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Cómo será el empleo del futuro: tecnológico y menos jerárquico

El empleo del futuro se caracterizará por una mayor integración de la tecnología en los procesos laborales y estructuras de organización empresarial horizontales. La automatización de tareas repetitivas y la inteligencia artificial darán la oportunidad a los trabajadores de enfocarse en tareas más creativas y estratégicas, mientras que la descentralización de la toma de decisiones y el trabajo en equipo fomentarán un ambiente de colaboración y empoderamiento en el trabajo.

Para hacer posible esta revolución, que creará oportunidades y también obligará a trabajadores y empresas a reinventarse, es imprescindible, según los expertos, que en paralelo se desarrolle un sistema formativo capaz de adaptarse a las nuevas necesidades del mercado laboral. Así, las titulaciones asociadas a la tecnología y la digitalización seguirán siendo de las más solicitadas en el futuro, sobre todo en la región Europea, donde actualmente se lucha contra un déficit evidente de talento digital y científico. En España, el déficit de profesionales TIC superaba en 2022 las 120.400 vacantes, según los datos expuestos en el congreso DigitalES Summit. 

Más del 70% de empresas españolas experimenta problemas de escasez de talento al intentar cubrir sus vacantes, especialmente cuando se trata de perfiles cualificados. Una situación que, lejos de solucionarse, se espera que pueda empeorar durante 2023, según el Estudio Tendencias de RRHH 2023 de las empresas españolas de Randstad y CEOE.

En este contexto, titulaciones como informática, industriales, biomedicina, telecomunicaciones y similares serán las más demandadas, observa Pascual Parada, director académico y de innovación de IEBS Digital School. Así mismo, la solicitud de profesionales de matemáticas y estadística seguirá aumentando, pues son la base de la Inteligencia Artificial (IA) en plena expansión de desarrollo. También titulaciones como la filosofía o las humanidades verán un crecimiento en su demanda por la necesidad de incorporar valores éticos a los algoritmos.

Además, los trabajos del futuro requerirán de habilidades sociales que complementen esas habilidades técnicas, las llamadas soft skills, relacionadas directamente con la personalidad y la mentalidad.

¿Qué papel jugarán las máquinas en el empleo?

Un temor generalizado desde hace décadas es si el trabajo de las personas llegará a ser sustituido por máquinas, máxime cuando estas son cada vez más capaces de realizar todo tipo de labores. Ya hemos visto que no está siendo así, pero sí es cierto que la tendencia es que la tecnología sustituya tareas concretas dentro de los puestos de trabajo. “Un contable hoy no hace las mismas tareas que hace 20 años, pero sigue habiendo contables, lo único que ha cambiado son sus tareas que, gracias a la tecnología, ahora son de mayor valor para el negocio que antes”, apunta el experto de IEBS Digital School.

Según el Informe 2020 del Foro Económico Mundial sobre el Futuro del Empleo, la adopción tecnológica por parte de las empresas transformará las tareas, los puestos de trabajo y las competencias de cara a 2025. Para entonces, el tiempo dedicado a las tareas en el trabajo por humanos y máquinas será equitativo. De hecho, la tasa de automatización de la fuerza laboral será del 47% frente al actual 33% y los expertos de este Foro estiman que, para 2025, unos 85 millones de puestos de trabajo puedan verse desplazados por ese cambio en la división del trabajo entre humanos y máquinas o algoritmos.

Como contrapeso, se espera que pueden surgir 97 millones de empleos con funciones más adaptadas a la mencionada nueva división del trabajo, principalmente en sectores como los cuidados personales, las industrias tecnológicas de la Cuarta Revolución Industrial —como la inteligencia artificial, big data, cloud, IoT—, y en los campos de creación de contenidos.

¿Y cómo serán las condiciones laborales?

En cuanto a las condiciones de trabajo, sí se esperan cambios importantes derivados de una mayor formación y especialización de los trabajadores. Según viene advirtiendo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde hace años, el peligro de esta transformación tecnológica es ensanchar la brecha en las condiciones laborales. Por un lado, aquellas personas que desarrollan trabajos poco cualificados pueden ver empeorar sus condiciones, mientras que los empleos denominados de ‘cuello blanco’, aquellos que desempeñan niveles medios y altos y están relacionados con la tecnología o la ciencia, mejoran como consecuencia de la alta demanda de este tipo de perfiles.

Pero los empleos no solo cambiarán como consecuencia de su tecnificación, otra de las vertientes en las que también habrá novedades tiene que ver con el perfil de liderazgo y la manera de lograr los objetivos.

Los nuevos modelos de trabajo se rigen por estructuras cada vez menos jerárquicas, donde hay “menos jefes autoritarios y más jefes visionarios con capacidades de acompañamiento que adoptan una función de ser una palanca de crecimiento para sus equipos”, cree Pascual Parada.

Esto hará que el talento exija y busque líderes de este último tipo y empresas comprometidas con esos cambios, por lo que las organizaciones diseñarán estructuras más flexibles que permitan el crecimiento y desarrollo de su talento y, por tanto, su retención, así como aumentar la atracción de nuevo talento externo.

Es decir, el empleo del futuro se forjará a través de relaciones más humanas entre profesionales, sin dejar a un lado la competitividad del mercado. Alcanzar las metas a través del compromiso, y no del mandato, será una de las cuestiones importantes. Además, la flexibilidad para equilibrar la vida profesional con la personal seguirá aumentando la conciliación o la demanda por parte de los trabajadores.

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