Finanzas en pareja: organización antes y después de la boda
La boda es el momento más esperado en la relación de pareja donde termina el noviazgo y se constituye una nueva familia. Existen muchos factores que ayudan a mantener una relación estable y sólida, como una buena comunicación, respeto, confianza y empatía, sin embargo, también el dinero es uno de los principales temas que debe trabajar la pareja para mantener una buena armonía familiar.
Existen muchas ventajas al mantener unas finanzas en pareja incluso antes de la boda, como robustecer la confianza y la transparencia en el manejo del dinero, lo cual facilita definir metas comunes y realistas. También tiene beneficios como disminuir el estrés financiero en la relación y, en buena medida, reduce las discusiones innecesarias relacionadas al gasto.
Transparencia antes de la boda
Para establecer una estrategia financiera sólida es necesario conocer el estado financiero de cada uno. Saber cuáles son los ingresos, las obligaciones, los gastos fijos, los ahorros y las deudas vigentes. Este conocimiento mutuo reforzará, por una parte, la honestidad en la relación y facilitará a la pareja establecer una estrategia efectiva y realista para mantener liquidez en los gastos diarios, de la boda, generar ahorro y mantener una buena salud financiera.
Cuando se inicia con la planeación de la boda, contar con esta organización también ayudará establecer los límites y la mejor distribución de los gastos en vestido, en las diferentes amenidades en la fiesta y por supuesto en la luna de miel. Un beneficio adicional es que la pareja, al conocer los recursos disponibles para el evento, se organizará mejor y mantendrá el evento en el mundo de lo posible.
Organización temprana de los gastos y del ahorro
Concluida la boda y la luna de miel, es necesario reorganizarse para iniciar con la administración de los gastos familiares. No existe un método único que le funcione a todas las parejas por igual, pero con el paso del tiempo descubrirán cuál es la forma que mejor se adapta a cada uno y a la relación.
Afortunadamente existen algunas estrategias que pueden ayudarles a establecer las finanzas en pareja y que les facilitará tratar un tema que en muchas ocasiones es difícil de plantear abiertamente. Partiendo del supuesto que los dos tienen un ingreso recurrente, algunos de los métodos que tradicionalmente se utilizan son:
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- Distribución al 50% de los gastos. En esta estrategia, la pareja suma el total de los gastos en los que se incurren y cada uno aporta la mitad del gasto total. Esta fórmula funciona bien cuando los ingresos de ambas personas son relativamente similares, de esta forma se mantiene un sentido de equidad en la relación. Para el caso del ahorro, la pareja puede definir una aportación recurrente que cada uno efectuará a una cuenta o producto de inversión que se hubiera acordado previamente. Siempre es bueno que en cualquier hogar se genere un monto de ahorro, por pequeño que este sea.
- Distribución relativa al ingreso. En este modelo, se suman los ingresos de la pareja y se determina el porcentaje que cada uno representa. Por ejemplo, si los de la persona “A” corresponden al 35% del total de los ingresos de una pareja y el de la persona “B” al 65%, esa será la aportación que cada persona realice a los gastos totales y al ahorro. El posible inconveniente en esta estrategia puede generarse en los casos en que “B” sienta que aporta más recursos, lo que es cierto en números absolutos, más no así en porcentaje.
- Todo en una sola cuenta. Un ejercicio de completa apertura y confianza. En una cuenta donde los dos sean cotitulares, se ingresa el total de los ingresos, y desde esa cuenta se realiza el pago de los gastos comunes y personales. En este método es indispensable –al igual que en los anteriores– mantener un registro del uso de los recursos, sin embargo, este modelo requiere de un registro más riguroso. También una buena iniciativa, es asignar un importe recurrente a cada uno del cual se disponga libremente y sin registro.
- Separación de gastos. Este probablemente sea uno de los métodos que más se utilice. La pareja realiza una lista de los gastos comunes y determina cuales serán cubiertos por cada uno, sin importar el monto, de tal forma que, por ejemplo, la persona “A” se encargará de los pagos de la renta o hipoteca, de la TV por cable y del agua. Y la persona “B” pagará las mensualidades del auto, luz, predial, despensa y el gas. Este método permite participar activamente en los gastos generales y se mantiene un espacio privado de gestión del dinero.
Ningún método es perfecto y único. La pareja puede adaptar uno o combinar varios métodos hasta que encuentren la forma ideal para manejar sus finanzas juntos. El objetivo en todos los casos es el mismo. Organizarse para cubrir todos los gastos, generar un ahorro y mantener un adecuado nivel de deuda, esto los llevará a mantener una buena salud financiera personal y familiar.
Cuenta corriente de BBVA
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