¿Cuáles son las diferencias entre los distintos tipos de interés?
¿Tasa nominal (TIN) o efectiva (TAE)?, ¿interés fijo o variable?, ¿simple o compuesto? Conocer con precisión en qué se diferencian unos tipos de interés de otros es uno de los primeros pasos que debería dar cualquier persona que desee solicitar un préstamo o esté buscando la forma adecuada de invertir sus ahorros.
El dinero es un medio para obtener bienes y servicios o para hacer frente a obligaciones. Pero, al igual que sucede con otros objetos de cambio, el dinero también se puede comprar. Saber qué precio tiene el dinero en cada momento es fundamental para la salud financiera de particulares y empresas. En términos económicos, el precio del dinero es el interés, es decir, la cantidad que se paga por disponer de unos fondos en un momento concreto y por un periodo de tiempo determinado.
El dinero se puede comprar. Y se compra a crédito siempre que se esté dispuesto a pagar su precio. Así de sencillo y así de trascendente, porque el que acabamos de enunciar es uno de los fundamentos de la actividad económica en las sociedades modernas.
Cuando una persona o una entidad acepta realizar un préstamo, espera, por lo general, que transcurrido un cierto tiempo le sea devuelta una cantidad algo superior a la prestada. Esa cantidad adicional, el interés, depende en última instancia de un acuerdo privado: la parte que presta pone precio a su dinero y la que aspira al préstamo decide si ese precio le parece justo y si se compromete a pagarlo.
¿Qué es el interés fijo?
El interés fijo es aquel que no varía durante todo el periodo de vigencia del préstamo. Se determina en el momento de la firma del contrato financiero y permanece inalterado hasta que se salda la deuda, sin reflejar las variaciones en el precio oficial del dinero que se puedan registrar durante ese periodo. Suelen aplicarse a créditos de vencimiento anual, pero cada vez son más frecuentes en las hipotecas, debido sobre todo a que muchos de los que las solicitan prefieren conocer el importe definitivo de la deuda que asumen, sin arriesgarse a que el capital a devolver se incremente de manera drástica como consecuencia de un alza de los tipos de interés de referencia. Esta apuesta por la prudencia y la estabilidad puede, por supuesto, perjudicarles en caso de que ocurra lo contrario y los tipos oficiales bajen.
¿Qué es el interés variable?
El interés variable es aquel que depende por completo de la oscilación de los tipos oficiales y, por tanto, de las consecuencias prácticas de la ley de oferta y demanda. En créditos con periodo de amortización largo, como los hipotecarios, el tipo de interés se modifica cada año, con lo que ambas partes comparten los posibles riesgos asociados a los cambios en la situación económica general. Se trata de una opción que implica, para el ahorrador o solicitante de crédito, un mayor grado de incertidumbre que se puede ver reducido en caso de que se disponga de buena información sobre la previsible evolución de los tipos oficiales a medio plazo.
¿Qué es el interés mixto?
El interés mixto es una combinación de los dos anteriores. Se establece un interés fijo para los primeros meses (o primeros años) de vigencia del contrato financiero para limitar así la incertidumbre inicial y, a partir de un cierto momento previamente estipulado, se pasa a un interés variable.
Tipos de interés según el grado de complejidad de la amortización
Atendiendo a este criterio, relevante sobre todo en operaciones de inversión de capital, existen dos tipos de interés: simples y compuestos.
¿Qué es el interés simple?
El interés simple se calcula siempre sobre el capital inicial y no varía, no genera incremento del capital. Al final de cada periodo se liquidan los intereses previamente pactados.
¿Qué es el interés compuesto?
El interés compuesto es aquel en que los intereses de cada periodo (ya sea diario, semanal, semestral, anual…) se van sumando al capital inicial para producir nuevos intereses, con lo que se produce un beneficio económico exponencial. Los que ofrecen interés compuesto son productos financieros de alta rentabilidad pensados para atraer grandes inversiones a largo plazo.
En el caso de las entidades financieras, para las que el préstamo constituye una de las herramientas básicas de su modelo de negocio, ese precio del dinero puede depender de variables complejas como el riesgo de impago de cada operación concreta, pero en general viene determinado por un marco de regulación sectorial que tiene en cuenta tanto la ley de oferta y demanda como la situación económica en su conjunto.
Ese marco se conoce como interés oficial o precio oficial del dinero. En los países que, como España, forman parte de la eurozona, el Banco Central Europeo (BCE) es la entidad que se encarga de regularlo, marcando unos tipos de interés de referencia que son tenidos en cuenta en todo tipo de contratos financieros, incluidos créditos hipotecarios y de consumo. La principal referencia de esos tipos de interés oficiales es el Euríbor, un índice cuyo indicador a 12 meses se utiliza en la mayoría de hipotecas.
En el caso de México, el organismo que regula el marco financiero del país es Banxico. Su objetivo prioritario es “preservar el valor de la moneda nacional a lo largo del tiempo y, de esta forma, contribuir a mejorar el bienestar económico de los mexicanos”, según afirma en su web. El TIIE (tasa de interés interbancaria de equilibrio) a 28 días es la que se toma como referencia para los productos financieros como los créditos hipotecarios.
En la práctica cotidiana se aplican distintos tipos de interés que atienden a diversos criterios. Conocerlos y ser capaz de distinguir cuál de ellos nos resulta más conveniente en cada situación concreta, forma parte de los principios básicos de la educación financiera y nos ayuda a tomar buenas decisiones tanto cuando solicitamos un crédito como cuando somos nosotros los que depositamos nuestros ahorros en una entidad bancaria y esperamos obtener un rendimiento para ese dinero que estamos prestando.
Tipos de interés en función de su grado de variabilidad
Se trata de una distinción básica y que resulta fundamental. Atendiendo a este criterio, podemos hablar de tipos de interés fijos, variables y mixtos.
Tipos de interés según su volumen real
Se trata de otra distinción clave y que los solicitantes de crédito deben tener siempre muy presente. En función de este criterio, podemos hablar de intereses nominales y efectivos.
Tipo de interés nominal (TIN)
El TIN es el que la entidad financiera cobra por prestar el dinero, pero no incluye los gastos y comisiones asociados al préstamo. Se trata, en consecuencia, de un indicador parcial que no da una idea exacta de los costes totales que acabará pagando el receptor del crédito.
Tipo de interés efectivo
El interés efectivo es el que viene reflejado en la tasa anual equivalente (TAE), que sí incluye costes, comisiones e intereses explícitos, implícitos y escalonados. Es decir, es el indicador fiable del volumen de deuda total que se asume. Mientras el TIN viene determinado en gran medida por el precio oficial del dinero, el TAE es mucho más discrecional y puede variar de manera muy significativa entre distintas entidades financieras. A la hora de solicitar un crédito, es siempre el TAE, no el TIN, el tipo de interés que debe ser tomado como referencia.