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Gastos fijos y variables, ¿en qué consisten y cómo se diferencian?

Saber el dinero que entra y, sobre todo, el que sale, es esencial si se quiere mejorar la salud financiera. Para analizar a fondo dónde van los ingresos y controlar el nivel de consumo, según las necesidades de cada momento, es necesario distinguir claramente entre gastos fijos y variables. De esta forma, será más fácil clasificar cada partida correctamente en el presupuesto y tomar decisiones con conocimiento para poder cumplir las metas financieras.

Gastos fijos y variables, ¿en qué consisten y cómo se diferencian?
Mónica Coca (Colaboradora externa)

Hipoteca o alquiler de la vivienda, gastos del colegio, transporte, cesta de la compra… Los gastos fijos y variables constituyen una parte fundamental del presupuesto familiar o personal, aunque a veces hay confusiones respecto a si determinado gasto pertenece a una u otra categoría, por lo que es necesario tener muy claros ambos conceptos.

Qué son los gastos fijos: ejemplos

Son aquellos gastos necesarios que se repiten cada cierto tiempo, por lo que se sabe con antelación cuándo hay que pagarlos y qué cantidades se deben abonar. En la lista de estos pagos existen categorías como:

  • Hipoteca o alquiler.
  • Impuestos relacionados con la propiedad.
  • Seguro de vivienda.
  • Préstamo de automóvil.
  • Otros seguros (vida, salud, vehículo).
  • Facturas de suministros (luz, agua, etc.). Aunque es cierto que su cuantía puede variar, son un gasto periódico y necesario.

Al profundizar en la definición de gastos fijos, las entidades especializadas en finanzas remarcan dos características principales: son periódicos, obligatorios y ocupan una parte importante del presupuesto. “Hay que entender que son gastos que no se pueden eludir”, explica el asesor financiero colombiano, Andrés Moreno. “Debes tener los ingresos necesarios para cubrirlos”.

El carácter inevitable de los gastos fijos hace que las personas puedan sentir que tienen menos control sobre ellos, ya que representan una obligación legal. No obstante, Andrés Moreno matiza esta afirmación haciendo hincapié en que, “se pueden recortar, acomodándolos a lo que los ingresos den de sí. Por ejemplo, compartiendo determinados gastos fijos, como los relacionados con la vivienda, sin que las condiciones de vida empeoren”.

Gastos variables

La categoría de gastos variables cambia con regularidad ya que “no son fijos y en algunos casos puedes evitar tenerlos”, explica Moreno. A la hora de planificar las finanzas, este experto recomienda tener muy claros qué gastos son necesarios y cuáles no. “Hay gastos variables que sí o sí hay que asumir. Tienes que darle prioridad a aquello que sea salud, ahorro para la jubilación, comida, servicios y transporte”. No obstante, a veces esta jerarquización no está tan clara. “Hay personas que tal vez tendrían más capacidad de ahorro si se privaran de esos gastos, pero (tan legítimamente como quien decide lo contrario) no lo hacen porque prefieren el consumo de determinados bienes y servicios”, afirma Elisa Chuliá, profesora de la UNED.

El desafío que plantean los gastos variables es que, como fluctúan a lo largo del tiempo, es más difícil determinar con precisión las cantidades. Sin embargo, ese carácter cambiante hace que sean gastos más fáciles de disminuir e incluso eliminar, aunque siempre con matices. “Son los primeros gastos que las personas recortan cuando hay una crisis financiera o cuando no hay ingresos”, expone Andrés Moreno. “No obstante, en el largo plazo es difícil vivir sin algunos de estos pagos como los relacionados con la salud, los seguros o, si se diera el caso, las cuotas de créditos variables”.

El informe ‘Finanzas personales: planificación, control y gestión’ del Ministerio español de Educación, Cultura y Deporte establece estas tres categorías dentro de los gastos variables:

Gastos fijos y variables, ¿en qué consisten y cómo se diferencian?

Gastos variables necesarios:

Son aquellos que cada persona necesita para desarrollar su vida diaria y oscilan en función del consumo realizado. Se trata de pagos importantes, pero pueden ajustarse modificando hábitos o realizando un empleo más eficiente de los recursos. En esta categoría se encuentran partidas como la electricidad, alimentación, transporte, teléfono fijo, móvil, internet, artículos de limpieza y agua, entre otros.

Gastos variables prescindibles:

Cambian en función del consumo realizado y aportan un mayor bienestar a la vida, pero si fuera necesario prescindir de ellos se podría seguir llevando una vida satisfactoria. Aquí se pueden encontrar gastos como los relacionados con ocio, aficiones y cuidado personal, entre otros. “La diferenciación entre gastos necesarios y prescindibles es muy personal, y variará de unas familias a otras”, explica el informe. “En caso de tener que realizar ajustes en el presupuesto, habrá que clasificarlos correctamente, y jerarquizar los prescindibles para decidir cuáles se pueden excluir con un menor impacto”.

En ocasiones, los gastos variables pueden modificarse buscando alternativas más económicas. “Por ejemplo, si nos gusta ir al cine, y no queremos renunciar a ver una película a la semana, podemos aprovechar el día del espectador que es más económico”, apunta el informe del Ministerio.

Gastos ocasionales:

Son aquellos que se hacen de forma puntual y conviene planificarlos con antelación para poder destinar a esta partida parte del ahorro. “En esta categoría de gastos podremos encontrar las vacaciones, el cambio de electrodomésticos o las mejoras en la casa”, expone el informe.

No se trata de gastos periódicos y muchas veces son prescindibles si la situación financiera no permite acometerlos. “Es conveniente fijar este importe en función de los objetivos que tenemos para el año, ya que así, el presupuesto se ajustará más a la realidad y evitaremos desviaciones que lo desequilibren”, recomienda el documento.

 

 

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Clasificar los gastos para una mejor salud financiera

BBVA entiende la salud financiera como un viaje de cuatro pasos, que empieza con el control del día a día, sigue con el ahorro, continúa con la gestión de la deuda y se completa con la planificación para el futuro. Muchas de las herramientas para acompañar a los clientes en este viaje se ofrecen a través de su aplicación móvil, que reúne el poder de la tecnología, los datos y la experiencia de su equipo humano.

Un buen ejemplo es la funcionalidad en la ‘app’ de BBVA que permite a sus clientes clasificar los gastos para tener un mejor control de las finanzas y mejorar la salud financiera. La salud financiera empieza por lo más cotidiano. Por lo tanto, distinguir bien dónde clasificar cada partida de gasto en el presupuesto es fundamental para poder gestionar la economía personal y familiar, hacer frente a imprevistos y lograr metas vitales y de futuro.

'Podcast': Salud financiera: Aprende a organizar tus gastos

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