Descubre las diferencias entre ingresos pasivos e ingresos activos
Disponer de ingresos, y que estos sean estables en el tiempo, es algo necesario para poder satisfacer nuestras necesidades y lograr una buena calidad de vida. Sin embargo, no todos los ingresos son producto del trabajo actual. También se puede obtener dinero como resultado de una decisión o actividad pasada que sigue generando ingresos sin necesidad de invertir un esfuerzo adicional. Es la diferencia entre ingresos activos y pasivos.
Son dos formas de obtener dinero como resultado de un esfuerzo productivo que han coexistido siempre. Los ingresos activos son más familiares y extendidos que los pasivos, pero estos últimos empiezan a ganar terreno y adeptos, ya que en muchos casos son la llave que abre la puerta de esa libertad financiera que permitirá vivir sin necesidad de trabajar.
¿Qué son los ingresos activos?
La distinción resulta muy intuitiva. Los ingresos activos se refieren, sobre todo, a actividades productivas, o sea, las rentas del trabajo. Esto es, el sueldo que recibe con regularidad una persona por desempeñar una actividad profesional.
¿Cuál es la diferencia entre los ingresos los pasivos y los activos?
Los ingresos pasivos son las ganancias que provienen de la participación en la propiedad de un activo (dividendos, intereses, alquileres, los derechos de autor de una obra artística, musical o literaria, o los ingresos derivados de haber patentado una invención).
Estos capitales proceden de una acumulación de renta anterior. En el caso de los músicos, de componer e interpretar sus canciones. Quien tiene una casa, simplemente, la alquila y recibe una cantidad por ella. Toda esta gama de ingresos permitirá, por ejemplo, una jubilación anticipada o, cuando llegue la edad legal para retirarse, mantener, un nivel de vida similar al que se disfrutaba cuando todavía se estaba en activo.
Los ‘millennials’ se apuntan al ahorro temprano
Estas ideas, explica Carlos Ruiz, director de estudios del Instituto Económico de Estudios (IEE), están cada vez más relacionadas con el concepto de “libertad financiera”. Fue popularizada en Estados Unidos a principios de siglo por autores como Robert Kiyosaki, empresario e inversor, o los precursores del movimiento FIRE, acrónimo de Financial Independence, Retire Early (Independencia financiera, jubilación temprana). “Esta corriente de pensamiento, que cuenta con muchos seguidores entre los millennials de todo el mundo, apuesta por combinar un estilo de vida sencillo y una inversión inteligente de los ahorros para generar una rentas que permitan dejar de trabajar lo antes posible”, explica el economista.
¿Cómo crear ingresos pasivos?
Esta es la gran pregunta que muchos ahorradores e inversores se hacen. “Lo que siempre recomendamos es diversificar. Carece de lógica destinarlo todo, imaginemos, a inmuebles”, aclara David Cano, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Y el instrumento que aconseja, por encima de cualquier otro, para perseguir este fin, son los fondos de inversión. Tienen una liquidez casi inmediata y existen infinidad de posibilidades con diferentes niveles de riesgo. Lo que en la jerga financiera llaman “exposición”.
¿Qué productos producen esas entradas de capital?
Dentro de la pléyade de productos que generan ingresos pasivos, el mercado ofrece muchos tipos. Los depósitos bancarios (después de un tiempo con rentabilidades incluso negativas) vuelven a resultar atractivos, dicen los expertos.
Los depósitos bancarios siempre han gozado de gran interés. Ofrecen una seguridad y un riesgo muy medido. Durante los últimos años habían perdido pujanza. Los tipos de interés estaban tan bajos (incluso en tasas negativas) que no resultaban interesantes. Ahora el enfoque es diferente. El aumento de los tipos vuelve a convertirlos en un instrumento central. A la hora de elegir qué periodo de tiempo conviene más: seis meses, un año, tres o cinco; la mejor opción es consultar con un profesional de la entidad financiera.
Más allá de los depósitos, cuánto más riesgo se asuma, mayor rentabilidad puede conseguirse. Pero no todos los inversores están preparados para navegar en estos mercados, que pueden ser muy volátiles. Esto es, experimentar subidas y bajadas bruscas en un corto periodo de tiempo.
El mercado de valores es otro de esos espacios para conseguir ingresos pasivos, vía dividendos. Además, si lo que se busca es crecimiento del patrimonio en lugar de rentas o ingresos pasivos, la mejor fórmula es hacerlo a través de gestión experta y especializada como fondos o carteras de inversión.
Lo cierto es que durante los años de la pandemia, la Bolsa tecnológica estadounidense (regida por el índice Nasdaq) ha vivido la fulgurante subida de las famosas ‘bigtech’ (Amazon, Meta, Twitter, Apple…), entre otras compañías. Pero en los últimos meses de este 2022, su volatilidad ha sido elevada.
Invertir en Bolsa tiene unas reglas que los inversores deberían apuntar en su cuaderno de notas: solo se debe destinar al mercado de renta variable aquello que no se precisa para vivir. Intentar transformar los beneficios bursátiles, en algo similar a una nómina, rara vez funciona porque exige una visión de largo plazo y una constante vigilancia de las posiciones. No todos los ahorradores están preparados para ver pérdidas tras pérdida, y no vender.
Guía final
No hay un camino sencillo para conseguir esos ingresos recurrentes. O bien hemos heredado los activos (ya sean bienes o capital) o bien habrá que generarlos durante la etapa laboral. Lo que sí depende del ahorrador es el destino. Y la clave transita por dos senderos: diversificar las inversiones y conocer nuestra mayor o menor aversión al riesgo. Invertir exige reflexión y asesoramiento.