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Cuáles son los tipos de inversión más rentables a largo plazo

A diferencia de los inversores a corto plazo, que persiguen obtener ganancias rápidas, quienes eligen invertir a largo plazo buscan conseguir rendimientos estables. Los ahorradores cuentan con decenas de alternativas para lograrlo: renta fija, acciones cotizadas, deuda no cotizada, activos inmobiliarios, metales preciosos o fondos de inversión son algunas de las más frecuentes. Para elegir la mejor opción para nuestra salud financiera es clave contar con un buena asesoría financiera que tenga en cuenta nuestras circunstancias personales.

Tipos de inversiones más rentables a largo plazo

Los grandes poetas y escritores son capaces en muchas ocasiones de resumir en una simple frase las teorías más complejas de la  ciencia económica. “Los mercados a corto plazo son una máquina de votación, pero a largo plazo son una máquina de pensar”. La cita es de Mark Twain (1835-1910). Y viene a decir que, antes o después, los mercados financieros acaban reflejando el verdadero valor, crecimiento y rendimiento de cada uno de los activos.

Invertir es una combinación de cuatro elementos

Los libros de economía —que se basan en lo que ha sucedido a lo largo de la historia y sus lecciones— cuentan que un activo (oro, acciones, inmuebles, bonos) gana en función de la forma de combinar cuatro elementos esenciales:

  • Los tipos de interés: conocidos también como tasas de interés o precio del dinero. Los establece el Banco Central de cada país (en Europa, el Banco Central Europeo) y marcan el rumbo de varios productos como las hipotecas o los depósitos.
  • La rentabilidad: normalmente expresada en porcentaje entre el rendimiento que proporciona la operación y lo que se ha invertido en ella. Sin embargo, no existe una fórmula perfecta: Invertir a tipo fijo es una opción más segura, ya que se garantiza la devolución de la cantidad invertida junto con una serie de intereses, pero la rentabilidad suele ser menor. En la inversión a tipo variable, el inversor asume más riesgos, ya que la rentabilidad no está garantizada (depende de las variables económicas y de los mercados financieros), pero la rentabilidad que puede obtener es muy superior.
  • La prima de riesgo: también conocida como riesgo país, riesgo soberano o diferencial de deuda, es la diferencia entre el interés que se paga por la deuda de dos países diferentes. Cuanto más riesgo suponga una inversión, más alta será la prima. Y su movimiento lo determinan diversos factores: la incertidumbre en la regulación, la tecnología, el crecimiento económico, los avatares geoestratégicos.
  • Y, otra, prima, la de iliquidez. Esto es, la compensación por no poder disponer del activo de forma inmediata.

¿Cuáles son las mejores inversiones a largo plazo?

  • Acciones (renta variable). Son las participaciones de empresas que cotizan en los mercados financieros.
  • Bonos Soberanos (renta fija). Títulos de deuda emitidos por los Gobiernos.
  • Bonos Corporativos (renta fija). Títulos de deuda, pero emitidos por empresas
  •  Futuros de materias primas o ‘commodities’. Productos como el petróleo, cereales o metales preciosos (oro y plata, alcanzando máximos en octubre de 2024) cotizan en los mercados.
  • Divisas. Se pueden comprar y vender a precios que cambian de manera constante.
  • Fondos de inversión: un patrimonio constituido con las aportaciones de muchos inversores (partícipes), representado y administrado por una sociedad gestora.
  • ETF: Exchange Traded Funds, es un fondo de inversión que tiene la misión de replicar la evolución de un índice o de una cesta de valores.

Cuatro reglas para invertir a largo plazo

Pero detrás de todo este universo de activos hay personas y criterios. Los analistas tienen reglas claras. Las inversiones a largo plazo:

  • No deben guiarse por razones especulativas (los meses y la actividad propia del mercado sube y baja las cotizaciones).
  • Tampoco se deben destinar los ahorros que puedan hacer falta a corto plazo para atender desembolsos urgentes; es una hucha de tiempo.
  • Invertir lo que resulte prescindible y tener muy claro cuál es el perfil de riesgo que se está dispuesto a asumir. Es una advertencia tan clásica como cierta: “Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”.

Y, como dice Warren Buffett, uno de los inversores más reputados de la historia moderna, para invertir con éxito durante toda la vida, dice no es necesario un coeficiente intelectual estratosférico, un conocimiento empresarial extraordinario ni información privilegiada. “Lo que hace falta es una infraestructura intelectual que permita adoptar decisiones y la capacidad de evitar que las emociones deterioren esa infraestructura”.

'Podcast': Cómo iniciarse en la inversión

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