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Planificación> Inversiones Act. 08 ago 2024

¿Qué es la deuda pública y cómo funcionan las subastas?

En España, el procedimiento más habitual para emitir deuda pública son las subastas que realiza el Tesoro. Antes de invertir en letras,  bonos u obligaciones del Estado, es importante entender cómo funcionan estas subastas, qué tipos de emisiones existen y cómo se fija el precio de los diferentes títulos de deuda.

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Existen diferentes fórmulas en el mercado que permiten a los inversores mejorar su salud financiera futura comprando activos con la expectativa de que aumenten de valor o proporcionen rendimientos, como los intereses o dividendos. Una de las opciones disponibles para los pequeños inversores es la compra de deuda pública, un instrumento financiero que puede ofrecer una rentabilidad estable para sus ahorros. Sin embargo, como con cualquier producto financiero, es esencial comprender bien sus características y riesgos antes de tomar una decisión, especialmente en el caso de las letras, bonos y obligaciones del Estado, que son subastados por el Tesoro Público.

La deuda pública, con un enfoque global, se refiere al conjunto de obligaciones financieras que los gobiernos de todo el mundo contraen para financiar sus actividades cuando los ingresos fiscales no son suficientes para cubrir el gasto público. Esta deuda se materializa a través de la emisión de bonos, letras y otros instrumentos financieros, que pueden ser adquiridos tanto por inversores nacionales como internacionales.

Esta es una de las posibilidades que tienen a su disposición los pequeños inversores que desean obtener una rentabilidad de sus ahorros. Pero, como sucede con cualquier otro producto financiero, antes de tomar una decisión es necesario conocer bien sus características y sus riesgos y, en el caso las letras, bonos y obligaciones del Estado, cómo funcionan las subastas en las que el Tesoro Público pone a la venta estos títulos.

Deuda pública: tipos de emisiones

Existen varios tipos de emisiones que puede realizar un gobierno. Los matices que los diferencian son, fundamentalmente, el plazo de amortización y la forma en la que se genera su rendimiento. Los más comunes son:

  • Letras del tesoro: constituyen el instrumento financiero de renta fija pública a más corto plazo (menos de un año). Se emiten a descuento, es decir, los compradores (o tenedores) pagan un precio inferior al nominal y reciben éste al vencimiento.
  • Bonos del estado: tienen una vida un poco más larga, normalmente entre 2 y 5 años. Se emiten mediante el procedimiento de cupón periódico anual (abono anual de intereses) y su valor nominal es de 1.000 euros.
  • Obligaciones del estado: es el producto emitido a mayor plazo. Su periodo de vida varía entre los 5 y los 50 años. Al igual que en el caso anterior, se amortizan con el sistema de cupón periódico anual y su valor nominal es de 1.000 euros.

Además de las antes mencionadas, desde hace unos años, en nuestro país, se permite segregar el cobro del cupón y el principal de los bonos, en instrumentos separados, para aquellos casos en los que en la emisión se califique los bonos/obligaciones como segregables.

Estos últimos instrumentos financieros se conocen como “strips de bonos u obligaciones” y pueden negociase por separado en los mercados secundarios, de forma similar a lo que ocurre con las acciones, otro instrumento cuyos derechos (financieros y políticos fundamentalmente) son también segregables.

Deuda pública: mecanismo de subasta

Cuando se realiza una subasta de deuda pública, los inversores pueden presentar dos tipos de peticiones de compra:

  • Competitivas: este tipo de peticiones lleva especificada la cantidad de instrumento financiero (letras, bonos, obligaciones) que se desea adquirir, así como el precio que se está dispuesto a pagar por ello.
  • No competitivas: este tipo de peticiones no señalan ningún precio de compra. Podríamos decir que se trata de ofertas pasivas que aceptarán el precio medio ponderado que resulte en la subasta de peticiones competitivas.

Con toda esta información sobre la mesa, el Tesoro da comienzo a la subasta. En primer lugar se adjudica la cantidad correspondiente a ofertas no competitivas y después el monto restante se distribuye entre las peticiones competitivas.

A la hora de adjudicar volúmenes de deuda entre las peticiones competitivas, se ordenan éstas de mayor a menor precio ofertado y se va adjudicando deuda progresivamente con el fin de obtener el coste más bajo de financiación. Se trata de un procedimiento que puede parecer complicado, pero que se entiende fácilmente con un ejemplo.

Supongamos que el estado desea emitir 1.000 millones de euros en letras a 3 meses. A la hora de realizar la subasta, se presentan 200 millones de peticiones no competitivas y 800 de peticiones competitivas.

En primer lugar, se descuenta del total las peticiones no competitivas y luego se subasta el monto restante entre las competitivas de la siguiente manera:

En primer lugar, se adjudicarían 450 millones de euros al 97% (emisión al descuento, se paga el 97% del producto y se recibe el 100% al vencimiento), después, 225 millones al 96,995% y, finalmente, 125 millones al 96,990%. Llegados a este punto, se detendría la subasta al haberse colocado todo el volumen de deuda deseado.

Respecto a las peticiones no competitivas, pagarían el precio medio ponderado de la subasta, el cálculo sería:

[ (97,000 x 450) + (96,995 x 225) + (96,990 x 125 ] / 800 = 96,99 %

Es decir, las peticiones no competitivas obtendrían las letras por el 96,99% de su valor nominal y recibirían este al vencimiento.

Finalmente, el Tesoro rellena una tabla informativa que publica en su web con todos los detalles de la subasta.