Diez claves para cumplir con los propósitos financieros en el año nuevo
Lograr los objetivos que nos marcamos a principio de año no es tarea sencilla y, en algunas ocasiones, no es tanto debido a que no tengamos fuerza de voluntad como a la falta de un método a seguir. Si lo que buscamos es mejorar la salud financiera, hay algunas claves que deberíamos tener siempre en cuenta para vivir con tranquilidad el presente y planificar nuestro bienestar futuro.
Cómo cumplir con tus propósitos financieros de año nuevo
Cumplir con los propósitos financieros de año nuevo no solo depende de la motivación, sino de establecer un plan concreto que nos permita seguir un camino claro y alcanzable. Es importante recordar que no se trata de cambios drásticos, sino de pequeños hábitos que, con el tiempo, pueden generar grandes resultados. Este año nuevo, haz que tus propósitos financieros sean una realidad con estos 10 consejos prácticos para lograr tus metas y dar pasos firmes hacia un futuro más seguro y estable.
1. Lograr una adecuada proporción entre gastos e ingresos
La salud financiera empieza por mantener un buen equilibrio entre lo que ganamos y lo que gastamos. Hay que conocer con exactitud nuestros ingresos y diseñar un plan de gastos a corto y medio plazo. Para ello debemos dividir los consumos según sean necesarios, puntuales o secundarios, repensar en qué medida es posible permitirse hacer gastos que no sean imprescindibles y prever, siempre que sea posible, cuándo habrá que asumirlos.
No se trata de ganar más dinero, el verdadero objetivo es administrar lo mejor posible los ingresos que se disponen y acostumbrarse a revisar los gastos, lo que te ayudará a mantener cuidadas tus finanzas.
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2. Tener ahorrado un fondo para imprevistos
Si se mantienen los gastos por debajo de los ingresos será posible ahorrar. “Nunca sabemos lo que va a deparar el futuro, por lo que se hace esencial destinar una pequeña parte de los ingresos por si hay que enfrentarse a alguna contingencia no deseada, que ojalá no ocurra nunca”, aconseja Javier Niederleytner, profesor del Master en Bolsa y Mercados Financieros del IEB. Para ello, una de las opciones más recomendadas es convertir el ahorro en un hábito.
El dinero guardado para las emergencias debe ser equivalente a un mínimo de entre tres y seis meses de gastos. Este fondo de emergencia es vital, ya que en caso de necesitar dinero y no tenerlo puede conducir a contraer deudas y pagar intereses, algo que con mayor previsión no haría falta asumir.
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3. Acostumbrarse a preahorrar
Aunque sean solo unos euros, adoptar el hábito de guardar cada mes una parte de lo que ingresamos es esencial para conseguir tranquilidad en el día a día, seguridad e independencia económica, pase lo que pase. Y cuánto antes se empiece, más fácil resultará y mejores serán los resultados.
De hecho, hay quienes deciden considerar el ahorro como un gasto más y se acostumbran a derivar una parte de sus ingresos a otra cuenta. De esa manera se empieza el mes sin contar con esa partida y así nos podemos organizar el dinero restante para afrontar los consumos necesarios.
4. Invertir el excedente del ahorro
Si se logra ahorrar lo suficiente para cubrir los imprevistos del corto y medio plazo, existe la posibilidad de destinar el resto, aunque sea poco, a invertir. Consiste en dar un paso más y lo que se busca es sacar un rendimiento extra al dinero, lograr así hacer crecer el patrimonio y, en tiempos de inflación, conseguir al menos que el capital que se tiene no pierda poder adquisitivo.
Pero antes de comenzar a invertir es recomendable reflexionar sobre cuáles son los objetivos a alcanzar, si se va a necesitar ese dinero o no a medio o largo plazo y hasta qué punto es asumible perder parte o incluso todo. Es decir, resulta esencial conocer el perfil personal de riesgo y, en función de él, escoger el producto (Bolsa, fondos de inversión de renta variable, de renta fija, etc.) que mejor se adapte a las propias necesidades.
