Entrevista de trabajo: errores más comunes y cómo tener éxito
Buscar empleo es un trabajo en sí mismo, y el encuentro personal con el reclutador es uno de sus momentos clave. Conviene prepararlo muy bien, ser puntual, dar una imagen profesional, dejar claras las fortalezas, sin magnificarlas, y ser honesto.
Los principales errores de los aspirantes que acuden a una entrevista de trabajo son la falta de preparación y la impuntualidad, según la experiencia de Alejandro Paz, Country Manager de Robert Walters, consultora global especializada en la búsqueda y selección de mandos intermedios y directivos en México.
Para preparar bien una entrevista de trabajo, Paz aconseja hacer una investigación previa sobre el hipotético empleador, buscar en internet y en LinkedIn. "Un buen ejercicio es meter el nombre de la empresa en un motor de búsquedas, a ver si nos salen noticias actuales y relevantes que nos ofrezcan información útil", afirma.
En ocasiones, cuando el contacto con el aspirante para organizar una entrevista de trabajo no lo realiza directamente la empresa sino un 'headhunter' o cazador de talento, es posible que la vacante ofrecida sea confidencial, de manera que el candidato no conoce ni la compañía ni el cargo exacto para el que se postula. En estos casos, Paz recomienda preguntar al intermediario la posición y tareas a desempeñar, para armar adecuadamente tanto el currículo como la entrevista en función de estas orientaciones. El experto invita, asimismo, a averiguar el nivel jerárquico de la persona encargada de hacer la entrevista. ¿Director administrativo?, ¿Responsable de Recursos Humanos?
La primera impresión importa
La imagen es la carta de presentación, la primera impresión. Hay que vestirse en función de la posición que se aspire a ocupar, pero que, como norma general, funciona lo que denomina 'business casual': con un vestuario adaptado al estilo corporativo de la empresa, con colores neutros y que evite prendas de tonos muy llamativos; forma de actuar comedida (moderación en la forma de hablar o de comportarse) y pocas estridencias en ambos casos, de acuerdo con los expertos en recursos humanos.
"Con la pandemia, las entrevistas de trabajo presenciales se redujeron al 10%; el 90% eran virtuales", recuerda Paz precisamente a través de la pantalla de un ordenador, por videollamada. En este contexto, cobran importancia el entorno o ambiente en el que se encuentra el candidato, qué muestra de su vivienda, cómo es la iluminación, si hay ruido, si la cámara está bien colocada. "El reclutamiento en virtualidad se ha humanizado. El aspirante ha de mitigar las distracciones, pero entendemos que no todo el mundo tiene en casa un espacio de trabajo", matiza el experto. Así que se acepta con mayor naturalidad que un niño o una mascota salgan puntualmente en plano.
Las experiencias importan
Los entrevistadores miden cada vez más las competencias mediante preguntas abiertas: '¿Cuéntame una situación difícil que no supiste resolver?', o '¿Por qué dejaste tu trabajo anterior?'. En el mundo de los recursos humanos se les denomina "preguntas que retan", y se conmina a preparar al detalle las respuestas, y a practicarlas en casa, pero sin mentir. "Al menos en Latinoamérica, afirmar que has dejado un empleo por tu mala relación con tu jefe puede resultar complicado", reconoce Paz. Entonces, ¿cómo elaborarlo de una manera 'más bonita' pero sin faltar a la verdad? "Quizás con un 'Decidí dejar la empresa al comprobar que no terminaba de llegar a acuerdos con mis jefes; creí que era lo mejor para todos", pone a modo de ejemplo.
Tranquilidad y honestidad
En el caso de que nos pregunten por nuestros defectos o puntos débiles, la honestidad vuelve a ser la mejor herramienta, defectos tenemos todos, pero es bueno enfocarlos como áreas de oportunidad o de mejora, de tal manera que se traslade la conversación de negativo a lo positivo, de la debilidad a la fortaleza. “Es importante que, antes de la entrevista, sepamos identificar aquellas ‘skills’ o capacidades que nos permiten avanzar y que nos dan una ventaja como candidato a esa posición en particular”, sugiere María Gómez Seco, responsable de Adquisición de Talento y Movilidad de BBVA.
Pero también “aquellas en las que tenemos que seguir creciendo; hay que hacer la reflexión, y que incluso preguntemos a las personas que nos rodean y que han trabajado con nosotros, sobre qué ‘skills’ nos definen y por qué”. La experta de BBVA concreta que es fundamental pensar en ejemplos concretos en los que esas capacidades han aparecido: “De esa forma, cuando durante la entrevista nos pregunten, podremos contarlo a través de situaciones concretas, que siempre van a aportar seguridad a nuestros argumentos”. Se puede reconocer que el nivel de inglés es intermedio, pero añadir qué estamos haciendo para mejorarlo, por ejemplo.
Lo mismo ocurre con las llamadas competencias blandas, como organización del tiempo o trabajo en equipo: si se flaquea en alguna, no es malo reconocerlo, siempre y cuando se añada qué se está haciendo para desarrollarla. “Las ‘soft skills’ o capacidades blandas son cada vez más relevantes para el buen desempeño en cualquier posición. Con toda seguridad, durante la entrevista se van a tratar de analizar”, añade Gómez Seco.
Logros alcanzados y objetivos
Hay que plasmar en el curriculum vitae indicadores concretos y comprobables de los logros alcanzados y los objetivos cumplidos. Datos llamativos que funcionen como disparadores para desarrollar luego en la entrevista de trabajo, y que lleven la sinceridad como bandera. Si son fidedignos, el aspirante podrá hablar luego de ellos de manera natural; si se magnificaron, probablemente quede en evidencia en la conversación personal..
¿Y preguntar por el sueldo?
A Alejandro Paz le parece esencial preguntar por el sueldo cuando el candidato no está buscando trabajo, sino que es una compañía, o un 'headhunter', el que lo contacta. "En esos tanteos previos le preguntarán por las expectativas laborales", confirma. Ese aspecto es clave para continuar negociando y que ninguna parte pierda el tiempo. El aspirante ha de conocer "con pesos y centavos" su sueldo actual, no solo el salario, sino los incentivos y cualquier otro tipo de contraprestación que reciba. Lo normal en estos casos es pedir un incremento salarial de entre un 25% y un 30%.
Si es el profesional quien está en búsqueda activa y contacta, el incremento solicitado suele situarse entre el 10% y el 20%. Y, a juicio de Paz, seguirá siendo perfectamente válido que pregunte por el sueldo, siempre que lo haga en el momento oportuno, cuando venga a cuento o el entrevistador le haya dado pie a ello. Se debe evitar abordar el salario, las vacaciones o los incentivos nada más comenzar. "Es como en una relación de pareja, hay que ir poco a poco", bromea.
Paz aboga porque el aspirante sea proactivo y haga preguntas, "pero inteligentes", según apostilla. Querer saber cuáles serán los siguientes pasos en el proceso de selección es, en su opinión, una de ellas, así como una buena forma de conocer cuándo, cómo y de boca de quién recibirá el 'feedback' de la compañía.