Finanzas éticas: ahorrar e invertir en clave sostenible
Ahorro, beneficios económicos, sociales y medioambientales. Las finanzas éticas ayudan a invertir de manera solidaria en proyectos con impacto positivo. En España, las entidades de este tipo de finanzas concedieron créditos por valor de más de 1.700 millones de euros durante 2020.
Las finanzas éticas son una forma diferente de ahorrar e invertir que combina los beneficios económicos con los sociales y medioambientales. Se trata de un concepto transversal, ya que los criterios y principios éticos deben incorporarse en todas las actividades con las que se relacionan las entidades éticas.
Estas entidades no especulan e invierten en economía real y solidaria, es decir, en aquellos proyectos que repercuten positivamente sobre la calidad de vida de las personas, aportan una serie de beneficios sociales y promueven el desarrollo sostenible. Aplican criterios de evaluación ético-sociales para estudiar la responsabilidad ética, social y medioambiental de los proyectos que solicitan financiación.
De esta forma, garantizan que dan apoyo económico a proyectos con alto impacto social, ambiental y cultural; excluyen cualquier inversión en aquellos ámbitos que vulneren los derechos humanos y la justicia social y ambiental; facilitan el acceso al crédito a colectivos a menudo excluidos del sistema financiero: se calcula que más de la mitad de la población adulta del mundo carece de acceso a productos y servicios financieros de calidad.
Estos son los principios de las finanzas éticas:
- Transparencia: Las entidades especifican las actividades que financian, sus cuentas anuales, etc. Y permiten saber al usuario qué es lo que hace el banco con su dinero.
- Coherencia: el dinero trabaja en consonancia a los valores personales de los clientes.
- Ética: aplicar la responsabilidad social y medioambiental en todos los procesos de decisión.
- Implicación: quieren aportar un valor añadido a la sociedad.
- Participación: los socios colaboran en la elaboración de la política de la entidad.
- Economía real: se mantienen al margen de la especulación.
- Sostenibilidad: promover un mundo más sostenible y justo.
- Rentabilidad social. Combinar la rentabilidad con la responsabilidad social.
- Eficiencia.
- Relación a largo plazo con los clientes.
Dentro del sistema de finanzas éticas podemos encontrar diversas iniciativas y proyectos que van desde grupos de ahorro comunitario a cooperativas de servicios financieros y entidades bancarias reguladas por organismos y normativas que rigen el sistema financiero nacional e internacional.
“Las finanzas éticas buscan obtener un impacto social y ambiental positivo (que es compatible con la rentabilidad). Muchas veces, las finanzas se han centrado en actividades muy rentables pero cuestionables éticamente (armas, combustibles fósiles, tabaco…). Las finanzas éticas no solo buscan la rentabilidad. Por ejemplo, ahora existen bancos que se han comprometido a participar únicamente en la financiación de proyectos de energías renovables descartando financiar inversiones en combustibles fósiles. Es un paso más allá en la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas. Las entidades autolimitan el abanico de potenciales proyectos y clientes entendiendo que a largo plazo mejora en gran manera su imagen pública”, explica Jorge Hernando Cuñado, profesor de Economía y Empresa de la Universidad de Nebrija.
Durante 2020, las entidades de las finanzas éticas concedieron créditos por valor de más de 1.720 millones de euros, lo que supone un incremento del 16,02 %. El dato se extrae del Barómetro de las finanzas éticas de 2020, el último publicado por FETS-Financiación Ética y Solidaria, una asociación que “trabaja para dar a conocer que la banca ética va más allá de una idea o de un proyecto eterno y que es algo tangible y real”, según afirman en su página web.
Ese mismo barómetro confirma que el sector asegurador ético ha implantado múltiples mecanismos de apoyo a personas y entidades clientes. Esto demuestra la vocación que tiene el sector de las finanzas éticas y solidarias de estar al servicio de la economía real y transformadora. El ahorro ético superó los 2.450 millones de euros; se concedieron 1.720 millones de euros de préstamos en proyectos transformadores y había casi cerca de 190.000 personas beneficiadas por las finanzas éticas.
Promover modelos sostenibles
FEBEA es la Federación Europea de Bancos y Financieros Éticos y Alternativos. Reúne a 33 instituciones financieras de 15 países de Europa, con el objetivo de desarrollar y promover los principios de las finanzas éticas. Entre los proyectos que apoyan está el de FoodRus, que mejora la resiliencia y la sostenibilidad de los sistemas alimentarios locales y regionales europeos mediante el despliegue y la demostración del valor de 12 soluciones innovadoras y replicadas en tres regiones de Europa que promoverán modelos sostenibles y cooperativos para la prevención, reutilización, recuperación y valorización de las pérdidas y el desperdicio de alimentos, prestando especial atención a los alimentos perecederos, incluidos los alimentos cocinados.
La región de Tesalia, en Grecia, es una zona con una fuerte producción agrícola y rica en recursos naturales para la producción de energía. La región tiene un gran potencial en la cadena de suministro de biomasa a través de las industrias agrícola, forestal y de procesamiento de madera que pueden apoyar fácilmente la adopción de tecnologías de bioenergía.
En el año 2010 se creó en la zona una cooperativa con el objetivo de fomentar las energías renovables de la región. En 2019, la cooperativa de energía se convirtió en una comunidad de energía con más de 400 miembros, entre los que se encuentran municipios, pymes y asociaciones locales y también el Banco Cooperativo de Karditsa (Grecia), miembro de FEBEA y una de las entidades de finanzas éticas que operan en Europa. La principal actividad de esta comunidad de energía está relacionada con la gestión de una planta de biomasa para la producción de biocombustibles sólidos para generar energía con fines de calefacción (o refrigeración). El Banco Cooperativo de Karditsa no solo es miembro de la comunidad, si no que ha financiado al 100 % la creación de la planta de biomasa y apoya financieramente su funcionamiento.