fondos de inversión
- Productos híbridos
- Productos derivados
- Productos estructurados
Los activos son valores emitidos por empresas e instituciones públicas para obtener financiación por parte de los inversores. En los activos de renta fija, como los bonos, el inversor presta dinero al emisor durante un plazo determinado y a cambio de una rentabilidad conocida de antemano o derivada de una fórmula. En los activos de renta variable, el inversor compra acciones de ese emisor y el rendimiento futuro, incluyendo los posibles futuros dividendos que la empresa pueda distribuir, no es conocido de antemano.
Una vez emitidos, tanto los activos de renta fija como los de renta variable cotizan en el mercado y su precio varía en función de la demanda de los inversores. Así, ambos tipos de activo tienen dos fuentes de rentabilidad: el cupón o el dividendo, según sean de renta fija o variable, y lo que se aprecie (o deprecie) el activo en el mercado. Normalmente, se considera que la renta fija tiene menos riesgo, porque si el inversor espera al plazo de vencimiento, recibirá lo que invirtió más el rendimiento acordado. En la renta variable, el inversor es dueño de las acciones y, si quiere venderlas, lo hará al precio al que coticen, que puede ser mayor o menor al precio al que las compró. La historia muestra que la renta variable suele ser más volátil que la renta fija, pero se revaloriza más en el largo plazo.
Los fondos de inversión también son muy comunes, entre otras cosas, porque facilitan la diversificación. Es decir, permiten repartir el capital entre varios activos en vez de concentrar la inversión en un único activo. Así se diversifica el riesgo y se explotan más oportunidades. Estos fondos pueden ser de gestión pasiva y activa, según el rol del gestor. La primera se ha generalizado porque es más barata y ofrece rendimientos similares a los índices de referencia, mientras que la activa promete más rentabilidad, pero es más cara.
Las criptodivisas, con ‘bitcoin’ a la cabeza, se han popularizado recientemente. Sin embargo, estos activos son muy complejos y de altísima volatilidad, por lo que se debe saber que son extremadamente arriesgados.
Consejos para la inversión
Es vital adquirir conocimientos técnicos para entender la información financiera de una empresa si se quiere invertir en acciones, así como saber el sector en que opera. La experta Laura Baselga ofrece cinco consejos:
- Ser consciente del riesgo y de que se pueden perder los ahorros invertidos.
- No endeudarse para invertir. Baselga explica que “el apalancamiento financiero maximiza el potencial de ganancias, pero también las pérdidas y el riesgo se multiplica”.
- No invertir en un activo con riesgo si se desconoce.
- No invertir el dinero necesario en activos con riesgo o poco líquidos. “Se pueden dar los peores escenarios, y entonces perder el trabajo o cualquier evento similar sería mucho más difícil de sobrellevar”, añade Baselga.
- Elaborar una filosofía de inversión acorde con el perfil propio, y sin copiar a otros.