5. Para caprichos, ahorrar en vez de endeudarse
El consumidor tiene a su alcance cada vez más productos financieros para poder adquirir bienes y servicios y pagarlos a plazos, sin embargo, eso no significa que nos debamos endeudar cada vez que queremos algo: realizar un viaje de ocio, comprarse una moto para los fines de semana o darse algún que otro capricho.
Para poder afrontarlo, es recomendable realizar un plan de ahorro. Tener un objetivo concreto hará más llevadero el esfuerzo de ahorrar y evitará un endeudamiento innecesario, con el compromiso de pago que siempre supone asumir un préstamo.
6. Entender lo que es la deuda saludable
No porque se vaya a diferir el pago significa que se pueda asumir un endeudamiento excesivo. Para ello, hay que revisar los ingresos, gastos y circunstancias personales, para conocer si la situación financiera es saludable y no genere tensiones. Cuando las finanzas personales están bajo control, es conveniente dedicar solo una parte de los ingresos a pagar deudas: los expertos recomiendan no endeudarse nunca por encima del 35 o 40% de los ingresos mensuales.
7. Planes de jubilación para un futuro con bienestar económico
La buena salud financiera pasa también por pensar en próximas etapas de la vida. “El momento ideal para empezar a ahorrar para la jubilación es cuando recibimos el primer sueldo. Si desde los 20 o los 30 años asumimos que una parte de nuestros ingresos debería dedicarse a asegurar los años en los que no vamos a trabajar y mantenemos ese hábito de ahorro durante toda nuestra vida laboral, es más fácil conseguir una buena calidad de vida cuando nos jubilemos, que, por otra parte, será cada vez más tarde”, explica Luis Vadillo, de BBVA Asset Management.
Ante ese panorama, es importante poder contar con un buen plan de ahorro para la jubilación que otorgue seguridad para que, llegado el momento del retiro, poder vivir con suficiente bienestar económico. Aquí, dependiendo del país en el que se resida, se puede pensar en un plan de pensiones individual o colectivo, un Afore o cualquier otra estrategia de ahorro previsión a largo plazo.
8. Asegurarse ante lo inesperado
Ningún esfuerzo financiero servirá de nada si ocurre un imprevisto grave y no existe una cobertura que pueda preservar el patrimonio y evite que haya que gastarlo en algo no contemplado.
Aquí entra en juego la conveniencia de contar con productos de seguro relacionados, entre otros, con el coche, por si se sufre un accidente; la vivienda, en caso de siniestro o avería, de salud o de vida, para que en el caso de que ocurra algo serio poder contar con una bolsa de dinero para la familia.
9. Planificarse para lograr los objetivos financieros
La planificación es fundamental para conseguir una buena salud financiera. Para ello, hay que tener priorizados los objetivos (vivienda, familia, formación, jubilación, etc.) y, en función de ellos, buscar asesoramiento de expertos para diseñar un plan para conseguirlos, tomando las decisiones de ahorro e inversión más adecuadas.
Es recomendable revisar esa planificación periódicamente, ya que es posible que según pasen los años los objetivos cambien en función de distintas circunstancias.
10. Interesarse por las finanzas personales y entenderlas
No se trata de convertirse en un experto como los profesionales, pero resulta relevante poner atención sobre lo que ocurre alrededor del dinero y, sobre todo, entender lo que pueda suceder.
De la misma manera que es recomendable tener información sobre el funcionamiento del propio cuerpo y las consecuencias de hacer deporte, comer saludablemente o, en cambio, llevar una vida sedentaria y alimentarse de forma desordenada, hay que conocer qué resultados cabe esperar de la toma de decisiones financieras. La educación financiera es imprescindible para evitar malos hábitos y consolidar los adecuados.