Gestión económica: guía para hacer un presupuesto paso a paso
Si todos los españoles vendieran sus bienes e inversiones se obtendría 1,6 veces el valor del PIB de España. Esta cifra revela la enorme importancia que tienen las decisiones económicas de los ciudadanos no sólo sobre su salud financiera, sino también sobre el conjunto de la economía de un país o una región.
Ingresos, gastos, consumo o inversión son conceptos que relacionamos casi siempre con la economía de un país o las finanzas de una empresa. Sin embargo, todos ellos son fundamentales también para cualquier persona y conforman lo que se conoce como economía doméstica o familiar.
Recibimos ingresos por nuestro trabajo, consumimos a diario, invertimos para buscar rentabilidad a medio plazo o tener más dinero cuando nos jubilemos, ahorramos para imprevistos y recurrimos al endeudamiento para comprar un coche o una vivienda. Todas son decisiones de enorme trascendencia.
Según el informe de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco) con datos del Banco de España (primer trimestre 2024), uno de los componentes del ahorro familiar en España en el que hubo fuertes entradas netas de inversión fueron las instituciones de inversión colectiva (IIC). En concreto, la cifra ascendió a 10.499 millones de euros, casi lo mismo que los 11.947 millones que entraron en el mismo periodo de 2023.
Con estos números, y según la fuente citada, los fondos de inversión ya suponen el 16% del ahorro de las familias españolas, -frente al 15,5% del año pasado- un máximo histórico, ya que suponen 462.097 millones de euros. Esta cifra es un 5,3% superior a la registrada al cierre de 2023. El informe de Inverco muestra que la parte conservadora del ahorro empieza a fijarse en los depósitos a plazo. Así, entraron en depósitos a plazo un total de 17.748 millones de euros, más que los 4.696 millones de euros del mismo periodo del año pasado
El presupuesto, herramienta clave para gestionar la economía doméstica
Controlar todos nuestros flujos de dinero es el punto de partida para la gestión económica. Como dijo Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de EE. UU., “Cuida de los pequeños gastos, un pequeño agujero, hunde un barco”. Por ello, si no se dispone de información adecuada y actualizada no se puede tomar decisiones o estas pueden ser incorrectas.
La mejor herramienta para controlar gastos e ingresos es el presupuesto. A través del presupuesto podemos conocer cuánto dinero se ingresa y cuánto se gasta, siempre en función de las diferentes unidades de tiempo que se desee planificar, como puede ser el mes en el corto plazo o el año, en el más largo.
Gracias al presupuesto podremos conocer de forma sencilla y directa cuál es el estado actual de nuestra economía, pero su función principal es ayudarnos a tomar mejores decisiones y asegurarnos de que somos capaces de cumplir con las obligaciones que hemos contraído.
Según la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE (2023) se puede apreciar que el 37,1% de los hogares españoles no tuvieron la capacidad de afrontar gastos imprevistos: un porcentaje superior al 35,5 % del año anterior. Además, un tercio de la población (33,1 %) no puede irse de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.
¿Cómo hacer un presupuesto paso a paso?
Paso 1: Separar ingresos y gastos por categorías
El primer paso para hacer un presupuesto es ser capaces de identificar las entradas (ingresos) y salidas (gastos) de dinero, así como su periodicidad, previsibilidad y nivel de necesidad:
· En los ingresos hay que distinguir entre los que se generan de forma regular, como un sueldo o una pensión, y por tanto son previsibles, de otros que son extraordinarios.
· En el caso de los gastos, hay que diferenciar entre los que son obligatorios, y en ocasiones fijos, y los que no lo son, que precisamente es donde se encuentran las mayores posibilidades de ajuste.
- Gastos fijos obligatorios: como los derivados de la vivienda (hipoteca o alquiler, gastos de comunidad) y otras deudas financieras como préstamos o tarjetas. Sus características principales, además de su obligación de pago, es que suelen ser fijos (aunque existe posibilidad de cambio) y que, si no se pagan, suelen generar sobrecostes.
- Gastos variables imprescindibles: por ejemplo, partidas para comida, ropa o servicios básicos. Su característica principal es que son gastos necesarios, no se puede prescindir de ellos, aunque permiten ciertos ajustes. Para ello es importante comparar precios, tomar medidas de ahorro (por ejemplo, eficiencia energética para gastar menos electricidad o gas), buscar ofertas, cambiar de hábitos (como sustituir el uso de medios de transporte privados por transporte público), etc.
