Cómo saber si una empresa está en concurso de acreedores
El concurso de acreedores es un procedimiento judicial cuyo objetivo es que una persona o empresa, en situación de insolvencia, pueda hacer frente a sus deudas. Este mecanismo puede ser solicitado por el deudor, los acreedores, los socios, los herederos y los administradores de la herencia. En la actualidad, existen varios medios para averiguar si una empresa está inmersa en un concurso de estas características.
El concurso de acreedores es un mecanismo de satisfacción de deudas, aunque también funciona como solución de segunda oportunidad y como medida de protección social. “La persona (física o jurídica) o la empresa debe estar atenta, cuando tiene un bache económico, por si puede entrar en concurso”, explica María Pérez Pereira, profesora de Derecho Mercantil en la Universidad Francisco de Vitoria. “Lo deseable, en estos casos, es determinar si se pueden o no afrontar las obligaciones financieras con una previsión de entre tres y cuatro meses. En el caso de que no sea posible, hay que acudir a la ley concursal para salvar la actividad gracias a la protección de la normativa al deudor previsor”.
Indicios de que una empresa está en concurso de acreedores
Si se quieren hacer negocios con una empresa, es necesario estar en conocimiento de su situación financiera y su capacidad de pago. “Lo más rápido y sencillo es preguntar a los representantes de la sociedad”, explica el despacho de abogados Sirera + Saval. “No obstante, podemos encontrarnos con reticencias o no fiarnos”. Según esta firma, entre los indicios más habituales de que una empresa se encuentra en concurso de acreedores se encuentran:
- Retraso en el pago de las deudas.
- Dificultades para obtener un crédito.
- Ejecuciones de las deudas.
- Dificultad para cumplir con las obligaciones.
- Cambio súbito en la dirección de la compañía.
En estos casos, una fuente oficial que permite conocer la verdadera situación de la compañía es el Registro Público Concursal que depende del Ministerio de Justicia. En ella, se incorporan todas las resoluciones procesales, asientos registrales o acuerdos extrajudiciales que afecten a un concurso. Otros medios para informarse son el Boletín Oficial del Estado (BOE), el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) o la solicitud de un certificado de solvencia a la entidad financiera correspondiente, la Seguridad Social o Hacienda.
Qué ocurre cuando una empresa entra en concurso de acreedores
Una compañía que se encuentra en apuros económicos o prevé que los va a tener debe reaccionar a tiempo para dar con una solución conveniente. “Es como ir al médico con pocos síntomas o cuando una enfermedad ya es irreversible”, dice María Pérez. “Debemos ser diligentes y previsores con nuestra situación económica y financiera. Si estamos en una situación de insolvencia actual o inminente, tal y como dice la norma, podemos solicitar entrar en concurso. Cuanto antes mejor, puesto que así la posibilidad de remontar el bache financiero será mayor”.
La actuación temprana es una baza muy importante a la hora de buscar un acuerdo con los acreedores durante este proceso judicial. “Si el concurso lo solicita el deudor ante una situación de insolvencia inminente, pero no tiene deudas impagadas, este puede resolverse en poco tiempo”, explica María Pérez. “Cuanto más avanzada está la "enfermedad", menos posibilidades tiene de cura, hasta que solo queda el recurso de la liquidación. Esto nunca es deseable, tanto por el propio tejido empresarial, como por el desgaste económico y personal que le supone al deudor”.
Para evitar este escenario, el empresario debe tener un conocimiento profundo de la situación contable de su compañía. “No es tan sencillo como parece y puede llevar a engaños sobre la realidad y las previsiones”, cuenta María Pérez. “Cuanto más grande sea el negocio, más personas involucradas deben conocer la sociedad de verdad”.
En el momento en el que la insolvencia de la empresa está suficientemente acreditada, el juez, según explica la web oficial de la Administración General del Estado, puede declarar el concurso de acreedores indicando:
- El carácter voluntario o necesario del concurso: dependiendo de si su realización se ha hecho a instancias de la empresa o ha sido solicitada por los acreedores u otras personas legitimadas.
- Efectos sobre las facultades de administración o disposición del deudor respecto de su patrimonio: En caso de concurso voluntario, el deudor conservará dichas facultades.
- Nombramiento de administradores concursales, es decir, de las personas encargadas de gestionar la compañía cuando esté en concurso de acreedores.
- Medidas cautelares para asegurar la conservación del patrimonio hasta la aceptación de dichos administradores concursales.
- Llamamiento a los acreedores para que comuniquen sus créditos.
Una vez iniciado, el concurso debería resolverse lo antes posible. “La ley fija unos plazos breves, puesto que la intención es salvar al deudor”, dice María Pérez. “Sin embargo, su cumplimiento depende del juez y de los acuerdos entre deudor y acreedores”. Una vez que se llegue a un pacto entre las partes, se firmaría el convenio correspondiente, con los plazos y las cantidades que se hayan acordado. De esta forma, la empresa podría continuar funcionando, mientras se pone al día con las deudas.
En el peor de los casos, la liquidación se realizaría de forma ordenada, teniendo en cuenta el orden de preferencia de los acreedores, según establece la ley. En total, el procedimiento completo suele tardar entre seis meses y dos años, aunque puede alargarse hasta los cinco o seis años.