- Gastos discrecionales: Es la partida que permite un mayor ajuste, ya que incluye todos los demás gastos que son prescindibles y por tanto se pueden disminuir, posponer o incluso eliminar, aunque no se debe perder de vista que este tipo de gastos son los que a menudo contribuyen a mejorar la percepción que tiene una persona sobre su calidad de vida. La principal partida son los gastos de ocio.
Paso 2: Análisis del presupuesto
Es importante tener también en cuenta que el presupuesto es una herramienta viva que hay que mantener permanentemente actualizada para disponer de la mejor información para gestionar, cambiar y adaptar todas nuestras entradas y salidas de dinero. Así podemos encontrarnos con tres situaciones:
- Si las entradas coinciden con las salidas, tendremos una situación de equilibrio, no tendremos desfases de gastos, pero tampoco capacidad de ahorro.
- Si las entradas son superiores a las salidas nos queda un remanente que podremos destinar al ahorro a corto, medio o largo plazo, o incluso amortizar deudas financieras con el objetivo de disminuir gastos financieros. Según datos más recientes del Banco de España, en el segundo trimestre de 2024 la deuda de los hogares descendió en 7.300 millones de euros. De hecho, la riqueza financiera de los hogares ha alcanzado un nivel récord de 3.055 billones de euros, un 5,6% más que hace un año.
- Si las entradas son inferiores a las salidas tendremos un desequilibrio que podemos cubrir de varias formas: aumentando ingresos, recortando gastos o solicitando financiación.
Paso 3: ¿Qué hacer si tenemos un desequilibrio en el presupuesto?
De la gestión financiera se derivan, por tanto, dos decisiones que muchas veces se ven incompatibles: ahorrar o endeudarse.
El ahorro se produce porque nuestros ingresos superan los gastos y nos permite tener una mayor libertad financiera para tomar otras decisiones. En este sentido debemos distinguir su fin en diferentes plazos:
- Ahorro a corto plazo: permite hacer frente a imprevistos.
- Ahorro a medio plazo: para poder hacer frente a objetivos muy dispares.
- Ahorro a largo plazo: su objetivo fundamental es complementar ingresos (como las pensiones) a través de una renta o un capital.
Por todo ello, el ahorro se considera positivo. Pero también, como hemos visto en el año 2020, con las restricciones forzosas de la pandemia, un ahorro excesivo puede tener efectos perniciosos: ralentiza el consumo y, con ello, afecta al crecimiento de la economía.
Según los datos del INE sobre Cuentas Trimestrales no Financieras (primer trimestre 2024), la tasa de ahorro de los hogares se estimó en el 6,2% de su renta disponible bruta en el primer trimestre, frente al 3,7% del mismo periodo de 2023.
Pero en ocasiones hay que buscar fondos externos, endeudarse. A diferencia del ahorro, el endeudamiento tiene un estigma negativo. Es cierto que genera un coste financiero por el pago de intereses, pero también, en muchas ocasiones es la única opción para acceder a productos y servicios, como es el caso de una vivienda, que si se hiciera por la vía del ahorro tendría que aplazarse muchos años o incluso sería imposible de afrontar.
Para Pau Monserrat, profesor de Economía Financiera la Universitat de les Illes Balears y coautor del libro ‘La prevención del sobreendeudamiento privado. Hacia un préstamo y consumo responsables’, “la cultura financiera del prestatario es una de las claves para conseguir un mercado de crédito responsable. Un consumidor con conocimientos llegará a la hora de la firma de un préstamo hipotecario, para muchos la decisión financiera más importante de su vida, conociendo qué es lo que firma, sus costes y sus responsabilidades. Resulta preocupante que la principal preocupación del solicitante de crédito sea que le concedan la hipoteca para poder comprar la casa de sus sueños sin importarle sus riesgos e implicaciones”.
Montserrat añade que “una persona con la debida cultura financiera primero se preguntaría si el importe del préstamo es asumible tanto en relación con sus ingresos, presentes como con los que espera conseguir en el futuro, o supone una carga excesiva. En otras palabras, el deudor responsable antes se pregunta si puede pedir la hipoteca y no si se la van a conceder”.
En definitiva, gracias al presupuesto tenemos la herramienta necesaria para controlar el día a día de nuestra economía y tomar decisiones. Solo se requiere dedicar un tiempo para un control periódico de ingresos y gastos, actualizarlo ante cualquier cambio y, por supuesto, tomar medidas cuando existan desequilibrios.